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JOPUNTUA

Señoros confinados


Si alguno cayó en la tentación de afirmar que el confinamiento pudiese facilitar, a los humanos abocados a él, el ejercicio de la introspección, un procedimiento usado con el fin de inferir ciertas conclusiones de la inspección del propio sujeto, como quería Descartes, y que eso haría mejorar nuestra condición humana, que la próxima vez piense un poco antes de afirmar hipótesis tan inverosímiles.

La cercanía de la muerte no mitiga un ápice el sinsentido del bobo; si acaso, lo profundiza. El dolor ajeno lejos de conmover, al fascista lo reafirma. La situación de precariedad y desamparo de los desheredados, refuerza las convicciones de los ricos de ser diferentes y superiores por naturaleza ¿mismas leyes para los que habitan el barrio de Salamanca que para los que sobreviven en Vallecas? La aplicación de leyes iguales a individuos desiguales es contranatura. Lo llevan marcado en el ADN.

Si eras tonto de solemnidad el 14M, después de poco más de dos meses de «reflexión», sigues igual o peor. Veamos:

«Traidores, me vais a comer la polla por tiempo»” Juan Carlos Girauta a sus excompañeros del partido Ciudadanos. Se presentó a las elecciones, las perdió, los suyos no le ofrecieron mamandurrias y se fue resentido. El confinamiento, al parecer, no ha disminuido su resquemor pero ha aumentado el tamaño de su polla de manera exponencial pues su felación, como la desescalada, necesita de fases. También critica el gesto de hincar la rodilla en las protestas por el asesinato de George Floyd, ¿debido a la dificultad de hacerlo por la enormidad de su miembro? No, no, qué va. Porque «un hombre solo se arrodilla ante Dios».

De parecida opinión, Sánchez Dragó, aquél que practica sexo tántrico y eyacula pa dentro: «Los soldados y los policías que se arrodillan deberían ser inmediatamente expulsados de sus respectivos cuerpos por indignidad manifiesta, sumisión y cobardía». Tal acumulación de semen no puede ser buena, quizás su amigo Girauta debiera aliviarle un poco, por tiempos, por lo menos quitarle lo más gordo.

Una pena lo de algunos penes.