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Entrevue
JUAN CRUZ CIGUDOSA
CONSEJERO DE UNIVERSIDAD, INNOVACIÓN Y TRANSFORMACIÓN DIGITAL

«Si el 20% de la población se baja Radar Covid, mejorará la captación de casos un 30%»

Doctor en biología, estudió en Suecia, Manchester y Nueva York. Fundó el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, siendo responsable de citogenética molecular. Tras 20 años, regresó a Nafarroa como consejero.


Zigzagueamos por una amplia oficina vacía. Las pantallas encendidas llenas de post-it caducados meses atrás apuntan a que los trabajadores están accediendo a sus ordenadores a través de escritorios remotos. La única empleada de esta enorme sala del edificio de Tracasa nos indica la puerta desde una mesa perimetrada con cintas en el suelo para que nadie se acerque. En un despacho sin personalizar hay una mesa de reuniones preparada para videoconferencias. Junto a esta, otra mesa con algunos folios llenos de apuntes rápidos y sentado en la correspondiente silla giratoria, tras una mascarilla quirúrgica, está Cigudosa.

Le confieso mis dudas ante solicitar una entrevista a un consejero para hablar de una aplicación para móvil. Y, sin embargo, ha dicho que sí. ¿Tan importante es Radar Covid?

Es importante, porque nos va a ser muy útil y, además, se trata de una aplicación que preserva el anonimato y la privacidad de las personas. No se tienen datos de quién se la baja, etc, tiene que basarse en la solidaridad. Cuanta más gente la tenga activa, cuantos más teléfonos la tengan activa, mejor será la red que detecte los contagios.

Hemos entrado rápido al tema del anonimato. Continúa el recelo de cierto sector de la población que teme que usen Radar Covid para robarles datos.

Ni siquiera el sistema sanitario recibe los datos. Es muy importante entender esto. En Europa hubo dos opciones a la hora de buscar aplicaciones de rastreo. Una de ellas era centralizada. Había un servidor central único que guardaba, en la nube o donde fuera, todos los datos para que los estados llevaran el control. Esa opción la defendía el Reino Unido y, al final, se ha quedado solo allí. La otra opción es la descentralizada, donde no existe ningún repositorio, ningún servidor que almacene datos de nada. El único activo es el teléfono individual.

¿Le parece que repasemos el mecanismo?

El móvil se convierte en un emisor de códigos. Los lanza constantemente por Bluetooth e identifica si cerca de él hay otros teléfonos también activados lanzando estos códigos. Cuando una persona por el procedimiento normal descubre que has ido infectada, en Salud le preguntarán si tiene la aplicación.

En caso de que diga que sí, le pasarán un código para que lo introduzca en esa aplicación de móvil. Será, por tanto, voluntario. En cuanto introduzca el código en la aplicación, su teléfono identificará a otros teléfonos con los que se ha cruzado códigos durante más de 15 minutos seguidos a menos de dos metros los días de atrás. Pero, para eso, ambos teléfonos han de tener la aplicación.

Obviamente, solo recibirán el aviso de que han estado cerca de una persona que ha dado positivo aquellos que tengan la aplicación. Y este aviso, de nuevo, será anónimo.

Esa persona recibirá una notificación que le dirá «ha sido usted expuesto». No le dice ni cómo, ni cuando, ni cómo ha estado expuesto y tampoco, claro, quién le ha expuesto al virus.

Finalmente, este modelo de esta tecnología es la que se ha impuesto en la mayor parte del mundo.

Nace de la cooperación de Apple y Google y los primeros países que se metieron fueron Alemania y Suiza. Ya es de código abierto. No es propiedad de nadie.

Hace no tanto, se discutía si Apple y Google enseñarían el código, las tripas, para verificar que realmente no se usan los datos para otros fines.

Ya están abiertas. Desde el jueves todo es libre.

 

Pese a ser tecnología común, no en todos los países se ha puesto en marcha a la vez. Ni siquiera dentro del Estado se ha lanzado al mismo tiempo. ¿Por qué en unas CCAA se ha activado antes que en otras?

La aplicación se ha podido instalar en pruebas desde el minuto cero. El problema era quién certificaba que una persona era positiva por covid. Había que asegurarse, mediante un código concreto, que ese positivo era real. Había, por tanto, que alcanzar acuerdos, un convenio con los departamentos de Salud, para que los sanitarios se comprometieran a preguntar a todos los positivos si tenían la aplicación y facilitarles este código de verificación. Esos códigos los facilita la Secretaría de Estado de Comunicación a la Consejería de Salud de cada CCAA que se ha comprometido a hacerlo.

Tengo la aplicación abierta. Aquí hay un botón que dice «Comunica tu positivo COVID-19». Si lo pulso, me va a pedir este código al que usted se refiere, el que me darán si me sale una PCR positiva.

Exacto. Si no tienes el código que te ha dado Salud, el que te ha dado tu médico, no funcionará. La tardanza se ha debido a organizar esto. Algunas comunidades, como Aragón, decidieron arrancar en una zona concreta. Madrid ha dicho que ya tenía todo en marcha, pero en realidad solo funciona en determinadas partes, porque sólo los rastreadores de una determinada zona son los que van a preguntarlo. Aquí ya preguntan siempre. Al fin y al cabo, esta es una herramienta que ayuda a los rastreadores. Un rastreador te va a preguntar con quién has estado los dos o tres últimos días. Y si has estado con familiares, te acordarás, pero seguramente se te escape con quién te has sentado en la villavesa, porque lo más seguro es que no lo conozcas. Para eso vale el Radar Covid. Si el 20% de la población la tiene bajada y activa, se espera un 30% de mejora en la captación de contactos.

Hace unas semanas, entrevistamos a la jefa de los rastreadores navarros. Ella nos habló de la importancia cada vez mayor de la informática en esta pandemia. Desde Refena gestionan más de mil llamadas diarias y, en cada una, recaban una gran cantidad de datos. Tantos que humanamente ya no se pueden cotejar.

El soporte para cruzar los datos que se están recabando se lo estamos dando nosotros. Toda la parte de tecnología de la salud la lleva este Departamento. Salud detecta las necesidades, pero los que escribimos los programas y desarrollamos las herramientas somos nosotros.

Le quiero preguntar por Nasertic. Esa empresa pública también depende de ustedes.

Correcto.

En las últimas semanas, Nafarroa ha dado el salto en la cantidad de PCR diarias que se analizan.¿Por fin Nasertic está echando un cable? ¿O todavía se guardan esa baza?

Hasta la semana pasada no ha hecho falta. El laboratorio de Nasertic se ha mantenido abierto todo el verano por si fuera necesario. Está todo listo para que recurrir a ese laboratorio no requiera ninguna puesta a punto. No se han utilizado, pero se pueden utilizar mañana. Por el momento, todo lo analiza el Servicio de Microbiología.

Y sin embargo, en Nafarroa se ha pasado de 1.500-1.700 pruebas diarias como máximo a unas 2.800 debido al repunte.

Sí, pero no ha sido por Nasertic. Los robots que tienen en el Servicio de Microbiología se ha mejorado muchísimo. Su capacidad de analizar muestras se ha duplicado, igual que la de Nasertic.

No soy muy bueno con los números, pero los últimos días nos hemos colocado en 300 positivos. A poco que de cada uno salgan seis contactos, nos fundimos la capacidad de hacer pruebas revisando contactos estrechos del día anterior. Y ahora, con la vuelta al cole, llegarán clases enteras.

Es cierto que todo está planteado para crecer. Y se hará si es necesario.

Llevamos ya largo rato hablando de temas sanitarios y usted no es el consejero de Salud. Algún lector se puede preguntar por qué. ¿Quién es usted? ¿A qué se dedicaba el Juan Cruz Cigudosa antes de ser consejero de Universidad, Innovación y Transformación Digital?

Puse en marcha uno de los mejores centros de investigación de este país que es el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas. De toda mi experiencia profesional, de esto es de lo que estoy más orgulloso. Lo fundamos en el año 2000. Ahora nos codeamos con la élite mundial. También lancé una empresa de biotecnología basada en conocimiento y que ha dado trabajo y esperanza a mucha gente joven, a expertos en biotecnología, genética y bioinformática. En los últimos años, he sido presidente de la Sociedad Española de Genética Humana. Me ha tocado poner en valor y echar a andar lo que se conoce como medicina personalizada. De ahí que me esforzara tanto en mejorar mis capacidades en este tipo de disciplinas, porque en la medicina personalizada importa mucho la digitalización. Ahí es donde entra el manejo de Big Data, de Deep Learning y el conocimiento profundo e IA. Todo eso me ha tocado como genetista. Cuando vi este Departamento, me pareció que se parecía mucho a lo que me había tocado en la vida.

Cuando llegó al cargo no había epidemia. ¿A cuáles de sus proyectos tendrá que renunciar y cuáles sacará adelante sí o sí?

No renunciaremos al plan de banda ancha. La pandemia ha puesto en evidencia la importancia de la conectividad para el teletrabajo, combatir la despoblación y llevar una vida digna. Tampoco pararán las estrategias de medicina personalizada. A finales de año presentaremos una estrategia que será relevante. No renunciaremos al polo de innovación digital, que pienso que cambiará el modo en el que se percibe Navarra. Somos la comunidad con mayor PIB industrial, pero tenemos que caminar hacia una digitalización. Esto va a ser esencial. Tampoco vamos a renunciar a las becas. La universidad es el mejor ascensor social y queremos que nuestro sistema de becas sea el mejor.

Ahora que notamos tanto el valor que tienen, ¿dónde están los científicos navarros?

Madrid y Barcelona drenan de talento al resto del Estado. Hemos puesto mucho dinero en becas predoctorales. Si se quedan a hacer la tesis, puede que se queden más tiempo. O que vuelvan. También sacamos becas industriales para que esos conocimientos se queden en empresas de aquí. Intentamos hacer algo con los recién licenciados, pero reconozco que atraer el talento senior es más complicado.