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Lucía Lacarra e Iratxe Ansa, premios Max para la danza vasca

La zumaiarra Lucía Lacarra y la donostiarra Iratxe Ansa son dos bailarinas con una importante carrera internacional, de eso no hay duda. A los muchos galardones de su carrera unieron anoche dos Max de las artes escénicas estatales, por dos proyectos muy especiales. Como era de esperar la gala de los premios de la SGAE (Sociedad General de Autores) tuvo de todo: desengaños y alegrías. Y fue también la noche de Juan Diego Botto y de la escritora Irene Solà.


«Por mucho talento y trabajo que tenga uno, uno solo nunca llega a ningún sitio». Lucía Lacarra, una de las grandes bailarinas internacionales, recibió con este baño de humildad su primer Max como mejor Intérprete femenina de danza por “In the still of the night”. Todo en una noche en la que otra reconocida bailarina de danza contemporánea y coreógrafa vasca, la donostiarra Iratxe Ansa (Premio estatal de danza 2020), vio también premiado con dos Max su “CreAcción”. Alegrías para unas, tristeza para otros, como es habitual en los premios Max, los premios más importantes de las artes escénicas del Estado español, y cuya edición número 25 se desarrolló anoche en el Teatro Principal de Maó, la capital de Menorca.

Con “CreAcción” Iratxe Ansa e Igor Bacovich crearon un montaje de danza contemporánea a través de un proceso participativo en el que un grupo de personas no vinculadas a la danza interactuaba durante varias semanas con su Metamorphosis Dance y los bailarines de la compañía. De ahí surgió este montaje, coproducido por el Museo de la Universidad de Navarra, que ha recibido dos Max: Mejor Coreografía y Mejor Iluminación.

Ni Ansa ni Bacovich pudieron estar en Menorca debido a que están a punto de estrenar; la que sí estuvo fue Lucía Lacarra, quien por segundo año consecutivo llegaba como finalista. La premiaron por “In the still of the night”, un espectáculo inspirado en los éxitos de los años 60, creado y producido junto al primer bailarín Matthew Golding. Golding es también su marido y autor de la coreografía de este espectáculo, cuyo estreno en el Estado tuvo lugar en el Arriaga. La zumaiarra quiso recordar a quienes han sido su «columna vertebral para mantener el sueño y el corazón en su sitio» durante todos estos años de exitosa carrera: su familia y, sobre todo su madre.

No se cumplieron las expectativas para las compañías vascas Dimegaz y Harrobi Dantza Konpainia –“Harria herria” optaba al Max al mejor espectáculo de calle–, ni para Anita Maravillas & Portal 71. Los zornotzarras vieron cómo el Max al mejor espectáculo para público infantil, juvenil o familiar al que optaba por “Kotondarrak” –una obra de títeres que recrea la lucha obrera de las mujeres en industrialización– se lo llevaba la compañía andaluza Espejo Negro por su espectáculo “Cris, pequeña valiente”, una valiente reivindicación de la infancia trans.

Sí se cumplieron, sin embargo, para Sandra Ferrús, actriz y dramaturga valenciana afincada en Donostia, que optaba a dos Max pero se tuvo que “conformar” con uno: el de Mejor Actriz, por “La Panadera”, una obra con un planteamiento muy actual: una mujer de 40 años, con vida tranquila y familia, un día se despierta con la noticia de que por las redes sociales corre un vídeo íntimo suyo. Emocionante ha sido su dedicatoria a su pareja, el también actor Martxelo Rubio, y a sus hijos, presentes en el teatro. Ferrús lo ha querido compartir con «las mujeres que han sufrido violencia machista digital»

Y la gran ganadora de la noche fue “Canto jo i la muntanya balla”, la versión teatral de la exitosa novela la Irenè Solá, que llevó tres de los cinco galardones a los que optaba. Mientras, “Una noche sin luna”, una comprometida obra escrita y protagonizada por Juan Diego Botto que partía como gran favorita con cuatro nominaciones se ha llevó las de Mejor Actor y Mejor Espectáculo. Con un Botto ausente, desde la distancia quiso lanzar su denuncia contra el avance de la ultraderecha y reivindicó la memoria «de aquellos que siguen en las cunetas, como Lorca».