09 JUIL. 2022 CRÍTICA «MONEYBOYS» Prostitución masculina y éxodo rural en China Mikel INSAUSTI DONOSTIA El debutante C.B. Yi tuvo que rodar este primer largometraje en su Taiwán natal, ya que trata el tema de la prostitución masculina en China continental, y el actor principal Kai Ko tiene problemas legales para entrar en el país por un asunto relacionado con drogas. Lo ha podido hacer gracias al apoyo financiero europeo, lado del que le han llegado también los premios, al ganar los Max Ophüls del cine austriaco a Mejor Película y Mejor Guion. El estilo narrativo y visual de C.B. Yi se mueve entre el mundo occidental y el oriental, al haberse formado en la Academia de Cine de Viena con Haneke como profesor, si bien su esteticismo y sentido del color están influidos por Wong Kar-Wai. Hay un constante balanceo entre el distanciamiento del cine de autor centroeuropeo y una pulsión emocional más asiática, lo que le viene muy bien para describir el estado anímico de su protagonista, porque, mientras los planos estáticos y sin cortes expresan su bloqueo interior, la cámara en movimiento refleja su agitada vida. Desde el principio queda claro a qué se dedica el joven Fei, y lo que “Moneyboys” (2021) quiere transmitir es que la existencia de esos “chicos del dinero” no es nada fácil. El mero hecho de ser gay complica las relaciones sentimentales con las profesionales, a la vez que compromete sus vínculos familiares. Fei cumple con la tradición de enviar parte de sus ganancias a la familia, pero cuando vuelve al pueblo para visitarles comprueba que han aceptado las transferencias pero desaprueban la procedencia de dichas cantidades, ya que lo consideran una deshonra. Es una contradicción cruel, que se extiende al conflicto de identidad entre la China tradicional y la moderna. Para un joven recién llegado al medio urbano es imposible subsistir con un sueldo de la construcción, y menos aún mandar dinero a casa.