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El tripartito de Scholz muestra signos de desgaste después de un año

Olaf Scholz (SPD) ha incumplido una promesa al sustituir a su ministra de Defensa por un varón. Los Verdes pierden credibilidad ecologista tras el desalojo de Lützerath a favor de la industria del carbón. El ministro de Finanzas, Christian Lindner (FDP), está en el foco de la Fiscalía de Berlín.

(John MACDOUGALL | AFP)

El tripartito de Olaf Scholz, formado por su SPD con los Verdes y el FDP, empieza el año con mal pie. El canciller ha tenido que nombrar un nuevo ministro de Defensa. Boris Pistorius (SPD) sutituye a Christine Lambrecht, que dimitió el lunes «por la presión mediática». Su gestión era objeto de continuas críticas. Al nombrar a un varón, Scholz incumple la promesa que hizo en 2021: «Un Gabinete liderado por mí tendrá, como mínimo, la mitad de mujeres». Ahora son siete de nueve.

Esa falta de coherencia explica, entre otras cosas, que la encuesta de Forsa sitúe al SPD en tercer lugar si hubiera elecciones ahora. Bajaría siete puntos, al 18%. La primera fuerza sería la Unión Demócrata Cristiana (CDU) de Friedrich Merz, que subiría cuatro puntos, hasta el 28%, respecto a los comicios generales de 2021. Scholz aún mantiene su ventaja sobre sus rivales cuando se plantea el hipotético escenario de poder votar directamente al canciller.

Mientras, los Verdes siguen cotizando alto con el 20%, seis puntos más. Sería segunda fuerza. Pero tiene que calmar a sus bases rebeldes, que no perdonan su giro de 180 grados al firmar un com promiso con la empresa RWE para la extracción de carbón en Renania.

Las protestas han convertido el ya casi destruido Lützerath en símbolo para una nueva generación de ecologistas. Está por ver si el partido entrega su último pilar ideológico, el ecologismo, en el altar de la realpolitik. En 1999 y 2001 sacrificó su pacifismo al llevar, con el SPD, a Alemania a las guerras de Yugoslavia y Afganistán.

Pero por su decidida política contra la Rusia

de Vladimir Putin y a favor de la Ucrania de Volodimir Zelenski, la ministra de Exteriores, Annalena Baerbock, era en diciembre la política mejor valorada. Tras ella, el también ecologista Robert Habeck (Economía y Clima). Baerbock, coherente en su política contra Moscú al exigir más armas para Kiev, lo justifica con una política exterior «feminista» y «basada en valores». Una máxima que aplica a Ucrania, pero no a Marruecos ni a Qatar, con quienes impera la necesidad de sustituir el gas ruso por su hidrógeno y gas licuado.

El FDP también pide, con los Verdes, más armas pesadas para Ucrania. Scholz muestra falta de liderazgo porque no pone a raya a sus socios, ya que el SPD es más cauto para evitar una mayor escalada en su conflicto con Rusia. Al final, Scholz accedió al envío de los blindados Marder a Ucrania solo por la presión de Washington y París.

Mientras la cúpula verde se muestra segura por los sondeos, el FDP debe ir con pies de plomo. Su líder y ministro de Hacienda, Christian Lindner, está a punto de ser investigado por la Fiscalía de Berlín, que sopesa pedir al Bundestag que levante su inmunidad para investigarlo por corrupción. Se trata de un formalismo que no anticipa su culpabilidad, pero sí suscita dudas sobre su conducta. El caso tiene que ver con un banco que le pagó como conferenciante siendo parlamentario y le concedió un crédito millonario en condiciones extra- ordinarias. Ya como ministro, no informó de ello ni de que seguía manteniendo relaciones comerciales con la entidad.

Prevalece la presunción de inocencia, pero el asunto complica la situación del FDP, al que las debacles electorales de 2022 le han dejado con el 7% de apoyos, cuatro puntos menos que en 2021. Para intentar buscar perfil propio, busca la confrontación con sus socios.

Todo, con el trasfondo de los comicios regionales de Berlín del 12 de febrero, repetidos por irregularidades Los sondeos pronostican pérdidas para el SPD y el FDP.