Caos azul

El antivirus diabólico que ha desencadenado un caos casi universal puede dar motivos para una jaculatoria, una canción del verano o una declaración de principios sobre la dependencia global de algunas grandes compañías que nos suministran servicios variados cibernéticos, es decir, los que nos controlan, nos conducen de manera sutil, nos vapulean y nos intoxican, la mayoría de las veces, con nuestro consentimiento a base de una publicidad incesante que nos lleva a creernos formar parte de algo superior a nuestras posibilidades económicas y, sobre todo, a nuestra inteligencia.

Aeropuertos, bancos, hospitales, ayuntamientos, energéticas y particulares afectados en todo el mundo por una actualización del antivirus más usado en el mundo que ha chocado directamente con la maquinaria de Bill Gates que ha reproducido el error, el caos que se manifiesta de la manera más explícita al encender tu ordenador y no salir de la pantalla azul que te lleva a la desesperación. Una situación que nos anuncia la debilidad del propio sistema, de lo vulnerable que es todo este tinglado que se nos presenta como infalible.

Hay otro caos, pero blanco, en forma de apósito en la oreja derecha, que es la nueva simbología de la ascensión divina de Donald Trump que usan sus partidarios como mensaje rotundo, definitivo. Mientras tanto vemos subiendo y bajando escalerillas de su avión presidencial a Joe Biden y es difícil descifrar esta insistencia de sus servicios de comunicación. ¿Sube o baja? Parece que está decantada la decisión de sustitución del candidato demócrata.