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ELECCIONES PRESIDENCIALES EN EEUU

Primera entrevista de Harris como candidata: «Mantengo mis valores»

La candidata demócrata a la Casa Blanca Kamala Harris ofreció el jueves su primera entrevista en profundidad. Lo hizo junto a su compañero de ticket Tim Walz, en la cadena CNN. En ella, la vicepresidenta de EEUU defendió su «evolución» de los últimos años hacia posiciones menos progresistas en varios temas, pero dijo que mantiene sus «valores».

Kamala Harris interviene durante un mitin de campaña en el Enmarket Arena en Savannah. (DPA | EUROPA PRESS)

Los republicanos llevaban semanas acusándola de no querer responder a las cuestiones incómodas de los periodistas. Kamala Harris ha respondido a preguntas sueltas de los reporteros que siguen la campaña o de ciudadanos que acuden a sus actos, pero en EEUU el o la candidata suele enfrentarse al escrutinio de la prensa para defender su proyecto y defenderse de las contradicciones que aparezcan en su biografía.

La candidata demócrata aseguró que haría una entrevista antes de que terminara agosto y lo hizo justo dos días antes, en la cadena CNN. La presentadora Dana Bash - que ya moderó el debate entre Donald Trump y Joe Biden en junio- la entrevistó durante casi media hora. No hubo grandes descubrimientos y tampoco Harris brilló especialmente ni cometió errores, con lo que el comentario de «aburrido» que lanzó Trump en sus redes sociales tras la entrevista puede considerarse como una pequeña victoria para el equipo de la vicepresidenta.

Los responsables de la campaña republicana criticaron que Harris no hiciera la entrevista sola y que no fuera en directo (se grabó el jueves al mediodía en una cafetería de Savannah, pero se emitió por la noche, en horario de máxima audiencia). Si los estrategas demócratas querían mostrar una candidata centrista, alejada de las acusaciones de radicalidad de Trump, el mensaje parecía apuntar en esa dirección, la de alejarse de una imagen progresista (apenas incidió en el tema del aborto durante la entrevista).

Dana Bash centró el escrutinio a la candidata en una de las acusaciones que Donald Trump suele lanzar contra ella: su posición de «veleta», cambiando según sople el viento. Así, le recordó que, mientras que en 2019 defendía prohibir el fracking, después se volvió contraría a tomar esta medida, ya que, en Pensilvania (uno de los estados clave en las elecciones), esta técnica emplea a mucha gente. «No he cambiado mis valores. Creo que es muy importante que nos tomemos en serio lo que tenemos que hacer contra lo que claramente es una crisis climática». Pero matizó: «como vicepresidenta no he prohibido el fracking. Como presidenta tampoco lo haré. He visto que podemos crecer e impulsar una boyante economía verde sin prohibir el fracking».

Otros de los temas en los que habría «evolucionado» sería la inmigración. Si hace cinco años como senadora progresista afirmaba que la «inmigración ilegal debería ser despenalizada», el Ejecutivo de Joe Biden del que Harris forma parte ha intentado medidas restrictivas. La vicepresidenta defendió que «tenemos leyes que se deben cumplir y esas personas que cruzan la frontera de manera ilegal deben afrontar las consecuencias». Harris acusó a Trump de boicotear una nueva ley que los congresistas de ambos partidos habían acordado y aseguró que, si se llega a aprobar con ella en la Casa Blanca, la firmará.

En el ámbito internacional, reiteró su apoyo «inequívoco e inquebrantable» a Israel, pero denunció que «demasiados palestinos inocentes han sido asesinados». Indicó que «esta guerra debe terminar y debemos llegar a un acuerdo para la liberación de los rehenes. No podemos permitirnos volvernos insensibles ante el sufrimiento. Y no me quedaré callada». Pero cuando Bash le pidió detalles sobre lo que le exige parte de su posible electo- rado más a la izquierda, como un embargo de armas a Israel, admitió que mantendría la línea actual. A la pregunta de «¿no habrá cambios en cosas como las armas, etc?» Kamala Harris respondió que «no».

Harris explicó cómo se enteró de la decisión de Biden de retirarse. Dijo que estaba preparando el desayuno con su familia y estaban a punto de hacer un puzle cuando sonó el teléfono. «Le dije, ¿estás seguro? Y me dijo que sí. Y así me enteré», señaló. Aseguró que él mismo le ofreció su apoyo para que ella liderara la candidatura demócrata. «Mi primer pensamiento no fue sobre mí, para ser honesta, lo fue sobre él», sostuvo.

BATALLA POR EL SUR

Kamala Harris fue entrevistada en la CNN durante el tour de campaña que realizó al sur de Georgia con el candidato a vicepresidente, Tim Walz. El motivo: aunque el voto demócrata de este estado en disputa se concentra en la capital, Atlanta, y sus alrededores, el equipo de campaña de Harris sabe que tendrán que movilizar también el voto rural negro.

En 2020, Biden y Trump prácticamente empataron con 2,5 millones de votos cada uno. Once mil votos de diferencia otorgaron 16 votos electorales decisivos para que Biden llegara a la Casa Blanca, pese alos intentos de Trump de manipular el resultado (llegó a presionar al secretario de Estado para que «encontrase donde sea» los votos que le faltaban). Esta vez, la disputa en Georgia se podría embarrar aún más, ya que las autoridades electorales, mucho más leales a Trump, acaban de aprobado normas que auguran un caos total si el resultado en noviembre es ajustado.

Las encuestas se han movido a favor de Harris en las últimas semanas en varios distritos electorales. Además de Georgia, los demócratas consideran posible ahora ganar en Carolina del Norte, que en los últimos años ha votado republicano (Obama ganó en 2008, pero no en 2012, y Trump fue el más votado en 2016 y 2020). Al igual que Georgia, se trata de un estado sureño y tradicionalmente conservador que está cambiando demográficamente, con un aumento de la población urbana y suburbana en la costa y en núcleos financieros como Charlotte.

En cualquier caso, aunque los movimientos en las encuestas son remarcables, tampoco han sido extremos. La apuesta principal de los demócratas sigue estando en los tres estados industriales de Wisconsin, Pensilvania y Michigan, pero ahora perciben que tienen posibilidades en el llamado «cinturón soleado» del sur: Nevada y Arizona en el oeste, y Georgia y Carolina del Norte en el este. Son swing state o estados bisagra en los que Trump aventajaba a Biden en las encuestas, y en los que Harris ha logrado recortar esa diferencia e incluso ponerse por delante en alguno. En el caso de Carolina del Norte, el sondeo de la cadena Bloomberg le daba diez puntos de ventaja a Trump sobre Biden en abril, mientras que esta semana Harris aparecía dos puntos por delante del expresidente.

Tras el tour de Georgia, Walz visitó Carolina del Norte («esperamos ganar aquí», dijo en Raleigh). Mientras, Harris se dirigirá la semana que viene al sur, a Florida, a recaudar fondos y a participar en un nuevo tour, que partirá del condado de Palm Beach, donde vota Trump, para recorrer otros distritos. El mensaje principal será responsabilizar al expresidente «del devastador impacto» que ha tenido la anulación del derecho constitucional al aborto.

Los más optimistas entre los demócratas también sueñan con arrebatarle Florida a Trump (es el estado en el que vota). De hecho, se consideró un estado bisagra hasta hace poco (no hay que olvidar que Bush consiguió la Presidencia de 2000 tras semanas de bloqueo en el recuento de Florida), pero que está votando republicano recientemente. Sin embargo, tras las medidas extremas del gobernador Ron DeSantis contra el derecho al aborto y la reacción feminista que ha conseguido convocar un referéndum el mismo día de las presidenciales, algunos consideran que esta movilización podría arrastrar a parte de la población a votar a Kamala Harris.