Muy poca gracia

Mirada la situación de la vida política en todas sus fases, modelos e importancia geoestratégica, la verdad es que hace muy poca gracia la manera infantiloide con la que se insultan, se enfadan, cargan las tintas en asuntos personales, anulan cualquier vestigio de contenido realmente político y malvivimos en un pésimo espectáculo audiovisual. Es una degradación que solamente puede servir a la intereses de los más reaccionarios, ya que se devalúa de una manera absoluta la credibilidad de los políticos, se subvalora la palabra dada y más todavía la bien dicha, la ciudadanía debe estar apuntada a las plataformas donde le ofrecen miles de series para huir del culebrón destructor de toda cualidad democrática que se está interpretando constantemente muy mal.

Está claro que se retroalimentan, que polarizar la nada lleva a una nada ampliada, pero no se puede estar riendo más las gracias que no respetan la más mínima jurisprudencia institucional. Ayuso, con todo su equipo de agitadores antitodo que no sean sus chanchullos, está creando un ambiente propicio a cualquier intentona golpista más allá de la que los de las togas ya están llevando a cabo. Es vivir en la histeria adobada en posturas cretinas que generan un malestar gratuito pero que puede acabar mal, muy mal.

No es necesario que finjan más, los de la banda de Ayuso, Aznar y MAR saben que los paniaguados de Génova no van a rechistar, hagan lo que hagan y digan lo que digan, aunque lo tenga que bendecir con sus tonterías insulsas Borja Mari para hacer ver que Feijóo manda, al menos en su peluquero.