Mikelarena se pasa a la novela con «Líneas de frontera»

El historiador Fernando Mikelarena ha emprendido una andadura literaria con la novela “Líneas de frontera”. La guerra sucia de la dictadura de Primo de Rivera sale a la palestra en esta obra.

Con “Líneas de frontera”, el historiador Fernando Mikelarena inicia una andadura literaria a través de la serie “Errandonea. Contrabando, conspiración y guerra civil”, que abarca el periodo entre 1925 y julio de 1936 a través de las andanzas del beratarra Clemente Errandonea, un joven oficial de telégrafos que se convertirá en agente secreto y contrabandista a las órdenes del general Mola.

Según detalló Mikelarena durante la presentación de su obra a los medios, la novela, publicada por la Editorial Lamiñarra, se gestó en 2020 y supone su incursión en la ficción histórica, «desde el convencimiento de que, con cierto arraigo en la realidad del pasado, puede ayudar a difundir cuestiones relacionadas con nuestra memoria histórica».

Además, recurrir a la ficción, le ha permitido sacar a la palestra «esas cuestiones que no se pueden documentar, pero que podemos intuir que ocurrieron, aunque no se pueden demostrar».

Partiendo de esa filosofía, se ha embarcado en una andadura literaria que, por el momento, consta de tres volúmenes y que arranca con “Líneas de frontera”, la primera aventura de Clemente Errandonea, un joven oficial de telégrafos que termina en la guerra de Marruecos, donde se verá inmerso en el asedio de Dar Akobba en 1924, «donde el general Mola pasó las de Caín».

En ese lugar, el beratarra Errandonea tiene un papel relevante «por sus habilidades al diseñar un código de codificación basado en el euskara, como hizo el Ejército estadounidense en Guadalcanal durante la Segunda Guerra Mundial», recordó el autor.

En vista de sus cualidades, Mola decide transformarle en agente secreto y en contrabandista a sus órdenes y de Agustín Arrieta, capo del contrabando en la zona del Bidasoa y otro de los personajes históricos que pueblan las páginas de “Líneas de frontera”, como también es el caso de Miguel de Unamuno, Marichu de Ventaquemada, el capitán Cueto, el comisario Fenoll, Alfonso XIII, el general Berenguer y el director de “Diario de Navarra” del momento Raimundo García, ‘‘Garcilaso’’.

Con el caso de Arrieta, puso de relieve las paradojas que algunas veces se dan en la realidad y que superan a la ficción, ya que fue condecorado por los gobiernos español y francés por facilitar caballerías para la guerra de Marruecos y la Primera Guerra Mundial, respectivamente, pero también colaboró en el suministro de armas para los franquistas y, a la vez, su red ayudó a escapar a republicanos.

GUERRA SUCIA

A partir de todos estos elementos, Mikelarena se adentra en «las oscuras maniobras de la Policía española que tratan de incriminar a Miguel de Unamuno en conspiraciones revolucionarias, con la intención de que las autoridades francesas alejen de Hendaia al escritor».

No es el único caso de guerra sucia de la dictadura de Primo de Rivera que aparece en la novela, ya que también se hace referencia a un supuesto incidente con anarquistas en noviembre de 1924 en Bera y que, en realidad, «fue un montaje policial para desacreditar al anarquismo».

Incluso también está presente al uso de armas químicas por parte del Ejército español en la guerra de Marruecos, una espinosa cuestión sobre la que se pasa habitualmente de puntillas, a pesar de que algo parecido hicieron, por ejemplo, los militares italianos en Abisinia, recordó Mikelarena.

A pesar de que señaló que «aunque siempre me ha interesado, no soy barojiano», Pío Baroja está presente de diversas maneras en la serie, tanto por el escenario en el que se desarrolla parte de la trama, la zona del Bidasoa, como porque el propio Errandonea está influido por él y el mismo escritor aparece en otra de las novelas de la serie.

Además de tratar la situación política del momento, Mikelarena también ha querido adentrarse en otros temas, como «la nostalgia por el pasado, el concepto de la intrahistoria y cómo varios personajes se enfrentan a sus conflictos psicológicos personales». En este sentido, el protagonista «rebasará líneas de frontera no solo geográficas, sino también éticas».

Un conjunto de situaciones y de elementos con los que el autor ha querido aproximar a los lectores a esa época, porque «veía interesante que la gente sepa más sobre aquellos años».