29 MAR. 2025 Entrevue Julio Medem Cineasta «Los traumas, para afrontarlos, hay que sacarlos a la luz» Julio Medem presenta nueva película tras siete años de silencio y un largometraje sobre Picasso que aún aguarda estreno. Su última realización, titulada ‘‘8’’, acaba de llegar a las salas y es una evocación en clave poética de eso que se ha dado en llamar ‘‘las dos Españas’’. (Álex ZEA | FESTIVAL DE MÁLAGA - Jorge FUEMBUENA) Jaimew IGLESIAS La nueva película de Medem, arranca el 14 de abril de 1931. El día en que se proclama la II República vienen al mundo de manera simultánea dos niños: Octavio y Adela, cuyos destinos quedarán irremisiblemente entrelazados desde ese momento. Una historia de encuentros y desencuentros donde el cineasta vasco apuesta por la poética a la hora de priorizar el amor sobre la confrontación. La anterior vez que le entrevistamos nos dijo que todas sus películas parten de una imagen de su subconsciente. ¿También es el caso de «8»? La película está dividida en ocho capítulos y el primero de ellos contiene esa imagen que me sirvió como punto de partida, con dos personas que nacen el mismo día, prácticamente a la misma hora y a unos pocos kilómetros de distancia. Me atrae mucho esa idea de que pueda haber personas unidas por conexiones insondables. A partir de ahí escribí todo ese primer capítulo de manera casi automática y, al acabar, me di cuenta de que tenía estructura de bucle, es decir, había escrito una especie de 8 y tenía que rodarlo en continuidad. Y ya a partir de ahí, teniendo definidos los personajes y el vínculo que existe entre ellos, decidí rodar una historia donde ambos se mantuvieran conectados pero separados, y dividirla justamente en 8 capítulos. Y según la escribía me di cuenta de que estaba haciendo una suerte de poema que, de algún modo, tenía reminiscencias de ‘Los amantes del círculo polar’, aunque en el fondo se trate de dos películas muy diferentes. Pero esas conexiones no solo se dan respecto de «Los amantes del círculo polar», sino que «8» está muy vinculada también a su anterior largometraje, «El árbol de la sangre», en esa exploración de las raíces, de las genealogías y de la violencia vinculadas a la propia historia del Estado español. En la medida en que me dejo llevar por el subconsciente, hacer películas para mí es como hacer una sesión de psicoanálisis. Supongo que hay algo ahí, dentro de mí, que me lleva a esos temas, a explorar esos territorios. Cuando empecé con este proyecto ni siquiera sabía que iba a hacer una película con un fondo político, simplemente quería contar la historia de dos personajes que están conectados. Pero cuando escribí el segundo capítulo, que está ambientado en la guerra civil y que sitúa a cada uno de estos dos personajes en un bando distinto, eso inevitablemente me llevó a hablar de las dos Españas a partir de ese poema de Antonio Machado donde él dice ‘‘una de las dos Españas ha de helarte el corazón’’. Sobre esa base y siguiendo de un lado a Octavio y de otro a Adela, al final hablo de la España que le toca a cada uno de ellos. Sobre ese punto de partida fui sacando la historia. La película, efectivamente, se abre con esa cita de Antonio Machado y se cierra con una dedicatoria que expresa un deseo de reconciliación entre esas «dos Españas». ¿No teme que esa declaración de intenciones lleve a que le acusen de naif o de equidistante? Esa dedicatoria que comentas es similar a la que clausuraba ‘‘La pelota vasca’’, donde dedicaba la película ‘‘a todos y cada uno de los vascos’’. Y ya aquello me valió para que me acusaran de eso que comentas, pero no pasa nada, no es algo que me preocupe. En aquella película quise construir una especie de polifonía y aquello ya supuso un gesto político claro desde el momento en que la derecha negaba cualquier posibilidad de diálogo… Aquí estoy en otro escenario distinto pero, en el fondo, el carácter fratricida de la propia guerra civil revela una suerte de trauma psicosocial que seguimos arrastrando. Porque los traumas, para afrontarlos, hay que sacarlos a la luz y hablar de ellos. Si los tapas y los niegas, los traumas al final se van a repetir, que es justo lo que está pasando ahora. Por eso una película como ‘‘8’’ es también una suerte de llamada de atención, de decir ¡cuidado! Porque tanto Adela como Octavio son dos víctimas silenciosas del cainismo y frente a eso lo que propongo es un deseo, que es lo que yo llamo ceremonia del perdón. Porque hay que saber pedir perdón, solo a partir de ahí es viable que triunfe el amor. Esta película es una reflexión social sobre las consecuencias del cainismo. Sin embargo, ese clima de confrontación y de crispación que se alienta hoy desde algunos frentes parece jugar en contra de ese deseo, ¿no? Bueno, la realidad es la que es y no es que no hayamos avanzado, es que hemos ido incluso para atrás. Pero, justamente porque no me interesaba hacer una narración en clave realista, me he permitido incidir en esa idea de reconciliación como algo deseable. No obstante, no soy tan ingenuo como para pensar que estamos en un escenario propicio para que se dé algo así. El capítulo donde reflejo esa pelea entre seguidores del Real Madrid y del Barça a principios de los años 90 me lleva a un segundo clima de cainismo donde se evidencia esa búsqueda permanente de la confrontación. De todas maneras, más allá de otras consideraciones, ‘‘8’’ es la historia de dos seres, Octavio y Adela, que funcionan como personajes, más allá de su significación política. En este sentido, la película, como muchas de sus obras anteriores, parece inspirada por esa lucha entre la voluntad y las evidencias, algo que no sé hasta qué punto puede llegar a definir también el trabajo de un cineasta. Eso es así. Cuando uno piensa en qué quiere contar, al final la historia que cuenta tiende a ser siempre la expresión de un deseo. Podía haber apostado por contar una historia de confrontación, pero al final opté por que ese vínculo entre Adela y Octavio cristalizase en una historia de amor tardía, que me parece algo precioso. Y esa historia de amor no solo refleja los deseos de los protagonistas, sino también mi propio deseo. ¿Qué papel cree que juega el azar a la hora de convertir en realidad esos deseos? Porque ese es un tema que está también en todas sus películas… En el momento en que esta película posee una estructura poética, tiene sus rimas, sus versos y sus repeticiones y esos recursos terminan por sacar a la luz imágenes del pasado que son las que conectan a los personajes. Y el azar es ese hilo invisible que termina por unirlos… Yo siempre quiero alejarme de lo último que he hecho, encuentro mucho placer y mucho gozo en probarme en registros nuevos, pero, al final, creo que me pasa un poco como a mis personajes y que esas imágenes del pasado están ahí y que, de un modo inconsciente, terminan por establecer un vínculo entre mis distintas películas. De hecho, junto al azar, hay otro tema recurrente en su cine y que aquí vuelve a estar presente que es el de la violencia como manifestación atávica… Atávica y masculina, porque, por ejemplo, en esa escena que te comentaba antes de la pelea entre hinchadas de equipos de fútbol, es evidente que se trata de una pelea entre machos. ¡Es algo horrible! Se trata de la irracionalidad llevada a su máxima expresión y ahí hay un sesgo muy patriarcal. Ya que hablamos de violencia y de confrontación. ¿Cómo lleva el hecho de que sus últimas películas hayan generado reacciones críticas tan exacerbadas? La verdad es que llevo años sin leer una crítica. Ni las buenas. ¿Para qué? Soy consciente de que con ‘‘8’’ me van a dar muchos palos pero también confío en que es una película que puede conectar muy bien con el espectador. Espero que el público vea la película y entienda desde donde la he hecho, que asuma que se trata de una película realizada en clave emocional y poética. Teniendo eso claro, yo creo que la pueden disfrutar mucho. Pero, ¿no cree que corren malos tiempos para la lírica? Siempre, y por eso a muchas de mis películas han sido tan cuestionadas. Luego pasa el tiempo e igual generan reacciones más templadas, pero en el momento de estrenarse… En general se valora poco la voluntad de riesgo. Una película como ‘‘8’’ conlleva una propuesta cinematográfica muy valiente y muy generosa. Y muy ambiciosa también, ¿no? Porque contar una historia que abarca casi cien años y hacerlo apoyándose únicamente en dos personajes y en una puesta en escena tan medida… Sí, por eso te digo que se trata de una película donde he asumido muchos riesgos. Ha sido un rodaje muy complejo, probablemente el más duro que he tenido hasta ahora. Cada plano que rodaba tenía que ir directamente a montaje y eso nos ha obligado a un trabajo de preparación exhaustivo. Con los actores estuvimos ensayando casi el doble de lo que estuvimos rodando… Todo eso hace que me sienta tan orgulloso de lo que hemos conseguido que, como comprenderás, me importa poco lo que pueda llegar a decir la crítica. PSICOANÁLISIS «En la medida en que me dejo llevar por el subconsciente, hacer películas para mí es como hacer una sesión de psicoanálisis» CONEXIÓN «Soy consciente de que con ‘8’ me van a dar muchos palos pero también confío en que es una película que puede conectar muy bien con el espectador»