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DE REOJO

Ruedas sin radios


Cuesta asimilar sin hacer un esfuerzo superlativo que existan ruedas sin radios. Para bicicletas, por ejemplo. Pero sirven para motos y servirán también para todo aquello que les parezca a los productores de estos inventos que rompen el equilibrio de lo imaginable y lo imposible convertido en posible y en elemento diferenciador. Una circunferencia de un grosor aleatorio es todo cuanto se necesita para avanzar por una vereda, un carril bici o una pista de persecución tras moto. Parece que, de momento, se trata de un invento clasista, ya que están al alcance de muy pocas economías, pero aporta eficacia supina en las bicis plegables.

Esta novedosa propuesta ha abierto discusiones fundamentalistas, debates mecanicistas, conferencias de física y geometría aplicadas y grupos de entregados seguidores convertidos en propagadores de la buena nueva y recalcitrantes detractores que encuentran misteriosas consecuencias contra la historia del ser humano. Si se miran las fotos y los vídeos, la sensación de truco de magia, de algo que escapa a la mecánica analógica y a la práctica de sostenibilidad en vertical u horizontal se acrecienta y produce sobresaltos, porque no existes ejes, nuestro peso no se sustenta en esos apoyos donde se instalan las palomillas que sujetan las ruedas y los cambios. O sea, todo funciona por otros mecanismos que tienen mucha enjundia narrativa pero que producen un ataque de perspicacia negacionista. Pero existen. Se están difundiendo, se hacen campañas sutiles. Y veremos cómo se implementa su uso y si algún equipo ciclista profesional empieza a usarlas. O no.