08 SEPT. 2025 KOLABORAZIOA El fuego y otros negocios Aster NAVAS Ha sido la palabra del verano. «Sobrevalorar». Abrió fuego −«Las vacaciones están sobrevaloradas»− el líder del PP. Por cierto, ese hombre está infravalorado. Tiene un rostro inescrutable, un gesto de esfinge: nadie sabe −y menos a estas alturas− si habla en serio o nos está vacilando. Un tipo así puede guardar un as en la manga, una escalera de color. De hecho, tuvo que salir a aclarar lo qué quería decir de verdad. La verdad; otra que tal. La verdad sí que está sobrevalorada. ¿A quién carajo le importa ya la verdad? Ahí tenemos a Netanyahu negando esa hambruna que él mismo ha provocado: al parecer, los gazatíes están en régimen de pensión completa; en un todo incluido. Lo decisivo es el relato: contar lo que quiero y que la gente lo aplauda. Y esa lógica no se limita a la política. Fíjense, si no, en Raphael Graven, el streamer que falleció hace unos días: se dejaba hostiar, vejar y torturar por una tropa de perturbados en Kick, una red social un tanto turbia, en la que ese espectáculo atraía cada vez a más seguidores. Las redes sociales también están infravaloradas; nos están haciendo un buen roto. Y hablando de redes, alguien debería darle un toque a Óscar Puente, que se pasa el día en X. Puede estar muy bien ser tan activo en −no lo olvidemos− la corchera digital de Elon Musk, y el ministro lo clava, pero si nos pillan a usted o a mí en el curro tuiteando a media mañana nos dan puerta. El caso es que el diputado vallisoletano ha puesto a caldo perejil el comportamiento de los últimos responsables políticos autonómicos en materia de incendios. Y ahí quería llegar. Porque todo esto me viene a la cabeza tras leer algunos testimonios sosegados y profundos sobre el negocio del fuego; un tema que estamos infravalorando −otra vez la palabra de marras− porque confundimos precio y valor. En la base de todos ellos subyace una idea principal: se gasta, interesada o desinteresadamente, muchísimo dinero en extinción y prácticamente nada en prevención. En esa premisa coinciden diarios como “Público” (“Un oligopolio controla el negocio privado de la extinción con medios aéreos”), “La Vanguardia” (“Existe una industria del fuego en Galicia”), páginas personales como la de Valentín Carrera (“El incendio forestal como modelo de negocio”) y organizaciones como FoRest in peace. Esta última recoge la opinión −la valoración− de bomberos como Íñigo Hernández o Sergio Aranzana, que saben de lo que hablan. Le ponen cifras, ejemplos como el presunto pelotazo de Terra Mítica: el ruinoso parque temático se construyó sobre uno de los últimos pinares mediterráneos, que fue arrasado por las llamas; señalan resquicios legales que permiten edificar casi inmediatamente sobre terrenos calcinados; se han leído la Ley de Montes. La información, así nos va, está infravalorada. También «calor» podría ser candidata a palabra del verano; no es justo −y dale...− infravalorarla. «Arder, hectárea, vecinos, desalojar, campanas...» Pero la que se lleva la palma es, sin duda, «sobrevalorar». El fuego −quiero decir, «juego»− que ha dado... En fin. Todo esto me viene a la cabeza tras leer algunos testimonios sosegados y profundos sobre el negocio del fuego; un tema que estamos infravalorando