10 OCT. 2025 EUROLIGA Un «buzzer beater» de Nunn rompe el corazón del Baskonia Los gasteiztarras empataron a 84 después de levantar un 73-82 adverso en el tramo final del partido y a pesar de la falta de puntos de Markus Howard. Kendrick Nunn, sobre la bocina, decidió su partidazo, autor de 30 puntos y faro de Panathinaikos. Diakite intenta frenar a Kendrick Nunn. (Raúl BOGAJO | FOKU) Arnaitz GORRITI GASTEIZ {{^data.noClicksRemaining}} Pour lire cet article inscrivez-vous gratuitement ou abonnez-vous Déjà enregistré? Se connecter INSCRIVEZ-VOUS POUR LIRE {{/data.noClicksRemaining}} {{#data.noClicksRemaining}} Vous n'avez plus de clics Souscrire {{/data.noClicksRemaining}} Al final, esto es el baloncesto: un balón que vuela por el aire y que entra, o no entra. Después de levantar un 73-82 adverso con un parcial de 11-2, cerrado con un rebote en ataque de Trent Forrest, finalizando él mismo una jugada de tres puntos errando adrede su segundo tiro libre, puso el empate a 84 con 4,4 segundos por jugarse. Saski Baskonia, pese a tener una falta por hacer para entrar en el bonus, decidió defender la jugada final. Mamadi Diallo pudo manotear varias veces a Kendrick Nunn, auténtico héroe de un Panathinaikos aún en construcción. El alero baskonista punteó el tiro del jugador heleno y este, autor de 30 puntos, anotaba el tiro ganador como una daga directa al corazón. Sangró por sus propios errores este Saski Baskonia que aún no sabe lo que es ganar, pero su carácter, esta vez sí, a pesar de un Markus Howard que no anotó un solo punto, lo llevó al borde de la prórroga. pero el basket tiene esto: Kendrick Nunn se pudo levantar y su «buzzer beater» entraba. Duele, pero este juego va así. «Aprecio el esfuerzo de nuestros jugadores, pero el final del partido es esto: la belleza y lo más cruel del baloncesto», declaraba un Paolo Galbiati resignado. Desde el salto inicial, si hubo alguien capaz de marcar la diferencia, ese fue el dúo conformado por Çedi Osman y Kendrick Nunn. Su movilidad y variedad de recursos resultó muy superior a la capacidad de respuesta de un Baskonia más o menos disciplinado en la defensa en estático, pero muy deslavazado en ataque, lo cual provocaba canastas en transición de estos dos jugadores del PAO, quienes llevaron a su equipo a una primera escapada con el 7-16, obligando a Paolo Galbiati a parar el partido. Con todo, pudo ser peor el desaguisado, ya que la entrada de Luwawu-Cabarrot supuso un faro ofensivo al Baskonia. De hecho, el alero francés ha anotado la mitad de los puntos gasteiztarras en este cuarto, alcanzándose el primer receso con 14-20 a favor de los pupilos de Ergin Ataman. Con un 5 de 20 en tiros de campo, poco más se podía aspirar. No se puede negar que los de Galbiati le echaran voluntad a su trabajo defensivo, pero esta vez la descompensación ofensiva fue notable. Tampoco es que el PAO hubiera presentado el mejor juego colectivo del mundo, pero los de Ergin Ataman encontraban en Nunn y Osman el modo de ir anotando y sacando ventaja ante un rival que daba la impresión de ir siempre un paso por detrás. Juntar a Forrest y Nowell supuso antes del descanso el mejor momento gasteiztarra, con un quinteto muy liviano, con Kurucs como único interior, flanqueado por Luwawu-Cabarrot y Diallo en las alas. Con una buena defensa de cambios que imposibilitó al PAO sacar ventajas con el cambio de asignación, los helenos se fueron atascando en ataque y, sobre todo gracias a los puntos de los bases, Saski Baskonia reaccionaba para arrimarse, aunque una antideportiva muy discutible sobre Hernangómez, pitada después del Instant Replay a petición del ala-pívot español, daba aire a un Panathinaikos muy agobiado, pudiendo llegar al paso por vestuarios con un 36-42 en el marcador y un cabreo monumental en la grada del Buesa Arena, que despedía al trío arbitral con una pitada de mucho cuidado. MAGRO CONSUELO La charla del descanso de Galbiati debió ser buena, porque el arranque fue de lo más esperanzador. Parcial de 7-0 con Sedekerskis al quite para meterla de tres, asistir por la espalda a Diakite y poner al Baskonia por delante 43-42 al palmear un triple que se le iba a salir a Markus Howard. Por fin, después de una primera mitad viéndolas venir, los 8.662 valientes del Buesa Arena brincaron de verdad. Pero de ahí se pasó a la escapada de Panathinaikos, hasta llegar al 56-71 en el último cuarto. Parecía que todo había acabado, pero el esfuerzo de Baskonia, con triples de Diallo y Luwawu-Cabarrot, y la habilidad en la línea de libres de Forrest, estuvo a punto de provocar la prórroga en un Buesa Arena en pie. Pero Nunn clavó un tiro en el corazón.