25 OCT. 2025 KOLABORAZIOA Crisis de la democracia burguesa Javier ORCAJADA DEL CASTILLO {{^data.noClicksRemaining}} Pour lire cet article inscrivez-vous gratuitement ou abonnez-vous Déjà enregistré? Se connecter INSCRIVEZ-VOUS POUR LIRE {{/data.noClicksRemaining}} {{#data.noClicksRemaining}} Vous n'avez plus de clics Souscrire {{/data.noClicksRemaining}} Viendo la situación real de las democracias consolidadas, habría que preguntarse si merece la pena defenderlas, o resultaría preferible la de Trump, como en EEUU, que apoya el genocidio de Gaza; Argentina, a Milei y su motosierra; Francia, con cinco jefes de Gobierno en 3 años; Gran Bretaña y el Brexit; Alemania, que defiende a Netanyahu o la española, el paraíso de la corrupción. Tantos fracasos... cabe analizar si no resultaría mejor entregar el gobierno a gestores capacitados, como demuestra China, o países formalmente no democráticos, pero eficientes y honestos. Cuál sería el interés de los países pobres para desear la democracia, si muchos solo tienen miseria e instituciones manejadas por aventureros y militares golpistas que manipulan las elecciones para alcanzar el poder. De poco le va a servir a un palestino votar si ignora si va a estar vivo al fin del día, o a una madre de Tanzania de 34 años, con sida y diez hijos de padres distintos. Que les hablen si la democracia es beneficiosa para pueblos fuera del umbral de la miseria, con ingresos económicos regulares, y que viven en casas y no en tiendas de campaña, que es la intemperie. En cambio, se debe analizar la lección de la transición del pueblo chino, que tiene conciencia y se constituye en nación tras la acción de líderes revolucionarios que tomaron el poder derrocando a las élites parasitarias históricamente dominantes, que fueron excluidas del nuevo proyecto fundado en el comunismo que ha convertido el país en una potencia desarrollada, igualitaria y libre, forzando a la «democrática» USA, que está al borde del golpe de Estado. Sin olvidar que la democracia se extiende solo por la quinta parte de la humanidad. Cabe analizar si no resultaría mejor entregar el gobierno a gestores capacitados, como demuestra China