Billete a la segunda ronda pagado con media hora para la vergüenza

La Real estará en el bombo de la segunda ronda de la Copa, tal y como era su obligación, tras eliminar a un equipo de la Preferente gallega. El partido deja, eso sí, media hora de ignominia, en la que parecía que se habían invertido los papeles, con un Negreira que fue capaz de encerrar en su campo a un equipo profesional.

Solo su falta de calidad en los metros finales les privó de igualar el encuentro. Las aguas volvieron a su cauce tras el descanso, pero nadie le quita el calentón a la parroquia blanquiazul.

Sergio Francisco apostó por el once esperado, dejando en el banco a los titulares frente al Sevilla y a Soler, que salió a la media hora de partido. Había expectación entre la afición por ver la actitud de jugadores como Sucic y Sadiq, que están contando muy poquito y que parece que se están desenganchando. El nigeriano combinó buenas acciones con errores clamorosos marca de la casa, y se mostró voluntarioso y activo. Por contra, al croata apenas se le vio.

El primer disparo entre palos llevó la firma de Zakharyan, que puso a prueba los guantes del portero gallego en un libre directo. El choque era un monólogo, y el segundo aviso fue doble. Aihen disparó con la derecha, el meta José rechazó el balón y Sadiq se topó con el larguero al golpear duro en vez de asegurar, con toda la portería para él.

El nigeriano sí estuvo brillante en una cabalgada por la banda izquierda con su peculiar estilo desgarbado para dejar atrás a su defensor, llegar hasta la línea de fondo y asistir ante la llegada de Goti (0-1, m.13). Una de cal y otra de arena, porque quien más quien menos recordó partidos pretéritos al fallar tras pase de la muerte de Marín, cuando solo tenía que empujarla. Protagonista para lo bueno y para lo malo.

Pasado el cuarto de hora el Negreira se soltó la melena y consiguió pisar campo rival e incluso encadenar varios disparos que no encontraron puerta. Las 3.000 personas que abarrotaban el Municipal Jesús García Calvo disfrutaban con el coraje de los suyos, mientras que el puñado de seguidores blanquiazules presentes se hacía cruces bajo el aguacero.

La Real, tras un buen arranque, se había evaporado y era incapaz de superar la presión de un equipo amateur. Solo la falta de puntería de los gallegos negaba el empate. A pesar de marcharse por delante al vestuario los donostiarras tenían motivos para caminar con la cabeza gacha.

¿BRONCA EN EL DESCANSO?

Es de suponer que en el descanso cayó un más que merecido rapapolvo, porque no puede ser que un grupo de currelas y estudiantes le pinte la cara a un equipo de cobra muchísimos miles de euros y al que no le falta de nada.

Los donostiarras solo necesitaron mover el balón con un mínimo de criterio para que su rival persiguiera sombras. El resto era cuestión de tiempo, el que necesitó Zakharyan para enganchar un zurdazo letal desde el borde del área (0-2, m.55). Entre que la Real se había puesto algo las pilas y que los pulmones de los locales ya no estaban para alegrías, la eliminatoria navegaba plácida.

Marín y Zakharyan dejaron su lugar a Gorrotxategi y Sergio Gómez en el 70, y poco después se marcharon Odriozola y Sadiq para que entraran Aramburu y Oyarzabal. Con los jugadores del Negreira agotados, Turrientes cazó un balón suelto en el área para recortar y fusilar (0-3, m.82). Fue la puntilla para un rival que cayó con la cabeza alta y que recordará durante años cómo tuvo un buen rato a un Primera contra las cuerdas.