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DE REOJO

Fraudulento y lento


El tiempo encontrado lo ha debido perder alguien. El tiempo perdido es un tiempo en estado líquido que fluye por las tuberías hexagonales. Espera un poco, un poquito más. Las cigüeñas llevan años que no emigran, tienen miedo a abandonar sus nidos y que los ocupen otras parejas. Después de admirar la imaginación al servicio del mal, encuentro que ha llegado a un punto extremo el desarrollo de la maldad adocenada, que hace imposible discernir entre bueno y regular.

Es habitual mirar a la realidad política y social como si fuera una catedral gótica con muchos vitrales apedreados, por lo que cuando entra un haz de luz de una luna pizpireta, confundimos el aullido del hombre lobo con el del hombre jabalí, y no acabamos de decidirnos por el vino que mejor marida cuando estos animales están bien estofados. El griterío que nos induce a la melancolía sorda llega de una boda, tres funerales, dos comuniones y seis aprobados de carnet de conducir. Otros celebran el resultado de una analítica.

¿Existe alguna necesidad vital, vitalicia, congénita, de partido o de congregación para que atendamos de esta manera tan exhaustiva a los políticos que dicen y hacen, sin saber ni lo que dicen, ni lo que hacen? La información que consumimos diariamente está compuesta por asuntos partidarios, políticos enredados en sus adicciones, fútbol como expresión de la identidad adquirida y algunas nociones vagas de porcentajes del precio de las hipotecas, parados o subcontratados. Y es que vivimos en un tiempo fraudulento y lento aunque los días impares parezcan suspiros, los pares se estancan.