La defensa de Saski Baskonia brilla y eclipsa del todo a la Virtus de Bolonia

Al final va a dar lástima tener que dejar el Buesa Arena, porque los siguientes partidos tocará jugarlos en Lleida, Belgrado, Sofía y el Palau Blaugrana. Pero lo cierto es que esta «seguidilla» de cuatro partidos en casa, tres de Euroliga y uno de Liga ACB, no podía haber salido mejor. Sin hacer el partido del siglo en ataque pero mostrando una solidez hasta ahora desconocida, Saski Baskonia superaba con toda la suficiencia del mundo a una Virtus de Bolonia que siempre fue a remolque y que solo se mantuvo en el partido por sus individualidades, pero no por su juego colectivo.

Esta vez el bombo lo manejaba Diallo, pero todos, salvo Vit Hrabar, anotaban alguna canasta, y cuando el ataque se iba atascando, como en el tercer cuarto, cuando la Virtus se logró arrimar hasta el 58-57, la defensa le sacó las castañas del fuego. Y visto lo visto en el arranque del último período, con un parcial de 10-2 para volver a abrir brecha, Spagnolo se sumaba a Luwawu-Cabarrot para tirar del carro gasteiztarra, que va escalando posiciones y, sobre todo, está convirtiéndose en un equipo serio. Un gran homenaje para Achille Polonara.

Desde luego que el comienzo no pudo ser mejor, con un arranque de 11-2 para los de Paolo Galbiati. La Virtus se topaba con un muro defensivo entre los gasteiztarras, en el que solo permitían una «colada» de Vildoza para Derrick Alston jr. y como anécdota, llegaban los primeros puntos de Villar en la Euroliga luego de acabar el catalán una contra tras un robo forzado por él mismo. Dusko Ivanovic, recibido entre aplausos en la presentación -no así Vildoza- , tuvo que parar el partido con un tiempo muerto.

El parón y los cambios le vinieron bien a la Virtus, sobre todo con los seis puntos que anotó Morgan. Pero tras el 15-12, los gasteiztarras se volvían a escapar. Sendos triples de Sedekerskis y Diallo, que además cerraba el cuarto con un gran alley oop en combinación con Nowell, supuso otro parcial de 8-2 para volver a escaparse hasta el 23-14 con el que terminaba el primer asalto.

SOLVENTAR PROBLEMAS

En buena hora rompió el tapón de victorias la pasada semana, ya que se vio a un Saski Baskonia mucho más suelto y menos ahogado por las prisas. Cierto es que tuvo que aguantar una racha de siete puntos seguidos de Carsen Edwards o el buen hacer de los Niang o Diarra en la pintura. Sin embargo, todos los jugadores que saltaron a la cancha aportaron su granito de arena. Ya fuera el triple de Frisch y el de Nowell, la sobriedad en la dirección de Kobi Simmons o los cinco puntos que encadenó Luwawu-Cabarrot para llegar al descanso con un 46-34.

Con todo, hubo que sufrir más de lo esperado tras el descanso. Niang seguía haciendo mucho daño en la pintura ante un Rodions Kurucs con problemas de faltas y un desbarajuste ofensivo en lo que se refiere al cuadro gasteiztarra dificultaba seguir anotando.

De hecho, un triple de Jallow ponía un nudo en la garganta del Buesa Arena, ya que situaba el marcador en un 58-57. Por fortuna, un «dos más uno» de Spagnolo dio paso a un parcial de 7-0 con el que el equipo de Paolo Galbiati pudo dispararse nuevamente y afrontar el último asalto con un 65-57 mucho menos agobiante.

Y lo que es mejor, encendió a Luwawu-Cabarrot este último arreón, ya que el alero francés asumió los galones del Baskonia en esos minutos finales, con un acierto suficiente para estirar la renta baskonista por encima de la decena otra vez. A la estela de Luwawu-Cabarrot, Matteo Spagnolo también quiso tomar parte en este nuevo arreón y, gracias a una penetración, logró elevar el 72-59. En adelante, Saski Baskonia supo controlar el partido.