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CINCUENTA AÑOS DE LA MUERTE DE FRANCO

MEMORIA Y JUSTICIA PARA SAHARA EN EL ITSASMUSEUM

Una jornada en el Itsasmuseum reúne a especialistas, activistas y supervivientes para reivindicar la memoria del pueblo saharaui y señalar la responsabilidad histórica del Estado español desde la etapa colonial hasta el posfranquismo. El encuentro reclama verdad, justicia y reconocimiento para unas víctimas invisibilizadas del franquismo.

Abdeslam Aomar durante la presentación del libro. (Aritz LOIOLA | FOKU)

Los asistentes entran en una sala oscura. Antes incluso de que las pupilas se adapten al ambiente, el sonido del viento invade todos y cada uno de los rincones de la sala. La puerta se cierra y una voz infantil sustituye el sonido del viento. Está cantando. Tres focos que antes solo proyectaban una vaga luz amarilla son ahora el origen de antiguas y recientes imágenes de los campos de refugiados de Tinduf. Imágenes de la bandera saharaui se mezclan con cánticos y risas genuinas. Una nueva voz irrumpre en oscura sala. «Un rastro es lo que queda cuando ya no está el acontecimiento completo, algo mínimo, fragmentario, pero suficiente para reconstruir o intuir. En este caso, recomponer la memoria en contra de un olvido impuesto», comienza a relatar la voz de Ebbaba Hameida, periodista y, en esta ocasión, moderadora del evento “Contra el olvido: víctimas del franquismo y Sáhara Occidental”, organizado en el Itsasmuseum de Bilbo.

Coincidiendo con el 50 aniversario tanto de la muerte de Franco como de la Marcha Verde y del abandono español del territorio, instituciones como el Instituto Hegoa, Euskal Fondoa, el Ayuntamiento de Bilbo y el Frente Polisario han unido esfuerzos para recordar la injusticia que vive el pueblo saharaui y la responsabilidad histórica del Estado español.

Antes del espectáculo de luces y voces diseñado por Elemental Lab y Forward Films, el museo acogió la presentación del libro “Saharauis. Las otras víctimas del franquismo y posfranquismo”, escrito por Abdeslam Aomar, de AFAPREDESA. El autor busca documentar los crímenes cometidos durante la etapa colonial y posterior, así como poner nombre a las víctimas de la represión marroquí y española.

LEYES, IMPEDIMENTOS Y SOLUCIONES

Los expertos insistieron en la importancia de investigar, esclarecer y reconstruir una memoria colectiva que devuelva dignidad a los saharauis, respaldados por resoluciones y tratados internacionales que nunca han sido plenamente atendidos. En este sentido, la mesa destacó el valor de la Ley de Memoria Democrática de 2022. Aunque esta no menciona expresamente al Sáhara Occidental, Gemma Arbesú señaló que su definición de víctima permite incluir al pueblo saharaui. Carlos Martín Beristain relató una anécdota que revela la resistencia institucional española: durante unas exhumaciones, hallaron carnés que acreditaban la nacionalidad española de las víctimas, pero el Ministerio de Asuntos Exteriores cuestionó que dicho documento demostrara realmente la condición de españoles. «Esa fue la falacia», afirmó, subrayando la reticencia estatal a reconocer derechos.

Aun así, los especialistas mostraron cierto optimismo: «La Ley de Memoria Democrática abre muchas puertas, aunque la batalla será dura», admitió Arbesú.

Beristain defendió la creación de comisiones de investigación o de la verdad como herramientas fundamentales para reconstruir el pasado. Recordó el valor de las exhumaciones y de los objetos personales en la humanización de las pérdidas, trazando un paralelismo con el proceso vivido tras la Guerra Civil española. A su juicio, la verdad debe ser reconocida mediante mecanismos claros y asumidos institucionalmente.

La jornada también subrayó la necesidad de garantizar el acceso a los archivos coloniales, cumplir las resoluciones de organismos internacionales y aplicar de forma coherente la legislación vigente en materia de memoria. Solo así podrá avanzarse hacia un reconocimiento real del sufrimiento saharaui y hacia una reparación que vaya más allá de declaraciones simbólicas.

En este contexto, varios asistentes destacaron que encuentros como el celebrado ayer en Bilbo no solo permiten revisar críticamente el pasado, sino también fortalecer una conciencia colectiva que apoye iniciativas de justicia y de reparación. Señalaron que la implicación social es indispensable para impulsar a las instituciones a actuar y para evitar que las nuevas generaciones hereden un relato incompleto o distorsionado sobre la responsabilidad histórica del Estado español en el Sáhara Occidental.

Mientras las imágenes continúan proyectándose en la oscura sala, la narración envuelve al público en una historia de resistencia, pérdidas y persistencia. La arena cae en el suelo, y tres relojes que simbolizan el tiempo transcurrido sin reconocimeinto ni justicia son las pantallas sobre las que se proyectan imagenes de niños, mujeres, hombres y combatientes saharauis que han sido, son y serán la imagen más realista y humana de la lucha de su pueblo.

Antes de que la luz regrese y estalle el aplauso final, Hameida sintetiza el espíritu del encuentro y la reivindicación de todo un pueblo: «Toda la memoria que vuelve tras sus rastros es, siempre, una victoria contra la desaparición».