21 NOV. 2025 Entrevue Abdeslam Aomar lahsen Presidente de Afapredesa y activista saharaui «No pueden eliminar el derecho a la autodeterminación del Sáhara» El presidente de Afapredesa (Asociación de Familiares de presos y desaparecidos saharauis) relata los orígenes y las dificultades de su organización, que desde 1989 lucha por dar visibilidad a las víctimas saharauis de desaparición forzada durante el franquismo y el posfranquismo, y realza la importancia de organizaciones que combatan el silencio y la injusticia (Aritz LOIOLA | FOKU) Markel DE BILBAO BILBO {{^data.noClicksRemaining}} Pour lire cet article inscrivez-vous gratuitement ou abonnez-vous Déjà enregistré? Se connecter INSCRIVEZ-VOUS POUR LIRE {{/data.noClicksRemaining}} {{#data.noClicksRemaining}} Vous n'avez plus de clics Souscrire {{/data.noClicksRemaining}} Todo el mundo le busca. Medios saharauis y vascos preguntan sin cesar sobre el Sáhara Occidental y los crímenes del franquismo en el territorio africano. Otro entrevistado se limitaría a repetir la misma respuesta a todos los medios, pero Abdeslam Aomar hace valía de su experiencia y retórica para hacer de cada respuesta un pequeño aprendizaje, un breve viaje al pasado que ayude a comprender mejor el presente. Apoyado por el instituto Hegoa, el Ayuntamiento de Bilbao y Euskal Fondoa, Abdeslam Aomar presentó el pasado miércoles su estudio “Saharauis. Las otras víctimas del franquismo y posfranquismo” en el marco de las jornadas “Contra el olvido: víctimas del franquismo y el Sáhara Occidental”, celebradas en el Itsasmuseum de Bilbo. La presentación del libro dio comienzo a una jornada vertebrada por el Sáhara y su memoria. Café en mano e impaciente por no perderse un solo minuto de la segunda mesa redonda de la jornada, Aomar abordó para GARA las raíces de su lucha y el futuro que le espera a la tierra por la que tanto ha batallado. ¿Cómo nace Afapredesa, la asociación que preside? Afapredesa nació el 20 de agosto de 1989, pero fue el resultado de un proceso que se había empezado a gestar tiempo antes por dos hechos muy importantes. El primero fue que una de las familias de desaparecidos recibió una carta de uno de ellos. Esa persona estaba en un centro clandestino cerca de una ciudad turística llamada Cala Etnogún, donde se celebra anualmente un festival de las rosas. En la carta quedaba claro que seguía vivo y que había otros desaparecidos con él. Se inició entonces una investigación y se comprobó que había al menos 300 personas en ese lugar. Para las familias que creían a sus seres queridos muertos, fue una nueva esperanza. El segundo hecho fueron las Madres de Plaza de Mayo en Argentina. Su experiencia nos indicó el camino para organizarnos y empezar a reivindicar. Por eso, desde los primeros años nos incorporamos a Fedefam, la Federación Latinoamericana de Familiares de Detenidos-Desaparecidos. Contamos también con el apoyo de la Asociación por los Derechos Humanos de España y, sobre todo, de las sociedades vasca, catalana, canaria y andaluza. Así iniciamos un proceso cívico que culminó con la formalización de Afapredesa. Decía antes que hasta que las víctimas no hablan, no existe memoria. ¿Sigue siendo así? Totalmente. Las víctimas siempre tienen que demostrar todo: que existen, que no van a dejar que se las borre. Durante años había una lista en manos de la Media Luna Roja que se entregaba a diplomáticos que visitaban el Sáhara, pero eso no generaba acción. Nos reorganizamos, presentamos los casos directamente ante mecanismos de Naciones Unidas y elaboramos informes. Hasta que no tomamos la palabra, no avanzamos. Sin hablar, no existimos. ¿Cómo podría ayudar la Ley de Memoria Democrática española a la causa saharaui? Aunque la ley no menciona específicamente a los saharauis, sus principios sí son aplicables a nuestro caso. Necesitamos que el tema avance con el apoyo de otros colectivos de víctimas en España y con iniciativas académicas, institucionales y políticas. Y que los políticos no solo digan que apoyan al pueblo saharaui, sino que expliquen qué van a hacer de manera concreta. Otra cuestión mencionada de forma reiterada es la reforma de la Ley de Secretos Oficiales. ¿Cómo podría contribuir su desclasificación a la reconstrucción de la memoria? España va muy retrasada respecto a países europeos que ya han reconocido su pasado colonial, como Alemania con Namibia, Bélgica con el Congo o Francia con Guayana. España, en cambio, se resiste a reconocer su responsabilidad en el Sáhara. Y el otro problema es que España, presentándose como una democracia asentada, mantiene una ley de secretos de Estado heredada del franquismo. Es alucinante. Con la Constitución debería haber empezado una nueva etapa, pero eso no ocurrió. En su estudio menciona el auto de Fernando Grande-Marlaska. ¿No es contradictoria su posición? Es un ejemplo claro del doble estándar con que se actúa. El Gobierno tiene sentencias clarísimas, tanto españolas como internacionales, y aun así defiende lo indefendible, hablando incluso en nombre del pueblo saharaui. Sánchez dice que la autonomía dentro de Marruecos es la mejor opción, cuando Marruecos sigue siendo un régimen feudal en lo territorial. ¿Qué pasos deben darse tras la reciente resulución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas? Esta decisión va en la misma línea que la postura actual de España, que forma parte del llamado ‘grupo de amigos’ en el Consejo de Seguridad. Quieren imponer el ‘derecho consumado’ sobre el pueblo saharaui, pero olvidan algo fundamental: no pueden eliminar el derecho a la autodeterminación. La resolución 1514 exige un referéndum auténtico. Marruecos ha intentado imponer su plan de autonomía, pero el Consejo de Seguridad ya condenó la Marcha Verde y la Asamblea General también condenó la ocupación en varias resoluciones. James Baker propuso en 2004 un plan con autonomía durante cuatro o cinco años, seguido de un referéndum. Los saharauis lo aceptamos, Marruecos no. El Consejo lo consideró la mejor solución posible, pero nunca se implementó. Ahora se habla de autonomía, pero también de soluciones mutuamente aceptables y en línea con la Carta de Naciones Unidas. Pero la propuesta actual es un retroceso gravísimo, no solo para el Sáhara, sino para toda la comunidad internacional, porque el derecho a la autodeterminación no puede retroceder. OCULTISMO «España, presentándose como una democracia asentada, mantiene una ley de secretos de Estado heredada del franquismo. Es alucinante» HIPOCRESÍA «Sánchez dice que la autonomía dentro de Marruecos es la mejor opción, cuando sigue siendo un régimen feudal en lo territorial»