23 NOV. 2025 El valle de Atetz ensaya nuevas vías para la transición energética El municipio navarro es pionero en aplicar un punto de la Ley foral que obliga a los promotores de instalaciones renovables que utilicen suelo público a abrir hasta el 51% de la propiedad a la participación local. El proceso está en marcha. Imagen de la instalación fotovoltaica del Valle de Atetz, ahora en construcción. (RTB) Beñat ZALDUA {{^data.noClicksRemaining}} Pour lire cet article inscrivez-vous gratuitement ou abonnez-vous Déjà enregistré? Se connecter INSCRIVEZ-VOUS POUR LIRE {{/data.noClicksRemaining}} {{#data.noClicksRemaining}} Vous n'avez plus de clics Souscrire {{/data.noClicksRemaining}} Mikel Martín Garijo, alcalde del Valle de Atetz, todavía recuerda el susto que se llevó cuando llegó a su despacho la notificación del Gobierno de Nafarroa sobre una instalación fotovoltaica que se estaba tramitando en el valle. El municipio, con poco más de 200 habitantes, no tenía normativa alguna sobre renovables, por lo que toda la tramitación se estaba haciendo a través del Gobierno autonómico. Preguntó qué podían hacer desde el municipio, y alguien mencionó el artículo 36 de la Ley foral de cambio climático y transición energética, aprobada en abril de 2022. Ese artículo obliga a los promotores de instalaciones renovables que utilicen suelo público a ofrecer «fehacientemente» la posibilidad de participar en al menos el 51% de la propiedad del proyecto a los vecinos de los municipios de la zona. En el Ayuntamiento sacaron los planos y vieron que la línea de evacuación cruzaba un camino público, así que se pusieron manos a la obra y llamaron a los promotores. «Pensábamos que tras el proyecto estaría escondida alguna multinacional, pero nos encontramos con una empresa pequeña de Nafarroa con mentalidad abierta», explica el alcalde. Se trataba de Ready to Build (RTB), una empresa de ingeniería nacida hace tres años y especializada en la construcción de instalaciones fotovoltaicas de tamaño pequeño y mediano, «buscando el menos impacto medioambiental», según explica uno de sus impulsores, David Ochoa. Este ingeniero recuerda cómo hace cosa de un año le llamaron desde el Ayuntamiento de Atetz pidiéndole aplicar la Ley de 2022. Arrancó entonces una colaboración que sigue explorando a día de hoy las fórmulas para hacer efectiva la norma. Porque la Ley dice lo que dice, pero no dice cómo se hace y nadie, hasta ahora, se ha puesto a ello. Es en este sentido en que la instalación de Atetz es pionera. En este camino, Ayuntamiento y RTB tienen como asesor a Martín Ibarra, profesor del departamento de ingeniería de la UPNA. «Al final se han habilitado dos modelos para participar en el proyecto: uno con un poco de riesgo y responsabilidad, y otro sin riesgo», explica. El primero te convierte en propietario de la planta y, por tanto, en productor de electricidad, con los trámites burocráticos y fiscales que ello conlleva. El segundo es participar en los resultados de la planta sin convertirte en propietario. Se hace a través de una cuentapartícipe en la que se hace una aportación al proyecto, a cambio de una parte proporcional de los beneficios. ¿En qué se traduce esto? En la posibilidad de comprar un kilovatio de la planta por 700 euros, a cambio de lo cual trimestralmente se abonará la parte proporcional de los beneficios obtenidos por la venta de la electricidad producida. ¿Y cuántos kilovatios se pueden comprar? Martín explica que, con el objetivo de «frenar cualquier inversión de tipo especulativo», la guía ha sido darle a cada cual la posibilidad de comprar una parte similar a su consumo. Así, cada hogar puede comprar hasta tres kilovatios, mientras que el Ayuntamiento, instituciones y empresas pueden obtener hasta diez. INFORMACIÓN Y CONSTRUCCIÓN El convenio firmado entre el Ayuntamiento y la empresa dio paso a un ciclo de jornadas informativas y participativas con los vecinos, donde se explicó el proyecto, se solventaron dudas y afloraron algunas protestas, pero con un perfil más bien bajo. El alcalde explica que, «al fin y al cabo, es una instalación sin apenas impacto visual, no se ve desde la carretera, tiene una escala pequeña -poco más de un Mw en dos hectáreas de terreno- y tiene la obligación de poner un seto vegetal en las cuatro caras de la instalación». De forma paralela, RTB ha iniciado ya la construcción de la instalación, que prevé tener lista para finales de enero. La puesta en marcha definitiva queda en manos de la Consejería de Industria e Iberdrola, que es quien tiene que enchufar, finalmente, la planta a la red. Más adelante, prevén instalar también baterías para optimizar el rendimiento, acumular energía cuando no se pueda verter a la red y compensar la menor cantidad de horas de sol que tiene este valle al norte de Iruñea. Durante todo este tiempo está abierto el periodo para participar en el proyecto. Tras abrirse a las vecinas del valle, se hizo una llamada a los municipios colindantes y, ahora mismo, cualquier persona puede hacerse cuentapartícipe. También durante este periodo, esperan definir la forma en que se va a distribuir y asignar la energía obtenida mediante las placas, para intentar que no todo vaya directamente al mercado, sino que se pueda articular mediante contratos PPA -acuerdos bilaterales de compraventa de energía a largo plazo-, en el caso de empresas e instituciones, y mediante fórmulas todavía por concretar en el caso de particulares, «para buscar algo que se asemeje a un autoconsumo en remoto», explica Ochoa. Es una vía en la que está trabajando también Goiener, en busca de la fórmula técnica y jurídica que lo haga posible. A fin de cuentas, todo es nuevo. Se trata de «buscar modelos diferentes» que ayuden a hacer una transición energética «que tenemos que hacer todos; empresas, instituciones y personas», subraya Ibarra.