02 DéC. 2025 POLÍTICA DE INVERSIONES EN EL TEJIDO EMPRESARIAL Fervor inversor en las fundaciones bancarias con poco en común Las fundaciones bancarias BBK, Kutxa y Vital han reanudado su pulso inversor gracias a los dividendos millonarios que obtienen de Kutxabank. Sorprende que no mantengan un criterio común, a pesar de que todas dicen buscar el arraigo de industrias. La entidad vizcaina que preside Xabier Sagredo está en cabeza en esa carrera. (Monika DEL VALLE | FOKU) Agustín GOIKOETXEA {{^data.noClicksRemaining}} Pour lire cet article inscrivez-vous gratuitement ou abonnez-vous Déjà enregistré? Se connecter INSCRIVEZ-VOUS POUR LIRE {{/data.noClicksRemaining}} {{#data.noClicksRemaining}} Vous n'avez plus de clics Souscrire {{/data.noClicksRemaining}} El momento dulce de la banca, como lo reflejan los 461,7 millones de euros de beneficio obtenidos por Kutxabank en los primeros nueve meses del año, está haciendo que sus accionistas -las fundaciones BBK, Kutxa y Vital-, así como la propia entidad que preside Anton Arriola, mantengan una inusitada actividad inversora. En esa dinámica también está inmerso el propio Ejecutivo de Imanol Pradales con el objetivo de garantizar el arraigo de las empresas, aunque lo cierto es que a la vista de algunas operaciones resulta cuestionable el carácter estratégico, por el escaso valor añadido que aportan. Por segundo año consecutivo, los resultados del banco vasco van camino de récord, como sucedió el pasado con un beneficio de 535,8 millones, un 4,9% más que en 2023. En ese escenario, las aportaciones de Kutxabank a BBK, Kutxa y Vital han sido significativas, con un dividendo que alcanzó los 321,4 millones. El próximo plan estratégico 2025-2027 contempla entregar un dividendo que rondaría los 1.000. Atrás quedó la presidencia de Gregorio Villalabeitia (2014-2022), cuando el banco salió del accionariado de Enagas, NH Hoteles, Euskaltel y vendió a la andaluza Ayesa el 15% que tenía de Ibermática. Forzado según Villalabeitia por las directrices del Banco Central Europeo (BCE) de que había que reducir el volumen de participaciones societarias para rebajar el riesgo, perdió posiciones en Ingeteam, CAF e Iberdrola, al tiempo que en 2021 puso a la venta, sin éxito, cerca del 32% de la Torre Iberdrola. En esta etapa de bonanza para la banca, nada es igual. Kutxabank apuesta por la inversión a largo plazo en «empresas tractoras o inmersas en proyectos de crecimiento y expansión» a través de Indar, que se constituía con un capital de 500 millones de euros. La entidad vasca sigue la estela del giro estratégico dado por Criteria, la sociedad que gestiona el patrimonio de La Caixa. En su presentación, en marzo, se avanzó que Indar iba a tener una estructura de gestión propia, «integrada por un equipo de profesionales especializado», que contará con autonomía de gestión y aprovechará los recursos de Kutxabank. Se apuntó a que esa estructura «facilitará la incorporación de inversores», así como «su posible cotización en un futuro». En esa misma comunicación, se informó de que la Junta General de Accionistas de Kutxabank había autorizado la propuesta elevada por el Consejo de Administración de traspasar acciones de Iberdrola a las tres fundaciones por valor de 400 millones. La operación, precisaron, contaba con el plácet del BCE. También se aprobó la distribución a cuenta del ejercicio 2024 por importe de 83,8 millones. «El objetivo de esta operación es doble. Por un lado, refuerza el perfil de riesgo del banco, al ajustar la concentración de exposición en la energética, y consigue margen de actuación para diversificar su cartera industrial. Por otro, se preserva el mantenimiento de la participación actual en Iberdrola, una entidad con fuerte arraigo en Euskadi. El traspaso de acciones no interfiere ni en los planes de negocio del banco, ni en la política de distribución de dividendos ordinaria», se explicó. El miércoles pasado, un consorcio en el que participa Indar -junto al CEO del grupo Uvesco, Ángel Jareño, cinco ejecutivos, Stellum e Inveready- llegaron a un principio de acuerdo para la adquisición de la matriz de las cadenas BM Supermercados y Super Amara, al fondo francés Pai Partners por 700 millones. Pocas semanas antes de la presentación de Indar, las fundaciones que acaparan el capital de Kutxabank y el propio banco se sumaron junto a otras entidades a la Alianza Financiera Vasca, un proyecto con el que Lakua persigue que crezca la inversión en el tejido industrial. A la cabeza, así lo viene defendiendo, el presidente de BBK, Xabier Sagredo. ¿VALOR AÑADIDO? Uno de los campos más atractivos, a juicio de los analistas, es el de la transformación tecnológica y ahí entra en juego el grupo Teknei, que dirige Joseba Lekube, vinculado al PNV, ya que es el presidente de su organización extraterritorial en México. En Teknei ha recalado Mireia Zarate, expresidenta de la Fundación Sabino Arana. La firma de raíz mexicana ha crecido exponencialmente en el último lustro con la creación y adquisición de firmas como Odei, Amatech, Merkatu, Datua, Systems, Keytek, CTI, Buró de Identidad Digital, Keydeh y ADI. Esta última compañía, acrónimo de Atlantic Data Infraestructure, es un proyecto de Lakua (15%) al que invitó a sumarse en un primer momento a Teknei (21,5%), Euskaltel (21,5%), Dominion (21,5%), adhiriéndose luego Gertek, Kutxabank, Iberdrola, Mondragon y las diputaciones de Bizkaia y Gipuzkoa en el desarrollo de centros de datos de última generación: uno en el parque tecnológico de Abanto y otro en el de Garaia, en Arrasate. Hace tres años, cuando se publicitó esta infraestructura tecnológica, Elkarrekin Podemos denunció en la Cámara de Gasteiz «un posible caso de puertas giratorias», en referencia a que Alex Etxeberria Aranburu, que dirigió la sociedad informática EJIE del Gobierno autonómico durante nueve años, desde noviembre 2013 hasta agosto de 2022, y antes fue parlamentario jeltzale, había sido nombrado su director. El Ejecutivo respondió que Etxeberria, bajo cuya dirección en EJIE se relacionó con las empresas que constituyen ADI y sus filiales, tenía un contrato blindado al Código Ético por ser alto cargo antes de 2014. Fuentes consultadas mencionan los numerosos contratos de las empresas del grupo con administraciones en la prestación de servicios, como es el caso del propio Ejecutivo de Lakua o Lantik, la sociedad de tecnología e innovación de la Diputación de Bizkaia, que dan empleo a cientos de personas, aunque aclaran que algunas de ellas no aportan «valor añadido» y tampoco están «a la vanguardia del conocimiento». En esa política de adquisiciones de Teknei, ha transcendido que mantiene contactos con Indra para comprarle la externalización de procesos de negocio (BPO, en siglas en inglés), en una operación que rondaría los 100 millones de euros en la que participaría BBK. Indra, propiedad de la SEPI, trata de desprenderse de sectores que no tienen que ver con Defensa. Se estima que cuenta con una plantilla por encima de 5.000 trabajadores, ya que son empresas intensivas en mano de obra. SIN ESTRATEGIA CONJUNTA Lo cierto es que cada fundación bancaria mantiene su estrategia y ha creado instrumentos propios, algo que sorprende, especialmente cuando se persigue en teoría un mismo objetivo. Llama la atención el protagonismo de la antigua caja de ahorros vizcaina en varias operaciones, como su participación en el consorcio liderado por el presidente de Sidenor, José Antonio Jainaga, con el concurso del fondo Finkatuz del Gobierno autonómico y Vital, que se va a hacer con el control del 29,76% de Talgo, por el que van a desembolsar 156 millones de euros. Las fundaciones bancarias vizcaina y alavesa aportan 45 y 20 millones, respectivamente. BBK también participa en un consorcio con el Gobierno de Lakua e Indar en la fase de ofertas no vinculantes para hacerse con la antigua Ibermática, fundada por la Caja de Ahorros Municipal de San Sebastián en 1973 y en manos de la andaluza Ayesa desde 2022, puja en la que están presentes los fondos Blackstone, HIG y CapVest. La operación, apuntan, se aproxima a los 500 millones cuando Kutxabank la vendió por 160. Con una plantilla en la CAV de 2.000 trabajadores, tiene plantas en Miramon y Zamudio. El consejero de Industria, Transición Energética y Sostenibilidad manifestó el jueves que quieren que «una empresa con raíces vascas y líder en los ámbitos de la digitalización, la ciberseguridad y la inteligencia artificial, mantenga su arraigo en nuestra tierra». Según advirtió Mikel Jauregi, la venta de Ayesa a terceros supondría un riesgo de «desarraigo» que «hay que evitar» para un sector estratégico. Sorprende que Kutxa haya rehusado hacerlo al no compaginar con su voluntad de contribuir al fortalecimiento de una red de empresas sostenible, competitiva e innovadora en Gipuzkoa. BBK Fundazioa cuenta con el 57% de Kutxabank, en torno a 3.600 millones de euros, y una cartera de participaciones en empresas que ronda los 1.100 millones y que quiere ampliar otros 1.700 en la próxima década, según sus responsables. En ella destacan Iberdrola (1,63%), CAF (3%), Arteche (3%), Vidrala (1,04%), Gestamp (3%), el operador de la red eléctrica Redeia (con menos del 1%), el operador de parkings de rotación APK2, que trasladó su sede de Madrid a Bilbo (8,73%), la firma de investigación e innovación sanitaria Oncomatryx (2,82%), motores eco para vehículos de gran tonelaje BeGas (0,84%) y Herko vinculada a la fabricación de camiones ligeros biopropulsados (5,68%). A su vez, Kutxa dispone del 32% del capital, alrededor de 1.572 millones de euros, además de una participación en 26 compañías de Gipuzkoa por valor de 373 millones de euros, entre las que destacan CAF (2%) e Iberdrola (0,14%). También participa en startup como Vivebiotech (8,11%), Polimerbio (9,90%), Oncomatryx (1,70%), Irisbond (40,29%), Multiverse (2,19%) o Cimico (4,93%), además del 13,26% de Talde Capital Partners. La fundación ha integrado este año a la corporación industrial Inzu Group, compuesta por catorce empresas con un centro tecnológico propio: industrial de base tecnológica (Etxetar, Talens, Gaindu, Gurutzpe, Macarbox, Izadi, Ezarri y Sisfle), digital (Titanium, Aingura y Soc-e) y sostenibilidad (Gsf, Entzimatiko y Ekonek). Exporta el 90% de su facturación a Europa, EEUU, Canadá, México y China. Con esta operación, dijeron al darla a conocer en mayo desde Kutxa Fundazioa, buscaron «mantener la integridad y arraigo de Inzu Group en Gipuzkoa, preservar y potenciar el modelo de desarrollo del grupo y consolidar una plataforma sólida de empresas tecnológicas e industriales en el territorio, que nos permita seguir construyendo -junto a sus profesionales- nuevos proyectos con impacto global, pero con raíces locales». Cada fundación bancaria mantiene su estrategia y ha creado instrumentos propios, algo que sorprende, especialmente cuando se persigue en teoría un mismo objetivo Llama la atención que BBK invierta en compañías vinculadas a Gipuzkoa, que Kutxa rehúsa por considerar que no fortalecen una red de empresas sostenibles e innovadoras