03 DéC. 2025 El precio justo de la Cultura Carlos GIL ZAMORA Analista cultural {{^data.noClicksRemaining}} Pour lire cet article inscrivez-vous gratuitement ou abonnez-vous Déjà enregistré? Se connecter INSCRIVEZ-VOUS POUR LIRE {{/data.noClicksRemaining}} {{#data.noClicksRemaining}} Vous n'avez plus de clics Souscrire {{/data.noClicksRemaining}} Confieso que mis dudas sobre todos los bonos dedicados al consumo de cultura, sean universales o para jóvenes, crecen conforme crezco. En términos absolutos, primarios, inmediatos, parecen medidas de promoción aceptables. Pero lo cierto es que no se sabe nunca los resultados exactos de esas campañas, más allá de unas estadísticas que cuantifican de manera gruesa cómo se han utilizado. Lo que cabe en esos bonos como concepto cultural es tanto que cuesta definir los límites.Estas promociones puntuales generan consumismo, no está claro que sean impulsos para vocaciones o aficiones continuadas. Duran un tiempo concreto, por lo que hay que usarlos en este plazo, no hay muchas posibilidades de selección ni de continuidad. Y se insiste en algo nunca comprobado, que son acciones para iniciar e incluso fidelizar a los jóvenes en el consumo cultural. ¿Si no hay oferta indiscutible para esos públicos, cómo se fideliza? Dentro del malmenorismo actual, puede uno resignarse y decir que mejor eso que nada, pero lo que estaría por probar son campañas de largo recorrido en otros ámbitos, con otros materiales, directos desde la escuela, el instituto y la universidad y que los tutores den ejemplo y acompañamiento. Y de paso estudiar el precio justo de la Cultura institucional.