03 DéC. 2025 GENOCIDIO EN GAZA Resistir en Cisjordania, a pesar del acoso israelí Las palestinas y palestinos de Cisjordania han hecho de la resistencia su modo de vida. Así, se niegan a dejar sus tierras, dejar de labrarlas y abandonar su ganado, y se esfuerzan por educar a sus niñas y niños a pesar de que les derriben las escuelas. Los activistas Ali Awad, Rawan Rae y Subhash Kattel lo cuentan de primera mano. Rae, una de las traductoras, Awad, Kattel y otra de las traductoras, durante la charla. (Marisol RAMIREZ | FOKU) Nerea LAUZIRIKA {{^data.noClicksRemaining}} Pour lire cet article inscrivez-vous gratuitement ou abonnez-vous Déjà enregistré? Se connecter INSCRIVEZ-VOUS POUR LIRE {{/data.noClicksRemaining}} {{#data.noClicksRemaining}} Vous n'avez plus de clics Souscrire {{/data.noClicksRemaining}} Robar ganado, sabotear cosechas, agredir y hasta matar; un colono israelí tiene derecho a hacer prácticamente lo que le dé la gana contra la población palestina. Es una situación que conocen de primera mano Ali Awad y Rawan Rae, activistas palestinos que trabajan sobre el terreno en Masafer Yatta y el Valle del Jordán, así como Subhash Kattel, representante del comité ejecutivo de la Internacional de Resistentes a la Guerra (IRG-WRI). Compartieron sus testimonios en una charla impulsada en Bilbo por Alternativa Antimilitarista-MOC, dentro de una gira estatal. Si bien es más habitual oír hablar del genocidio que Israel está llevando a cabo en Gaza, Cisjordania no está exenta del horror. La ocupación de las tierras palestinas por parte del Ejército y de los colonos condiciona el día a día de quienes se resisten a marcharse, hasta el punto de poner en riesgo sus vidas. Así, los palestinos han convertido la resistencia en su forma de vida, una lucha pacífica que practican a diario en defensa de sus derechos humanos más básicos. Kattel subrayó que la organización de la que forma parte fue fundada con el fin de poner fin a la guerra y explicó que en la lucha palestina, «que nos pertenece a todas nosotras», están en juego «nuestra humanidad, la dignidad humana y la protección de los derechos humanos internacionales». Apuntó que la solidaridad no puede limitarse a la simpatía, sino que tiene que transformarse en «una empatía muy proactiva». Aseguró que la solidaridad no falta, menos aún en Euskal Herria, pero sí la manera de generar, a través de ella, un impacto directo en los territorios palestinos. Explicó también que obtener información ajustada y veraz se ha convertido en un auténtico reto, incluso para quienes trabajan sobre el terreno. Awad se mostró de acuerdo con Kattel, el periodista palestino también siente que la ciudadanía vasca está interesada en su causa y tiene información al respecto. Así, se expresó en mayor profundidad a cerca de la limpieza étnica y el desplazamiento forzado que conoce de primera mano. ZONA MILITARIZADA Procede de Masafer Yatta, concretamente de la localidad de Tuba. Relató que Israel ha conseguido aislar la ciudad de los pueblos de alrededor y que han vendido y alquilado las tierras de los palestinos a colonos. Además, han convertido gran parte de la región en una zona militar en la que es verdaderamente peligroso estar. Así, muchos palestinos optaron por trasladarse a tiendas de campaña y cuevas tras ser desalojados de sus propias casas, y viven sin acceso a las necesidades básicas, como agua y electricidad. El Ejército y los colonos israelíes destruyen sus escuelas antes incluso de que puedan abrirlas, detienen y retienen los vehículos de los palestinos de manera arbitraria… Awad añade, además, que desde el 7 de octubre de 2023 Israel ha armado a los colonos para que «actúen como bandas armadas contra los palestinos». Así, a él mismo le han partido las piernas en varias ocasiones y uno de sus amigos más cercanos resultó muerto en un ataque. «También nos roban animales y los ponen a comer las plantas que necesitan las personas para vivir, ponen su ganado a beber el agua que usan las personas...», la lista de ataques es interminable. El propio Awad cuenta haber sido detenido y torturado. Rae, originaria del valle del Jordan, relató experiencias similares a las de su compañero y explicó lo que supone la resistencia para la población palestina en Cisjordania. Es un modo de vida que lo invade todo. Explicó que una de las maneras de resistir es que un agricultor plante, aunque sepa que los colonos van a arrasar sus cultivos. También lo es reconstruir por la noche lo que los colonos destrozan durante el día, o educar a sus niñas y niños por encima de los obstáculos que les impone el Gobierno israelí. «Nuestra causa es resistir, vamos a seguir resistiendo con todo lo que podamos», subrayó.