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El Juzgado de Tolosa decreta el sobreseimiento de la causa por el pelotazo a Xuhar Pazos

Concentración en apoyo a Xuhar Pazos. (Jaizki FONTANEDA | FOKU)

El Juzgado de Tolosa ha dictado de nuevo el sobreseimiento de la causa abierta por las heridas causadas por un proyectil de foam lanzado por la Ertzaintza contra el joven Xuhar Pazos durante los carnavales de esa localidad, en febrero de 2024, según informó ayer Efe. Cabe interponer recurso de apelación en un plazo de cinco días y, según avanzaron a esa agencia fuentes de la acusación particular, será recurrido.

El joven, de 16 años de edad cuando ocurrieron los hechos, resultó herido de gravedad en el ojo tras recibir el impacto del proyectil, pero la jueza entiende que la actuación de los policías investigados se enmarca en la eximente de haber actuado en cumplimiento del deber y considera procedente el sobreseimiento de la causa.

También sostiene que del conjunto de declaraciones, registros de llamadas, informes médicos e imágenes se desprende que los hechos ocurrieron en un contexto de disturbios graves, en los que los ertzainas estaban siendo agredidos mediante lanzamiento de objetos. A su juicio, la Ertzaintza hizo uso del material antidisturbios según la normativa, a una distancia prudencial, empleando el medio menos lesivo disponible y limitando su intervención a las personas que estaban realizando esas agresiones.

Xuhar Pazos siempre ha defendido que él ni siquiera se dio cuenta de que había una pelea y que, al ver que la gente huía, él tambien empezó a correr. «Se metió en un callejón y una pelota le dio en el ojo», precisó en aquellas fechas su familia. En esta tesitura, la jueza defiende que recibió el impacto de rebote, e insiste en que los ertzainas actuaron según la normativa.

Por contra, en declaraciones a GARA los abogados del joven replicaron que «los disturbios más graves comenzaron con la llegada de la Ertzaintza», y preguntaron si nadie fue capaz de prever lo que iba a ocurrir. Y cuestionaron «a quién corresponde actuar con responsabilidad» en una situación de disturbios, «a los jóvenes que están de fiesta o a funcionarios públicos entrenados que van armados».