23 DéC. 2025 ELECCIONES AUTONÓMICAS EN EXTREMADURA La abstención y la crisis del PSOE propician un laboratorio para PP-Vox El análisis del día después de las elecciones en Extremadura deja muchas lecciones y advierte de un posible cambio cultural de calado. Vox y Podemos fueron los verdaderos ganadores de la jornada. La investidura para la Junta abre un abanico de posibilidades que anuncian un ciclo electoral de prueba y error de cara a las próximas generales. (Javier CINTAS | EUROPA PRESS) Daniel GALVALIZI {{^data.noClicksRemaining}} Pour lire cet article inscrivez-vous gratuitement ou abonnez-vous Déjà enregistré? Se connecter INSCRIVEZ-VOUS POUR LIRE {{/data.noClicksRemaining}} {{#data.noClicksRemaining}} Vous n'avez plus de clics Souscrire {{/data.noClicksRemaining}} Los 850.000 votantes se han expresado, de una manera u otra, en las urnas y el mensaje enviado es que sea con el sufragio o por haberse quedado en casa, los extremeños han dibujado un mapa político que va en sintonía con todas las encuestas a nivel estatal: el crecimiento astronómi- co de la extrema derecha, el desplome del PSOE, el estancamiento con sangría del Partido Popular y la resistencia de la izquierda transformadora cuando hay unidad. Lo primero a tener en cuenta es que la abstención ha aumentado casi 8 puntos (primeras autonómicas que no coinciden con las municipales), pero la abstención no ha sido trasversal, sino fundamentalmente rural, con un nítido castigado: el PSOE, que llevaba como candidato a Miguel Ángel Gallardo, procesado y que irá a juicio en mayo por el caso de David Sánchez, el hermano del presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, encausado por su presunta contratación irregular en la Diputación pacense. Pero no era el candidato elegido por Pedro Sánchez, sino que le ganó en primarias a la candidata escogida por éste. El PSOE ha caído 14 puntos en dos años y medio de gestión del PP, que celebró una victoria que debe ser puesta en contexto: a pesar de perder 9.000 votos, el apoyo a la presidenta saliente, María Guardiola, sube un 4,3%, porcentaje que se explica por la abstención. Se queda a cuatro asientos de la mayoría absoluta, y con solo un escaño más logrado en unos comicios adelantados con el fin de liberarse del yugo de Vox, por lo que no parece el PP extremeño tenga mucho que festejar. La extrema derecha de Vox ha sido la gran vencedora de la jornada. No solo ha ganado seis escaños, pasando de cinco a once, sino que ha duplicado el número de votos obtenidos. Los analistas señalan que ha recibido votantes procedentes tanto del PP como del PSOE, y además no ha resultado afectada por la abstención. Por su parte, la coalición de Podemos e IU, Unidos por Extremadura, también ha subido dos tercios en votos totales, aunque se ha visto penalizada en el reparto de escaños, y ha conseguido tres escaños más, pasando ahora a siete. Este frente tuvo una buena candidata con un discurso sólido, Irene de Miguel, y anclaje territorial, algo siempre clave en una campaña. Además, ha logrado poner el foco en los problemas reales y potenciar la unidad por encima de la gresca de la izquierda madrileña. EL DÍA DESPUÉS, SIN EL RESULTADO DESEADO, GUARDIOLA PIDIÓ A LA ULTRADERECHA que no bloquee una nueva investidura y Alberto Núñez Feijóo llamó a Vox a alcanzar un pacto respetando «la proporcionalidad» en votos y al ganador, sin «equivocarse de enemigo». Lo dijo en la última reunión del año de la Junta Directiva Nacional, a la misma hora en que se conocía la dimisión de Miguel Ángel Gallardo como secretario general del PSOE extremeño tras el batacazo. El expresidente de la Junta de Extremadura Juan Carlos Rodríguez Ibarra propuso en la reunión de la ejecutiva del PSOE extremeño la abstención de su partido en la investidura de Guardiola para dejar a Vox fuera del Gobierno. El problema para Guardiola es que Vox no es Fratelli d’Italia ni Santiago Abascal es Giogia Meloni. La lepenización populista de esa formación se acentúa a la par que su retórica migrantefóbica incendiaria y antieuropea. Abascal se apropió simbólicamente de los buenos resultados, dejó abiertos todos los escenarios (incluida la repetición electoral) y dijo que la decisión ahora está en manos del PP, pero que sea lo que sea, si media Vox en la investidura será para impulsar un «cambio profundo» de políticas. Ayer, Pedro Sánchez compareció en la Moncloa para anunciar a su nueva portavoz del Ejecutivo y a la nueva ministra de Educación, sin mencionar Extremadura ni exhibir una mueca de reconocimiento por lo sucedido. Analistas y personas con acceso a Moncloa se preguntan si estas derrotas no son casi bienvenidas por un presidente del Gobierno que anhelaría repetir el escenario de 2023 en el que los pactos autonómicos de PP-Vox activó al electorado progresista, sobre todo teniendo en cuenta que hasta junio habrá otras tres citas electorales (Castilla y León, Aragón y Andalucía) con seguras derrotas del PSOE y probables nuevos ejecutivos con acuerdos entre las dos derechas. Extremadura ha abierto el ciclo electoral que culminará en los comicios municipales dentro de 17 meses. Y con las generales, claro, si no son antes. Pocos apuestan, en este escenario, a un 23J en 2027. Alberto Núñez Feijóo llamó a Vox a alcanzar un pacto respetando «la proporcionalidad» en votos y al ganador, sin «equivocarse de enemigo».