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DE REOJO

Boicot consuetudinario


Hoy es el día de los Santos Inocentes. Además de la posibilidad de que alguien te coloque un monigote en la espalda, lo que nos hacía despertarnos con todas las antenas desplegadas era saber la inocentada que nos estaban colando la radio, la tele o el periódico que cada uno mirase con primer aliento del día. Las había en casi cada sección, graciosas o críticas, pero apostábamos en la oficina, la taberna o la casa sobre si era tal o cual. Las mentiras gordas se notaban casi inmediatamente. Algunas eran muy ocurrentes y describían la parte de atrás de unas realidades sociales, deportivas o políticas que estaban confusas.

Hoy, algunos medios seguirán con la costumbre, pero otros no podrán porque su manera de desinformar es cargar de inocentadas su edición diaria. Les va a costar mucho superar todas las barrabasadas que cotidianamente sueltan para favorecer, siempre, a la extrema derecha bicéfala española. Es un boicot consuetudinario a este día donde se deja mentir, hacer bromas, criticar por inducción al poder o simplemente agudizar el ingenio. La cantidad de mentiras y bulos que invaden nuestras vidas públicas son una estrategia global. Es difícil desmontarlos porque existe una población dispuesta a creerlos y difundirlos con saña. Vamos a despedir un año nefasto para la credibilidad política, judicial y periodística. El que viene puede ser todavía peor. Están desbocados. No les importa nada ni nadie. Y tienen un coro de medios de comunicación sin escrúpulos que los ponen jerárquicamente en sus portadas para conseguir sus objetivos desinformadores comunes.