20 DéC. 2013 TXOKOTIK Felicitación navideña de Yolanda Barcina Aritz Intxusta Kazetaria Reconozco que esto de las postales navideñas a mí me pilla un poco de lejos. ¿De verdad es una tradición de aquí o lo hemos importado? Yo siempre le he visto un aire sanvalentinesco. Turbio, de tan ñoño y fingido. Me confieso como algo sibarita con eso de las postales. Aunque recuerdo una que me mandó Joxe Ulibarrena y que me impactó bastante. Tenía un dibujo a boli -con trazo firme y sin cometer fallos, nada de fotocopias- del famoso portal. Con niño, mula, buey, señora con himen y señor putativo. Entre las figuras había colado tres estrellas discoideas. Debajo, arrimándose hacia la derecha del rectángulo, había escrito el título: «Tres estrellas en la cuadra teológica». Brutal. Pese a que soy ateo, soy de pueblo, y me pareció fascinante la adoración de una cuadra. Antropológicamente hablando, claro. Porque pienso que es poco higiénica para un parto. La postal que no me ha gustado tanto es la felicitación de Barcina. La fotografía de un belén desconchado, por mucho que la talla sea navarra, está muy visto. Y lo de escribir una dedicatoria a mano alzada y luego hacer copias, en lugar de pegarte un rato firmando varias cartas es un detalle un poco feo. Ya que mandas, manda bien. Cúrratelo. Aunque sea hipócrita en sí el acto mismo, hay que guardar las formas. Pero no estaría escribiendo sobre hipocresía, Navidad y la postal de Barcina si la burgalesa no hubiera decidido introducir una cita algo inoportuna. «La grandeza de la vida no consiste en no caer nunca, sino en levantarse cada vez que caemos», de Nelson Mandela. Toda una genialidad. Más que nada, porque Mandela lo va a tener bastante crudo para levantarse esta vez. De hecho, no llevaba 24 horas enterrado en Qunu cuando Barcina empezó a repartir las postales. Con esto de Mandela, la derecha parece como si se hubiera comido algún tipo de ácido y estuviera alucinando. Tiene mala pinta. Sinceramente, creo que el gran libertador sudafricano va acabar siendo una especie de manido Ché, pero con la desgracia de ser utilizado también por la derecha. Por eso, Mandela me da pena. Por citarle, Barcina, también.