20 FéV. 2014 CRISIS EN UCRANIA Gobierno y oposición retoman las negociaciones tras firmar una tregua Viktor Yanukovich anunció anoche la firma de una tregua con la oposición para poner fin al baño de sangre que la víspera dejó al menos 26 muertos y posibilitar la reanudación de las negociaciones que buscan una salida a la crisis. El acuerdo llegó horas después de que el Gobierno diera a conocer el lanzamiento de una operación «antiterrorista» en todo el país para atajar la «insurrección armada» y en la víspera de que la Unión Europea estudie posibles sanciones. El presidente de Ucrania, Viktor Yanukovich, y la oposición acordaron anoche una tregua en medio de la ola de violencia que el martes estalló en Kiev para propagarse por el oeste del país, y que se ha saldado con al menos 26 muertos, diez de ellos policías. Yanukovich anunció «la tregua y la reanudación de las negociaciones para poner fin al derramamiento de sangre», después de una reunión con los tres líderes de la oposición. «Hay buenas noticias. Ahora se ha declarado una tregua y ha comenzado un proceso negociador para la estabilización de la situación», afirmó Arseni Yatseniuk, líder del principal partido opositor, Batkivschina (Patria), quien destacó que se han cancelado también el previsto asalto final a la plaza de la Independencia (Euromaidan) de Kiev. Unas horas antes, durante un discurso a la nación en el que se había mostrado mucho más duro, Yanukovich había tildado la ola de violencia de «insurrección armada» impulsada por los líderes de la oposición para hacerse con el poder. «Han cruzado los límites cuando llamaron a la gente a las armas. Eso es una clamorosa violación de la ley», había dicho antes de amenazarles con ser llevados ante la Justicia. Sin embargo, volvió a ofrecerles diálogo «para salvar a Ucrania» si se desmarcaban de los «extremistas». El Gobierno había tomado medidas más drásticas horas antes al comunicar el lanzamiento de una operación «antiterrorista» en todo el territorio a esa «insurrección» que según aseguró Alexandr Yakimenko, jefe del Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU), «amenaza la vida de millones de ucranianos» en muchas regiones del país. Según sus datos, los «extremistas» se habían apoderado de más de 1.500 armas de fuego y 100.000 balas. El Ministerio de Defensa sugirió entrever la posibilidad de que el Ejército participe en esa operación para proteger las instalaciones militares. En virtud de la «Ley sobre el Terrorismo», los soldados pueden emplear armas, practicar detenciones, interrumpir el tráfico de vehículos y peatones y efectuar identificaciones. Poco después del anuncio, Yanukovich informó del nombramiento de Yuri Ilyin como jefe del jefe del Estado Mayor en sustitución de Volodymyr Zamana. Aunque no explicó los motivos, la destitución se hizo pública horas después de que Zamana rechazara la movilización de las tropas para poner fin a los desórdenes. La violencia que el martes dejó un reguero de muertos en Kiev llevó a la Unión Europea (UE) y a EEUU -Barack Obama advirtió con «consecuencias»- a elevar su tono contra el Gobierno ucraniano. Bruselas amenazó con sanciones, cuya aplicación o no debían decidir esta tarde los ministros de Exteriores en una reunión en la capital comunitaria. Antes de tomar una decisión que requiere unanimidad y en la que no coinciden los Veintiocho, los jefes de la diplomacia del Estado francés, Alemania y Polonia se trasladarán a Kiev para conocer de primera mano la situación. Tras un consejo de ministros franco-alemán celebrado en París, François Hollande y Angela Merkel coincidieron en apelar al diálogo político al tiempo que amenazaron con sanciones personales «contra los autores de la violencia». Sin embargo, fuentes diplomáticas dijeron en Bruselas que Yanukovich no debe preocuparse por esa posibilidad. Solo la todavía ministra italiana de Exteriores, Emma Bonino, sugirió también la posibilidad de castigar «las provocaciones de los extremistas y grupos violentos». Después del encuentro con Hollande, y mientras el británico David Cameron utilizaba un lenguaje bélico para instar a a Yanu- kovich a «retirar a sus tropas» de las calles, la canciller alemana habló con el presidente ruso, Vladimir Putin, con quien acordó hacer lo posible para poner fin a la violencia. Unas horas antes, el portavoz de Putin, Dmitri Peskov afirmó que Rusia condena la violencia provocada por los «radicales», cuyas acciones considera «un intento de golpe de Estado». Señaló también que Putin había hablado con Yanukovich sobre esta crisis ucraniana, pero aseguró que «no le dio ningún consejo» sobre cómo atajarla. Mientras se daban todos estos movimientos en el ámbito nacional e internacional, las fuerzas de seguridad mantenían sus posiciones en torno a la plaza de la Independencia (Euromaidan), después de que en la madrugada del martes llegaran hasta el centro de la misma tras derribar las sucesivas líneas de barricadas levantadas por los manifestantes. Durante la mañana, manifestantes y policías seguían enfrentándose en el lugar. En el oeste del país, manifestantes antigubernamentales ocuparon o incendiaron edificios en Lviv, Ivano-Frankivsk y Ternopil. PERIODISTAS. Entre las 26 víctimas mortales registradas figura el periodista Viacheslav Veremyi, que trabajaba para el diario «Vesti» y recibió un disparo en el pecho. Según la OSCE, al menos 27 periodistas fueron atacados y resultaron heridos.