24 MAR. 2014 Bilbao Basket cae en la víspera de la huelga indefinida de su plantilla La dignidad que no se ha de perder Los hombres de negro se vaciaron, pero no pudieron con el arreón merengue final. Después el Real Madrid hizo pasillo a los vizcainos. Arnaitz GORRITI BILBAO BASKET 73 REAL MADRID 87 Bilbo, ciudad abierta. Bilbo, año cero. Fue un día de obituario, comenzado por el minuto de silencio por Iñaki Azkuna bajo las notas del «Agur Jaunak» y seguido por el, hasta el momento, último partido de los hombres de negro en el Bilbao Arena. Y como nadie suele querer perderse los entierros, Miribilla, tarde como acostumbra, se llenó una vez más. Hasta el Real Madrid, solidario entre jugadores, despedía a los hombres de negro haciéndoles el pasillo al final, y los bilbainos se veían forzados a regresar tras el final del partido en un fin de fiesta emotivo como pocas veces. La música de la presentación tenía los aplausos con un clamor de fondo, clamor redoblado sobre todo al regreso de cada pausa con el duelo finiquitado, con varios «¡Arrinda vete ya!» que llegó a colarse ya en el primer cuarto, cántico que se repitió al final junto con el «ese que no está, ¿de qué equipo es?». No le sentó mal a los hombres de negro este clamor, que llegó a romper el habitual silencio de los tiros libres. Bertans, mejorado de sus últimas actuaciones, empezaba atinado en los triples y hasta regalaba un mate a la contra a pase de Alberto Díaz, haciendo que los locales se fueran 16-11 ante un Real Madrid errático en el tiro libre y en el que solo Mirotic atinaba. La peor noticia bilbaina era la lesión de Hervelle, que padece un esguince del ligamento lateral interno de la rodilla izquierda. La realidad empezó a imponerse en el segundo cuarto, cuando el Real Madrid tomó la delantera con un parcial de 0-10, con Slaughter y Darden dándole intensidad a su defensa y Sergio Rodríguez los puntos. Entre medias, un Bertans revolucionado tuvo más que palabras con Slaughter, Mejri tuvo el feo detalle de dedicar un mate a la contra -Mumbrú le dio la réplica a la siguiente jugada-, mientras que Pablo Laso coqueteó con la técnica un par de veces. Todo para espabilar a los suyos, que se iban en cabeza a los vestuarios, por 35-38. «Bilbao, beti zurekin!» El Real Madrid amagaba con romper el partido, después de que Llull y Rudy Fernández se entonaran al regreso de los vestuarios. Con el 39-49 y el 53-63, los de Pablo Laso parecían poner la directa. Por fortuna, los hombres de negro se negaban a faltar a su palabra de «dejarse la piel» en este punto y seguido. Primero Gabriel y después Markota enlazaron varias acciones de acierto, que combinadas con buenas defensas dejaban el duelo 58-63 al inicio del último cuarto. Resultó emocionante ver a un Bilbao Basket a remolque no rendirse nunca, a un Bilbao Arena lleno que quería creer y que, ante la sola presencia de Juan Elejalde como miembro de la nueva Junta, cantaba «Bilbao, beti zurekin!». Pero este Real Madrid es un martillo pilón que no baja el ritmo un ápice, y entraba en los últimos rompiendo el duelo con un parcial de 0-7. El duelo estaba finiquitado y hasta la mascota, que se ganó una ovación paseando la bandera negra, lo sabía. El gesto final de los merengues de hacer el pasillo a los hombres de negro, y de estos a regresar al parqué, dejó un regusto a dignidad que hizo saltar algunas lágrimas. Dignidad que no se ha de perder. La afición bilbaina se lleva el protagonismo de los entrenadores Rafa Pueyo no podía estar contento, pero tampoco triste del todo, sobre todo por la afición. «Su comportamiento ha sido fantástico. Tenemos una gran suerte de tener esta afición en Bilbo, y ojalá podamos seguir contando con ello. Ellos quieren baloncesto y no se han conformado con animarnos, sino que han pedido masivamente que regresáramos. Esa es una muestra de la afición que tenemos», dijo. «Hemos hecho un muy buen partido contra el mejor equipo de la competición. Hemos hecho un gran esfuerzo físico y de concentración. Pero en el último cuarto ellos han estado muy acertados y nosotros cometimos muchas pérdidas. Al final, no pudimos pelear por el triunfo», explicó. El preparador admitía que «ha sido un partido muy especial. A partir de ahora los jugadores inician la huelga. Tenemos que ser optimistas para que se solucione esta problemática, pero sabemos que no es fácil», culminaba Rafa Pueyo. Pablo Laso, por su parte, resumía el encuentro diciendo que «nos ha costado entrar en el partido, pero hemos ido cogiendo esa tensión. Hemos controlado mejor el rebote defensivo y a partir de ahí hemos controlado el ritmo del partido». «Hemos ido de menos a más. Los jugadores del banquillo han aportado la energía necesaria para poder hacerlo», añadía el preparador madridista. Sobre el detalle del pasillo final, el técnico gasteiztarra dijo que «al final son deportistas y me alegro de que lo hayan hecho». Antes de irse subrayaba que, «como entrenador del equipo visitante, me gustaría resaltar el comportamiento excepcional del público». A. G.