25 AVR. 2014 PAPEREZKO LUPA Mienten, luego existen Maite SOROA msoroa@gara.net Hay que reconocer que en la redacción de «Abc» se están luciendo en su carrera por ganar el premio al periódico más extremocentrista. Si ayer trajimos a esta lupa la última columna de José María Carrascal, a servidora no le ha quedado más remedio que volver a fijarse en el hermano madrileño de «El Correo» y «Diario Vasco». Era difícil no hacerlo con una portada a todo color y con foto enorme de Hasier Arraiz, y el siguiente titular: «Un juez vasco considera que no es delito justificar que ETA mate». Como dicen en las películas de sobremesa, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia, pues ni el juez en cuestión ha dicho tal cosa ni el dirigente abertzale justificó nada. ¿Pero a quién le importa la realidad si se puede inventar una portada chula? A «Abc», no. En el editorial, la cabecera de Vocento seguía mintiendo al afirmar que Arraiz afirmó que «ETA tenía razones para seguir matando en la etapa democrática», y de la mentira concluía que «parece difícil encajar la frase del cabecilla proetarra fuera del Código Penal y el enaltecimiento del terrorismo». Lo que parece difícil es encajar algo que se publique en «Abc» dentro de las normas deontológicas del periodismo. Dicho esto, el editorialista tiraba del comodín de siempre y señalaba que «estamos ante una nueva ofensa a las víctimas, cuyos sentimientos son fáciles de imaginar ante la sensación de impunidad que transmiten las actuaciones de los criminales, ahora confortablemente instalados en las instituciones democráticas». Pues resulta que las únicas víctimas que tienen que ver con este asunto son Santi Brouard y Josu Muguruza, pues en un acto celebrado en su recuerdo hizo Arraiz las declaraciones que tantas veces le han tergiversado, y sí, los criminales que nos los arrebataron seguro que están confortablemente instalados. Para el autor de la infamia, «la impresión de que los verdugos ganan batallas políticas y judiciales causa serio daño a la legitimidad de las instituciones», unas instituciones que nunca han sido legítimas, todo sea dicho, porque los verdugos, los de verdad, los de camisa azule, correajes y el «Abc» bajo el brazo, dejaron todo bien atado. Y para concluir, un aviso a navegantes: «hay que llamar la atención de jueces y tribunales sobre la responsabilidad ética que conlleva el ejercicio de una función esencial para la democracia». Llaman la atención a los jueces... Y lo siguen llamando democracia.