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División de Honor femenina

Imanol Alvarez lo deja

El técnico ermuarra da por acabada su etapa en Bera Bera tras un año en que ha logrado revalidar el triplete.


Tati Garmendia, responsable del área de balonmano de Bera Bera, y el entrenador Imanol Alvarez comparecían ayer para hacer balance de la temporada y dar cuenta de las primeras decisiones adoptadas de cara a la próxima. Garmendia calificó como «fantástica» la campaña, «en la que hemos logrado cuatro títulos [Liga, Copa, Supercopa y Euskal Kopa] y además hemos participado dignamente en la Champions League, con una victoria en casa y plantando cara a rivales como el Vardar, uno de los que disputó la Final Four de la Champions femenina».

Pero la noticia llegaba a continuación, tras ceder la palabra a Imanol Alvarez, que comunicaba su decisión de dar por terminada su etapa en el club, de lo que ya fue informada la plantilla al final del partido en León el viernes. El técnico ermuarra explicó que se debía a motivos personales, que ya le costó tomar la decisión el verano pasado por cuestiones personales y laborales, y añadía que piensa seguir vinculado al balonmano, «aunque más cerca de casa».

Alvarez reconocía que le daba pena marcharse, y se mostraba agradecido por la experiencia a la plantilla y al club, apuntando también que «es lo mejor para mí». Respecto a su propio balance, y tras recordar que al principio estaba un poco perdido en su primera experiencia en el balonmano femenino, señalaba que la plantilla se había mostrado muy competitiva y se había adaptado bien. «Estoy contento de mi trabajo, me he entregado al 100%», resumía, indicando a continuación que «el club estaba recogiendo en estos años los frutos de hacer bien las cosas en los años de bonanza». Respecto al futuro del equipo, subrayaba que, tal como están las cosas, pasa por «su cantera, y la del balonmano guipuzcoano y vasco».

Garmendia informaba también de las bajas ya seguras de tres jugadoras de la plantilla, Cuña, Rodríguez y Dunay, que por una y otra razón apenas han jugado esta temporada.

Verónica Cuña llegó a Donostia hace cuatro años para reforzar la primera línea y tuvo dos buenas temporadas, pero en octubre de 2012 la gallega sufrió una grave lesión de rodilla que le ha mantenido sin jugar año y medio, estropeando la recta final de su carrera deportiva.

La portera canaria Yamiley Rodríguez ha estado tres temporadas en Bera Bera y la última la ha pasado casi en blanco por sus problemas de espalda. Por último, la israelí Nitsan Dunay fue una apuesta que no ha acabado de cuajar. Pese a sus evidentes cualidades ofensivas, Dunay no se ha adaptado al estilo de juego de las donostiarras, lo que unido a su escasa aportación defensiva auguraba ya su salida.

Respecto al resto de la plantilla, en los próximos días se reunirán con cada una de las jugadoras para exponerles los planes del club. En función de cómo se desarrollen estas conversaciones se plantearán las alternativas para cubrir las bajas, y se afrontará la búsqueda de un nuevo entrenador.

Los derechos de formación, una solución en su día y un problema ahora

Bera Bera es uno de los clubes que mejor ha capeado la crisis económica, gracias a las subvenciones oficiales (Ayuntamiento, Diputación, Gobierno de Gasteiz) y a su buena gestión. Pero las restricciones siguen y complican el futuro de su proyecto. Sin sponsor privado que colabore a la estabilidad económica del club -a simple vista, parece que una inversión asumible podría obtener un buen retorno-, la plantilla está abocada a ir perdiendo potencial. Y no solo porque cada vez sea más difícil acceder a jugadoras foráneas que aporten un plus al equipo, porque su coste económico es inasumible, también resulta muy complicado y caro que las promesas vascas puedan llegar a Bera Bera.

El problema reside en los derechos de formación, una tasa que debe abonar un club que pretenda fichar a una jugadora menor de 22 años. La tasa protege los intereses de los clubes de origen y se instauró en tiempos de bonanza económica, cuando clubes punteros reclutaban a las mejores jugadoras jóvenes para garantizar el futuro de sus proyectos. Al principio no había reglas, ni protección para los clubes más modestos, que solo podían resignarse. Pero con el tiempo se propuso una fórmula para establecer una contraprestación económica obligatoria, que fue aceptada por la Asamblea de la Federación Española, y recogida en el Reglamento de Partidos y Competiciones (art. 80 y siguientes).

En esencia, se estableció un baremo o fórmula matemática que permite calcular el «coste» de fichar a una jugadora menor de 22 años, que contempla 6 conceptos: el número de años de pertenencia al club de origen desde la edad juvenil (N); la edad de la jugadora -senior o juvenil- (C); el número de equipos del club de origen (E); un incremento según la categoría donde juega el primer equipo del club de destino (I); un coeficiente corrector si la jugadora ha sido seleccionada alguna vez -que va incrementándose desde la autonómica a las estatales promesas, juvenil, junior y absoluta- (K); y otro según los equipos de base con los que cuente el club de destino (S). Los seis conceptos suman puntos, que la fórmula final cuantifica con otra variable, el importe en euros por cada punto (P, fijado actualmente en 17 €, revisable cada dos años). La cifra final es el resultado de la fórmula: (N+C+E) x P x I x K x S, una cantidad que llega a rondar, en algunos casos, entre los 6.000 y los 9.000 euros, mucho dinero en la actual coyuntura para una jugadora en formación.

En los tiempos de bonanza esta situación afectaba a una docena de jugadoras, porque el dinero permitía fichar muchas extranjeras de calidad y las jugadoras locales alargaban su vida deportiva, con buenos ingresos, ofreciendo el rendimiento inmediato. Pero eso se acabó. En la última Liga, de alrededor de 250 jugadoras que se han alineado, apenas una docena eran extranjeras (ninguna de primer nivel, y muchas veteranas ya asentadas en localidades españolas), y más de la mitad (unas 140) menores de 22 años, es decir, en esa franja en que se generan derechos de formación.

Ahora los clubes no pueden pagar, y por tanto los modestos no pueden cobrar, las jugadoras no pueden progresar o deben esperar a cumplir los 22, perdiendo años críticos en su formación, y la única alternativa es que cada club se busque la vida invirtiendo en crear una estructura propia y completa de cantera, otro coste inasumible en muchos casos. Es evidente que lo que fue una solución en su día se ha convertido en un problema debido a la evolución de los acontecimientos, y no lo es tanto que haya voluntad de buscar soluciones para reconsiderar la situación. J.C.E.

La participación en la Champions dependerá de la obtención de ingresos

La participación en la Champions League, gratificante en lo deportivo, ha causado muchos quebraderos de cabeza al club y un desfase de 60.000 € sobre el presupuesto, como consecuencia de una información deficiente sobre los requisitos y que llegó por entregas por parte de la Federación Europea (EHF), que fue incrementando la factura de gastos, sobre todo los costes de producción de la señal televisiva de los tres partidos, una exigencia insoslayable de la EHF.

Respecto a la próxima edición Tati Garmendia fue muy clara: «Vamos a hacer todo lo posible por jugarla, y queremos contar previamente con todos los datos de la EHF. Tenemos de plazo hasta el 11 de junio».

La Champions League es una competición en crecimiento y el plan para la próxima edición es que no haya ningún eliminado entre los 16 de la fase de grupos, como sucedía hasta ahora (el último de cada grupo quedaba fuera, como le pasó a Bera Bera), y que los últimos fueran repescados para la Recopa, aumentando el número de partidos -y los gastos- al menos en dos más. J.C.E.