24 JUIN 2014 Entrevue Julen RETEGI ASPEko aurrelaria «Lo del apellido es un argumento fácil cuando te quieren hacer daño» Nacido en Iruñea, «pero empadronado en Eratsun» Julen Retegi -27-09-1985- está viviendo el sueño de su vida, el de poder emular a su padre, el pelotari que más finales Manomanistas ha disputado. Para bien y para mal, su apellido ha marcado irremediablemente su trayectoria profesional, que acaba de alcanzar su cénit tras eliminar al campeón Aimar Olaizola en cuartos y a Idoate en semifinales. Julen Retegi Jon ORMAZABAL Una estrecha carretera separa la casa familiar de los Retegi del frontón de Eratsun. La pelota es uno de los motores de su vida y el pequeño pero coqueto frontón, cuna de grandes pelotaris, es el elegido por el finalista para atender los compromisos con los medios. ¿Qué supone esta final? Es el fruto al trabajo de muchos años y, después de haber visto tantas por televisión, es un premio muy grande, un sueño hecho realidad. No voy a ser muy original, ¿Cuántos le han preguntado por el peso del apellido Retegi? Muchos, pero es un tema que lleva ahí desde siempre, es una discusión tonta, al final es un argumento fácil cuando te quieren hacer daño y es un tema al que no le he hecho nunca mucho caso. ¿Le ha beneficiado o perjudicado ser el hijo de una leyenda? Me habrá beneficiado algunas veces, pero como le habría beneficiado a otro ser el el hijo de otro, y en otras ocasiones me habrá perjudicado. Al final es con la intención con la que te lo dicen, siempre te lo hacen con crítica, pero es una cosa a la que no le he dado muchas vueltas. ¿Pero, con esa tradición, estaba predestinado a ser pelotari? No lo sé, pero al final es lo que más me gusta. Ahora mismo, si no estuviera jugando ni en Aspe ni en Asegarce, estoy seguro de que seguiría jugando a pelota. ¿Es cuestión de pasión y de horas de entrenamiento? Y que te guste, tienes días buenos y malos en los que no quieres ir a entrenar. Hace poco comentaba que antes, cuando terminaba el mano a mano, acababa hasta las pelotas de pelota y la chavala y yo solíamos irnos al Caribe. Iba saturado de pelota y una vez que llegaba allí, pasados o tres días y ya decía «¡qué a gusto jugaría a pelota!». Y la chavala se enfadaba, normal. ¿Le gustaría que su hijo siguiera la tradición y fuera pelotari? Que haga lo que él quiera. Al final tiene que divertirse. Primero que pase la infancia, se tiene que divertir. Ahora ves a niños con siete u ocho años jugando con pelota mixta o dura y creo que los críos tienen que divertirse, da igual si ganan o si pierden. Si sale pelotari que salga, pero que haga lo que le guste. ¿Tras ganar a Idoate dijo que su nacimiento le había venido bien, que estaba más relajado? No es que haya sido tener el niño y cambiar. Al final lo que te hace es tener que estar más pendiente de él, si llora tienes que estar ahí. Desde que a la chavala se le acabó la baja maternal tienes que meter más horas con él, y eso sí que te ayuda a desconectar, pero más que todo no es que quieras desconectar, sino que tienes que estar pendiente de él. ¿Volviendo a la pelota, cree que ha tenido que luchar contra una nueva forma de jugar, siendo usted un pelotari más «clásico»? Eso es un poco el sambenito que tenemos. Al final, el otro día contra Idoate no sé cuántos pelotazos le di yo también de aire. Las circunstancias del juego te mandan, si tienes que estar defendiendo vas a tener que estar pegando más de aire y si estás atacando juegas más a bote. Tenemos el sambenito de que soy más clásico y no tengo ningún problema con ello. Sé que me amoldo a lo que hay y, si le tengo que dar botecorrido, le doy y no tengo ningún problema. ¿Siente que el suyo ha sido un camino especialmente complicado? No, debuté y el primer torneo que jugué que fue el Cuatro y Medio del 2005 y llegué a la final junto a Arretxe. No ha sido complicado, llegamos a varias finales, luego en Segunda saqué los dos títulos del Parejas y el del Manomanista. Lo que sí ha sido complicado ha sido el poder meterme en el Parejas de Primera. Siempre ha habido pelotaris muy grandes; los dos franceses, Titín e Irujo en Aspe y luego Aimar, Asier, Pablito y Bengoetxea en Asegarce. Era un circuito cerrado como quien dice, entraban cuatro y era complicado quitarles el puesto. ¿Siente que ha tenido menos oportunidades de las merecidas? Bueno, hay ocasiones. Hace poco, cuando jugué el partido del Parejas de parte de Juan en el Labrit, contra Joseba -Ezkurdia- y José -Zabaleta-, ganamos y a la semana siguiente metieron a Aritz Lasa. En esas circunstancias sí que te sienta un poco mal, pero al final es la empresa la que elige, mira sus intereses, y si decidieron que tenía que jugar Aritz Lasa... El problema es que no hay un criterio claro y establecido... Es un problema. Si te dicen, mira, si ganas estos diez partidos vas a jugar el Parejas o si te marcan algún objetivo... pero es que tampoco sabes nada. Parece que lo hacen a dedo, pim-pam-pum. Pero al final son empresas y miran a lo suyo. ¿Este Manomanista puede ser un punto de inflexión en ese sentido? Va a jugar en San Fermín. Así es, me ha venido lo de San Fermín, que me ha hecho muchísima ilusión. También se está hablando más de mí... Para mí todo estos es nuevo y sí que es un punto de inflexión, pero luego hay que mantener ese nivel y seguir jugando. Estoy seguro de que volveremos a la realidad, pero seguiremos jugando con la misma ilusión. ¿Teme que sea algo pasajero? Sí, ya se ha visto con Saralegi, que hace poco llegó a semifinales en el Cuatro y Medio, no entró a la final de milagro, y ya se ha olvidado la gente de él. Idoate lleva tres años llegando a semifinales del Manomanista y en cuanto pase esto... Es un no parar, seguir y seguir y solo si estás como Irujo y Aimar, todos los días arriba, hablan de ti. Cambió de empresa pero todo fue similar ¿Cómo fue ese cambio, fue algo natural? No fue natural tampoco, fueron meses malos porque creo que se portaron mal. Me tenían 21 días en casa, luego jugar un partido y otros 21 días en casa.... No llegamos a un acuerdo económico, yo pensaba que tenía que cobrar unas cifras, llamamos a Fernando y él aceptó esas cantidades. ¿Fue un cambio positivo? Sí, desde el primer momento me acogieron muy bien. La diferencia que vi entre Aspe y Asegarce fue que en Asegarce, por ejemplo en las concentraciones, los vizcainos iban por un lado, los guipuzcoanos por otro... En cambio en Aspe es como una piña, desde los técnicos, Jokin, Iñaxio o Martín, es como más entre amigos, más familiar. Cuando ganó al campeón ¿le molestó que se hablara casi más de la salud de Aimar que de su magnífico partido? A mí no me molestó nada, gané el partido y me daba igual que estuviera con 40 de fiebre o que estuviera perfecto. Yo hice mi partido, gocé mucho ese día, él estuvo defendiendo y me salió un partido redondo. Me encontré muy bien y así fue el resultado, 22-11. Si sale campeón lo hará ganando a los dos números uno... Da igual contra quién juegue la final, la txapela es la txapela y es la guinda al gran campeonato que he hecho. Quién me iba a decir a mí el día de la presentación, con la escalera que tenía, que estaban Arretxe, Ezkurdia y Aimar y en la otra Elezkano, Xala, Barriola e Idoate, que iba a llegar a la final. Ahora lo del partido a partido está de moda pero es la realidad. ¿Para qué te vas a poner a pensar lo que pasará en tres partidos? ¿Hay algún motivo especial para este buen momento suyo? Este campeonato me ha llegado bien, si llego a perder el primer día contra Ezkurdia no estaríamos hablando ahora mismo. También hace falta una pizca de suerte en todos los deportes y creo que este año la he tenido. Físicamente se le ha visto muy bien, terminar el partido más entero que Idoate no es fácil... Me he encontrado muy bien, yo creo que han sido varias cosas, me ha pillado bien, un poco relajado. Renové para un año y no es que te lo tomes más tranquilo, pero hay que jugar y tenía la ilusión de poder mantener la posición ganada el año anterior. Al final te vas poniendo los objetivos poco a poco. ¿El no jugar por parejas le permite preparar más el Manomanista? Te viene bien para preparar, pero también te presionas bastante más. Estás desde febrero haciendo el físico, pensando en el Manomanista y claro, también se hace un poco pesado, al final no es como los demás, que tienen un mes y otra vez desconectan jugando por parejas. ¿Cuándo comenzó a prepararlo? Casi siempre empiezo en febrero a hacer el físico, luego en el frontón un poco más tarde, en marzo o así. Los primeros entrenamientos son muy desagradables, el mano a mano es muy duro, los primeros días, cuando le das del ocho y ves que no la mueves... es complicado y piensas «¿dónde me estoy metiendo?». Luego, cuando ves que las cosas salen, todo se hace mucho más agradecido. «Tengo peor cama, mucho peor colchón, pero duermo muchísimo mejor en Eratsun que en Iruñea» Frente a las comodidades de la ciudad, Julen Retegi, prefiere la vida «de pueblo» y Eratsun es el lugar que utiliza para desconectar y alejarse de la presión del día a día. ¿De Iruñea o de Eratsun? Nacido en Iruñea pero empadronado aquí -Eratsun- desde siempre. Yo vengo mucho aquí, todos los festivos, los fines de semana y en verano. En el año 92 o 93 compró mi padre la parte de abajo de la casa y desde entonces hemos venido aquí. ¿Lo prefiere a vivir en la ciudad? Me gusta mucho más esto, para dormir y para todo. En Iruñea es como que tienes más obligaciones, vas el lunes y tienes que ir a entrenar, te tienes que levantar pronto... luego vienes aquí el viernes y tengo peor cama, mucho peor colchón, pero duermo muchísimo mejor que en toda la semana. Vienes y sabes que el día siguiente no tienes que hacer nada, que tienes todos los trabajos hechos y da igual levantarte a las nueve que a las diez. ¿Cómo pasa el tiempo fuera del frontón? Cuando estoy en Iruñea suelo pasear con el crío, con este buen tiempo paseamos mucho y, si no, a los centros comerciales, yo creo que como todo el mundo. Al final tienes que sacar al crío de casa. ¿Estudios? Saqué bachiller y empecé Empresariales, pero una vez que empiezas en la Universidad hay que tomárselo en serio, hay que estudiar día a día, y yo no he sido de esos. Cuando ves esos tochos, ves que en una noche no te lo aprendes y al final tienes que elegir. La pelota te quita mucho tiempo, en aquel momento tenía que entrenar todos los días en Vitoria y me quitaba mucho tiempo. ¿Le queda la pena de no saber euskara? No es pena. Al final los libros y yo no nos hemos llevado muy bien y para aprender un idioma tienes que meter muchas horas. Nunca he tenido ni las ganas de aprender inglés, ni francés ni nada y lo vas dejando. ¿Pero pasando tanto tiempo en Eratsun, algo sabrá? Se entiende algo, pero no como para poder hablar. Al final es como si empezase a hablar en inglés. El chaval va a ir a la guardería en euskara, la madre ya sabe y, si me quieren criticar, ya sabes cómo lo harán. J.O,