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Orio se lleva la primera bandera de la Liga San Miguel 2014

El Cantábrico viaja al Mediterráneo

El campo de regateo de Barcelona resultó bien traicionero, fruto del viento y el oleaje. Orio, aprovechándose de un breve respiro de las condiciones, sacaba tajada. Mientras Pedreña, con el bote «Seve» inundado, tuvo que abandonar antes de concluir el primer largo.


«Tu alma es profunda y oscura», le decía Joan Manuel Serrat al Mediterráneo. Un Mediterráneo que en la jornada de ayer parecía el Cantábrico, fruto del viento sur y un oleaje incómodo -a la contra de la dirección del aire-, que hacía trabajar a destajo a los patrones para gobernar sus embarcaciones. Palcas, bombas de achique y juramentos en arameo de los patrones cada vez que la proa de la trainera rebotaba contra la mar; un estreno de la Liga San Miguel apta para los que gustan de regatas técnicas.

En el arranque de la Liga San Miguel 2014 Pedreña quedaba fuera de combate, mientras que Orio se llevaba la II Bandera Euskadi-Basque Country, haciendo gala de pericia y paciencia en un campo de regateo muy complicado. Tirán, Urdaibai o la propia Kaiku fueron otros de los que mejor parados salieron de Barcelona, mientras que Hondarribia, pese a llevarse su tanda, se quedó bien lejos de los mejores tiempos. San Pedro y Pasai Donibane tampoco lucieron como hubieran querido.

Diversos cara a cara

La recién ascendida Zierbena fue la primera víctima. Los «galipos» no fueron rival en una primera tanda eminentemente vizcaina, en la que Pasai Donibane también decepcionaba -el proel perdía un remo en la segunda ciaboga-, mientras Urdaibai y Kaiku volvían a protagonizar otro mano a mano.

Pese a una gran primera empopada de Kaiku, el tercer largo de la «Bou Bizkaia» daba el triunfo parcial a los de Bermeo, con cinco botes de diferencia respecto a la «Bizkaitarra», a la espera del resultado de los demás adversarios.

En esa segunda tanda, con un viento que aumentaba de fuerza por momentos, Pedreña sufría el mayor revés de la jornada, al tener que pararse para achicar agua en pleno primer largo. Los cántabros cometieron el imperdonable error de no tomar precaución alguna, con la calamidad añadida de que se les estropearan las bombas de achique durante el calentamiento. Así las cosas, Pedreña se veía obligada a abandonar la regata.

Hondarribia, mientras tanto, se marchaba en solitario desde el primer largo. Astillero y Cabo da Cruz se enzarzaban en una bonita pelea por la segunda posición, mientras que la «Ama Guadalupekoa» se centraba en su particular lucha contra el cronómetro y la referencia de Urdaibai. No obstante, los entrenados por Mikel Orbañanos no conseguían mantener el ritmo de Urdaibai y Kaiku, de forma que el resultado final de la regata quedaba a expensas de la última tanda, en un Mediterráneo tan malencarado como el que evocara Serrat.

El respiro del viento, clave

El viento, no obstante, comenzó a rolar en ese momento. Dejó de soplar el sur y pasó a hacerlo del suroeste, bajando brevemente su intensidad. Además, la competencia entre Tirán y Orio hizo que la tercera tanda postulara a llevarse la regata barcelonesa. A las órdenes de Irakoitz Etxeberria, los «aguiluchos» fueron afianzándose en las aguas del Mare Nostrum, sobre todo a partir del segundo largo.

Mientras, Tirán perdía comba y se enfrentaba en un cara a cara con Portugalete, siendo San Pedro la perjudicada de la supuesta tanda de honor, marcando los peores registros -salvo el desastre de Pedreña-.

Orio remaba con pausa, evitando rebotar la proa sobre el agua. Ese buen hacer le hizo superar a Urdaibai y llevarse la primera bandera de la campaña.