12 JUIL. 2014 Mundial | Los finalistas, por su parte, no quieren hablar de favoritismos mundial El partido que nadie quiere jugar Van Gaal se queja de que se les obligue a jugar por el tercer puesto y Scolari teme que una derrota empeore el drama brasileño. Joseba VIVANCO Al seleccionador holandés no le hace ninguna gracia jugar hoy. No hay ni siquiera medalla de bronce, como en los JJOO. Louis Van Gaal se ha quejado. Si fuera por él, el encuentro contra Brasil, este sábado en el estadio Nacional Mané Garrincha, no se disputaría, porque no le encuentra ningún sentido y considera que no tiene relevancia ni para el ganador y, evidentemente, hace más daño al perdedor. El nuevo técnico del Manchester United considera que una vez que se pierde en las semifinales, que ya es una derrota bastante dolorosa, cada selección debería poner fin a su trayectoria mundialista. No le encuentra explicación a este encuentro y, aunque no le queda más remedio que disputarlo, ha levantado la voz: «Este partido no se debería jugar. Es algo que vengo diciendo desde hace diez años. No se consigue ningún premio. Nosotros hemos jugado maravillosamente bien en este Mundial y podemos irnos con dos derrotas consecutivas. Nos iríamos como perdedores. Es injusto. Solo hay un premio en la Copa del Mundo, que es ser campeón». No le falta razón a Van Gaal, porque la trayectoria de su selección, en cuanto a resultados, ha sido excelente. Una derrota ante el país anfitrión sería hasta mal digerida, y no digamos nada si el que vuelve a morder el polvo y lo vuelve a hacer con estrépito es Brasil. Directamente les daría un corte de digestión a los de Scolari. Una nueva derrota «empeorará todo», ha asumido el selecccionador brasileño, que tiene los días contados. «A medida que no juguemos bien, no ganemos o tengamos otra decepción, claro que va a empeorar todo, pero incluso una victoria podrá cambiar poco», asume Felipao. Por cierto, como nota curiosa, Van Gaal y Scolari se vieron las caras en los banquillos una vez antes de hoy. Fue en la Intercontinental de 1995, cuando uno dirigía al Ajax y el otro al Gremio de Porto Alegre. Manda la FIFA y sus negocios televisivos, y toca partido por el dichoso tercer y cuarto puesto (22.00). No estaría mal que ambos equipos se lo tomaran como una honrosa despedida y homenaje al buen fútbol, máxime por dónde se disputa: el Estadio Mané Garrincha. Mascherano se dejó el «orto» El duelo entre brasileños y holandeses será el aperitivo de la gran final de mañana. El favoritismo alemán contra el corazón argentino, le dicen algunos. «Para ser claros pongamos los números sobre la mesa: estamos en la siguiente ronda, de la misma forma que tras el partido de Argelia», matizó el goleador Thomas Müller para rebajar cualquier entusiasmo desmedido. Una opinión respaldada por su compañero Per Mertesacker: «El domingo es lo que cuenta. Es todo o nada». Palabras que ratifica el capitán de la nave germana, Joachim Löw: «Tengo la sensación de que todos tenemos los pies en el suelo y que estamos listos para dar este último paso». Vamos, nada que ver con el «Bienvenidos a la final, argentinos, y felicidades por el subcampeonato», con el que saludó el prestigioso diario deportivo ``Bild'' la clasificación de la Albiceleste. Veremos. Enfrente Argentina, encomendada al Jefecito Mascherano, el mismo que casi se deja el orto, según confesión suya, en aquella atajada a disparo de Robben sobre la bocina. «Que le siga pasando a él, por las dudas», ironizó su compañero de armas Maxi Rodríguez. Otro que tal se las gasta, el Kun Agüero -envuelto estos días en una discusión familiar y mediática con la familia de su exmujer, los Maradona-, fue cuestionado sobre el favoritismo alemán. «Si tenés plata, apostá por Argentina. Olvidáte», remató con su picardía característica. Argentina tiene crédito. «Alemania no es imposible», ha defendido Maradona, quien ya sabe lo que es tumbar a los alemanes. Como jugador lo hizo en la final del Mundial de México´86; cuatro años después, en Italia´90, fueron ellos quienes se cobraron la revancha ante los `ches' en la final. Esa finalísima que «hay que ganarla como sea», reitera Agüero. Aunque Mascherano tenga que «dejarlo todo» en la cancha, ríe el Kun.