Inaugurar con Fausto

La Condenación de Fausto» es una obra idónea para grandes celebraciones. La Quincena Musical ya la programó como clausura de su edición de 2001 -aún reciente la exitosa versión de La fura dels baus y el Orfeón Donostiarra en el Festival de Salzburgo- y volvió a recuperarla el viernes para inaugurar su edición número setenta y cinco. Sobre el escenario nos encontramos un efectivo enorme: la Orquesta del Capitolio de Toulouse, el Orfeón Donostiarra y su cantera, el Orfeoi Txiki, en total unos 150 músicos para un espectáculo que en manos de Tugan Sokhiev tuvo ese carácter operístico que le sienta tan bien a esta extraña y visionaria «leyenda dramática» de tema demoníaco. La orquesta francesa no estuvo siempre fina, especialmente en las dos primeras partes, donde hubo inseguridades en los vientos y fraseos algo bastos. Mejoró sustancialmente tras el descanso, y el estremecedor galope de Fausto hacia el infierno, de una dificultad orquestal imponente, fue resuelto con gran efecto. Entre los cantantes destacó una Julie Boulianne de la que no teníamos demasiadas referencias, y que sorprendió con una Margarita excelente en técnica y expresividad. También cumplió Bryan Hymel, con fraseos generosos y un hermoso timbre que no siempre corría bien por el Kursaal. Peor estuvo el Mefistófeles de Paul Gay, mejor actor que cantante e incómodo en la tesitura que requiere el personaje. El Orfeón Donostiarra, que se conoce la obra a la perfección, cantó a la altura de las expectativas, especialmente unas mujeres que firmaron momentos muy bellos.