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Udate

Fronteras


Existen fronteras culturales? ¿Cuáles son, dónde están, quiénes las controlan? Participé en un debate internacional sobre el asunto y acabé con más dudas. Existen fronteras políticas, aduaneras, idiomáticas, económicas y todas inciden de manera lógica en la vida cotidiana y en la actividad cultural habitual o excepcional. Existen barreras de clase. La educación va conformando un imaginario, unos gustos, unas costumbres para disfrutar de los bienes culturales, y eso no se produce con la misma intensidad en todos los lugares, ni en todas las familias con capacidades económicas dispares.

Cuando las necesidades básicas aprietan, los bienes culturales más elaborados no existen, ni se aprecia su ausencia. Uno mantiene que la única frontera realmente activa es la educacional, la del conocimiento y la de la iniciación en el goce de ver un cuadro, escuchar una sinfonía, leer en alto una poesía, motivar las neuronas espejo ante una buena danza o involucrarse emocional e ideológicamente en una buena obra de teatro. Hay distancias tan amplias entre unos y otros que son auténticas fronteras imposibles de traspasar sin el salvoconducto de la iniciación y la voluntad.

Por eso reclamamos políticas públicas democráticas para eliminar esas distancias, para hacer asequible a cuantos más ciudadanos mejor esas joyas culturales. Sabiendo que algunas de las bellas artes están siendo disfrutadas por segmentos muy minoritarios que las aprecian y que en su inmensa mayoría son clases medias altas y medias y profesionales liberales, ya que las clases menos favorecidas están condenadas a la programación televisiva que les proporciona sucedáneos de baja calidad.