«Mommy» Una explosión vital

Con tan solo 25 años y cinco largometrajes que nunca han pasado desapercibidos, el quebequés Xavier Dolan ha sobrepasado el límite que le cataloga como enfant terrible del cine canadiense para convertirse en un autor consolidado gracias al Premio Especial del Jurado que cosechó en la última edición del Festival de Cannes. El autor de propuestas tan intensas como “Les Amours Imaginaires” ha vuelto a regalar al espectador un derroche de ingenio técnico y dramático a la hora de narrar la compleja relación materno-filial que comparten una mujer marcada por la vida y las circunstancias y su hijo, un joven que padece un trastorno sicológico catalogado como ADD que lo convierte en una bomba de relojería imprevisible. El carácter irascible y extremo que se apodera del joven en cuanto estalla dentro de él un ataque, detona la rutina que comparte su madre, la cual debe hacer acopio de todo su carácter para no sucumbir ante la violencia volcánica de su hijo. A pesar de que el engranaje argumental pueda resultar extremo y tendente al dramón familiar, “Mommy” apuesta por un saludable discurso humano, sensible, cálido y a la par feroz que Dolan sabe dosificar con mucha pericia gracias a las excelentes interpretaciones, un montaje bien hilvanado y aderezado con pequeños clips musicales muy bien resueltos y la utilización de dos formatos de pantalla, uno de ellos es cuadrado y subraya la opresión a la que se ven sometidos los personajes en ese minúsculo encuadre y la amplitud de la pantalla tradicional que dota de aire renovado la cargada atmósfera que comparten los personajes.