23 SEPT. 2014 62 EDICIÓN DE ZINEMALDIA Reconstruírse a sí misma y reflejarse en otro espejo Christian Petzold compite en Zinemaldia con «Phoenix», que reconstruye la vida de una joven cantante que regresa de un campo de concentración con el rostro totalmente desfigurado e intenta retomar su vida tras encontrar a su marido que la traicionó. Ariane KAMIO DONOSTIA Alemania. Días de posguerra. Una joven cantante sale viva de milagro de un campo de concentración tras recibir un disparo en la cara. La dan por muerta, pero logran rescatarla. Ha de enfrentarse a una operación quirúrgica. Su rostro está totalmente desfigurado y es necesario reconstruirlo. Pide al cirujano que intente que se parezca lo más posible a su aspecto anterior. Su objetivo será buscar de nuevo a su marido, Johhny, el pianista con quien compartió escenario. Consigue dar con él, pero no se encontrará con lo que estaba buscando. A Nelly (Nina Hoss) le persigue una historia de traición que irá descubriendo poco a poco. Christian Petzold presenta a concurso «Phoenix», según explicó ayer en Donostia, «la reconstrucción de la vida de Nelly y la de todo un país». «Nelly aparece primero sin rostro en el hospital, luego tiene que aprender a estar viva de nuevo, a encontrarse con hombres y mujeres...», dijo. Y en esa reconstrucción emprende el camino de reencontrarse con su marido. Así lo analizaba Petzold: «Ha de enfrentarse con lo que ella siente y con lo que ha encontrado; averiguar si el amor entre ambos está destrozado o no, si sigue vivo». Petzold dijo haber elegido deliberadamente la posguerra alemana para ambientar esta historia. «La reconstrucción del `yo' fue un reto moral. Fue complicado encontrar un equilibrio cuando estábamos rodando la película. Es como si en Alemania hubiera pasado una tormenta terrible y hubiera que reconstruir todo eso. La reconstrucción del `yo' tiene un paralelismo con la reconstrucción del país». Espacios libres Petzold aseguró que no se ciñió al guion de forma rigurosa y que tampoco lo escribió todo de arriba abajo. También quiso dejar espacios libres a los actores para que desarrollaran sus papeles de forma más holgada. «Me he concentrado más en los ensayos con los actores. No tenía un guion muy cerrado, dejaba que todo fuera fluyendo y que la película fuera más viva», anotó. «Hay muchos aspectos que no se reflejan en el guion pero que se han ido desarrollando sin quererlo durante la película», añadió, para subrayar que «la música es un símbolo del abandono» dentro de la trama, por lo que cuando Nelly vuelve a cantar «es cuando recupera su alma». El director también fue preguntado por la frialdad que refleja en sus largometrajes, y así mostró sus argumentos: «No sé si es frialdad lo que aparece en mis películas, pero creo que lo que he captado es concentración. Me concentro más en los actores e intento reflejar esa intensidad con ligereza». Negó cualquier comparación con «Vértigo», aunque sí reconoció que hay una pequeña inspiración de «La novia de Frankenstein». «`La novia de Frankenstein' era una de las películas que tenía en mente y que vi muchas veces cuando estábamos rodando. Frankenstein construye una mujer en un sótano, como ocurre en esta cinta y los hombres son como artesanos ocultos que tratan de conseguir la mujer con la que sueñan», afirmó. PARALELISMO. «La reconstrucción del yo' fue un reto moral. Fue complicado encontrar un equilibrio cuando estábamos rodando la película. Es como si en Alemania hubiera pasado una tormenta terrible y hubiera que reconstruir todo eso. La reconstrucción del yo' tiene un paralelismo con la reconstrucción del país».