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EIBAR Nuevo año

Falta lo mejor y lo peor

El Eibar afronta el segundo tramo de la temporada con el aval de su trayectoria y las preocupaciones derivadas de la acumulación de esfuerzos y de las posibles fugas en el mercado invernal.


El Eibar prepara desde el domingo el segundo tramo de la temporada. 22 partidos separan a los azulgranas de su objetivo, la permanencia. Un logro que, de conseguirse, no desmerecerá en dificultad de los dos ascensos consecutivos que han celebrado en las dos últimas campañas. Una meta a la que el Eibar se ha encaminado con decisión, lo que invita a pensar que lo mejor está por venir. Pero en el horizonte también aparecen nubes para un equipo consciente de que le tocará sufrir, incluso más de lo que cabría esperar.

La trayectoria que han trazado los armeros desde su estreno en Primera, que les lleva a concluir 2014 como el mejor equipo vasco con sus 20 puntos -prácticamente la mitad de los que necesita para la salvación, cuando todavía restan tres jornadas para concluir la primera vuelta-, invita al optimismo. Más aún teniendo en cuenta cómo ha conseguido esa puntuación el equipo que, además, ha sido capaz de ir limando alguno de sus déficits con el paso de las semanas, como los arranques dubitativos o las pérdidas puntuales de contundencia defensiva que tantos puntos le costaron. No sorprende, así, que propios y extraños excluyan al Eibar del grupo de principales candidatos al descenso en las quinielas.

Minutaje

Pero no todo son vino y rosas. Los azulgranas son muy conscientes de que deberán sufrir considerablemente antes de conseguir que 2015 también sea un año histórico. La principal preocupación deriva de cómo puede afectar en el rendimiento la acumulación de esfuerzos y la posible fuga de cerebros en el mercado invernal.

El primero puede darse casi por seguro, teniendo en cuenta por un lado cómo se complica habitualmente la competición en la segunda vuelta, cuando los equipos ya tienen definidos sus objetivos y pelean con uñas y dientes por hacerlos efectivos, multiplicando el coste de cada punto; y, por otro, la escasa profundidad de la plantilla del Eibar, que basa buena parte de su éxito en un esfuerzo notablemente superior al de sus rivales y en la que un puñado de futbolistas acumulan un porcentaje considerable de minutos.

El 90% de la competición, nada menos, se la han repartido entre apenas 14 jugadores y, aunque hay algunos como Manu del Moral que, previsiblemente, irán incorporándose a ese grupo, también los hay como Javi Lara, cuya aportación se ha ido reduciendo visiblemente con el tiempo. La aportación de jugadores como Nieto o Lekic es poco más que anecdótica todavía, y la de Ángel va camino de serlo; Didac Vilà, que ha enlazado un par de lesiones, apenas ha disputado un partido de Copa, y Jaime Jiménez ni siquiera ha podido debutar. Una lista demasiado larga para una plantilla de apenas 23 integrantes, incluyendo tres guardametas.

La solución puede pasar por el mercado de invierno, y de hecho los rumores se intensifican en las últimas semanas. Pero esa puerta también puede abrirse para salir, una posibilidad que se convierte en la segunda gran fuente de preocupación de los responsables armeros. Al margen de las sorpresas de última hora, que nunca faltan, dos jugadores, ambos imprescindibles para Gaizka Garitano y con final de contrato el próximo 30 de junio, repiten en todos los comentarios: Eneko Bóveda, cuyo futuro parece pasar por el Athletic, y Raúl Albentosa que, sin lugar a dudas, va a tener donde elegir.

El central alicantino, el único futbolista azulgrana que ha disputado todos los minutos de Liga disputados hasta ahora, es pretendido por al menos media docena de equipos de la Premier League -y por el Sevilla, según informaciones publicadas en la ciudad andaluza-, que además estarían dispuestos a abonar ahora su cláusula de rescisión, sin aguardar a junio. Un considerable quebradero de cabeza para el club, consciente de que perderá a uno de sus mejores jugadores cuando acabe la temporada -hace tres meses que se trabaja en una renovación que se admite cada vez más lejana- pero que espera, al menos, retenerle hasta entonces, amén de evitar otras posibles fugas, para que las dificultades de la segunda vuelta no sean mayores incluso de las previstas.