04 FéV. 2015 Analisia | Preocupación por la lesión de Carlos Vela Cuando la planificación no es la adecuada, lo deportivo sale mal La delicada situación que vive la Real, a cuatro puntos del descenso y con la baja de Vela para dos meses, es una consecuencia de una mala planificación deportiva, que no ha sabido responder a las carencias que mostraba el equipo y a la pérdida de un jugador como Griezmann. El problema para la Real es que no tiene jugadores en la primera plantilla de las características de Vela y Griezmann y por eso ha dedicado el mercado de invierno a buscar dos cesiones que ofrecieran la velocidad que falta. Joseba ITURRIA El lunes, más que ofrecer una rueda de prensa, el presidente Jokin Aperribay explicó y defendió la planificación deportiva desde una premisa equivocada. «La Real no puede prever la lesión de Vela», cuando evidentemente una plantilla debe estar preparada no solo para cubrir la baja de cualquier jugador, también para sustituir a otro hombre clave en los éxitos de las temporadas anteriores, Antoine Griezmann. El problema para la Real es que no tiene jugadores en la primera plantilla de las características de Vela y Griezmann y por eso ha dedicado el mercado de invierno a buscar dos cesiones que ofrecieran la velocidad que falta. Se ha criticado mucho al Consejo y a la dirección deportiva por las gestiones que ha realizado para incorporar a esos dos jugadores en enero, pero la explicación dada por Aperribay dejó claro que es el único período de fichajes de las dos últimas temporadas en las que el club blanquiazul ha hecho lo que debía. Ha buscado lo que necesitaba en la modalidad que debía hacerlo, cesiones con opción de compra, y cuando no ha podido incorporar a ningún jugador en estas condiciones ha intentado fichar al primer jugador que pidió Moyes, Nabil Bahoui, por una cantidad razonable, dos millones de euros. A última hora se truncó la operación, pero por culpa del AIK Solna. Nada se les puede reprochar en este período a los técnicos y a su Consejo. Pero sí en los anteriores. Las primeras decisiones equivocadas llegan en el verano de 2013 y no por la apuesta por dar continuidad con Jagoba Arrasate al trabajo desarrollado por Montanier. El de Berriatua formaba parte del cuerpo técnico que llevó al equipo al cuarto puesto, era el entrenador con más proyección en muchos años en Zubieta y en sus primeros siete meses demostró que la apuesta fue acertada al lograr la clasificación para la fase de grupos de la Champions, para semifinales de Copa y al llegar a finales de enero con 36 puntos en 21 partidos. Ahora la Real tiene 22 en ese número de jornadas. Pero ya en ese verano se tomaron dos decisiones equivocadas, al fichar a Seferovic, no era normal que un delantero que no quería la Fiorentina valiera para la Real, y Granero, porque había jugadores suficientes para el centro del campo, como se demostró pese a las bajas que hubo en los primeros meses tras lesionarse el madrileño. También se equivocó la Real en enero de 2014 por el mismo motivo al fichar por 3,5 millones de euros a un jugador como Canales que se había roto en dos ocasiones el ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha y además con un contrato de larga duración, hasta junio de 2017. La Real había demostrado que no necesitaba centrocampistas y además, de ficharlo, debía buscar uno físicamente fuerte, que es lo que le falta a un equipo que no tiene jugadores para presionar bien en el centro del campo y en la delantera. En el año que lleva en Donostia no ha aguantado físicamente un partido completo a un buen nivel. Además su fútbol de mucha conducción era radicalmente diferente al del jugador al que relegó a la suplencia en la media punta, lo que unido al bajón de nivel de Griezmann, con la cabeza puesta en el Mundial, provocó que la Real solo sumara 23 puntos en las últimas diecisiete jornadas de la pasada Liga. Pero lo peor de la planificación llegó el pasado verano y no tanto por renovar a Arrasate, el cómputo global de su primera temporada justificaba esa decisión, como por planificar la plantilla en base a un cambio de esquema que no tenia ningún sentido porque el equipo llevaba años con una forma de jugar y porque los jugadores con más proyección de la cantera también encajaban mejor en un 4-2-3-1 o un 4-3-3 que en un 4-4-2 con cuatro centrocampistas interiores en rombo. Una forma de jugar sin bandas ofensivas muy poco utilizada y que ni tan siquiera Arrasate mantuvo. Así la Real no contrató a ningún jugador de banda, fichó a Granero con una alta ficha hasta 2018 a pesar de haberse roto también el ligamento cruzado y para sustituir a Griezmann y Seferovic hizo una inversión muy alta de 7,5 millones por un Alfred Finnbogason que solo había destacado en una Liga como la holandesa y al que bastaba con ver el video de sus goles para ver que no era un delantero de garantías que justificara esa inversión. Aperribay venía a admitir que en esta decisión de planificar la plantilla con un 4-4-2 estaba el origen de los problemas de la Real, que sobre todo se equivocó al no aprovechar la opción que le daba la negociación con el Barcelona por Claudio Bravo para intentar conseguir cesiones con opciones de compra de jugadores que ofrecieran la velocidad que faltaba al equipo para sustituir a Griezmann e incluso a Vela. En lugar de buscar este tipo de jugador, se obsesionó con otro centrocampista como Jonathan dos Santos sin lograrlo. La Real apostó fuerte por Vela, quince millones, -los cuatro que dejó de ingresar y los once que pagó al Arsenal- como si eso fuera una garantía y en el fútbol no la hay. Rendimientos pasados no garantizan rendimientos futuros y un solo jugador no puede sostener un equipo. A pesar de que Aperribay señaló que era el único jugador que no faltó a ningún entrenamiento la temporada pasada, la Real debía haber previsto que se podía lesionar porque su estilo de fútbol, colocando el cuerpo y las piernas delante del balón para provocar faltas, como en el caso de Zurutuza, podía provocar lesiones. Al final, Vela se lesionó con una fascitis plantar en verano y ahora con una rotura de menisco interno y la Real no tiene jugadores no ya de su nivel, tampoco de sus características, y se acusó su baja en el comienzo de Liga y hay el temor de volver a acusarlo ahora. La Real tiene la opción de fichar a un jugador en paro, pero eso iría en contra de lo manifestado por Aperribay el lunes. Sería fichar por fichar y es difícil que un jugador sin contrato rinda en los siete partidos sin Vela mejor que los que están. Hay que apelar, como hizo el presidente, a que todos den un nivel mucho más alto en lo que queda de Liga. La Real va a tener un problema serio porque tiene muy poca velocidad y físicamente es un equipo flojo, lo que le impide recuperar el balón en posiciones adelantadas o jugar al contragolpe. Pero tiene plantilla suficiente para lograr la permanencia y debe aprovechar los partidos que quedan para ver el nivel de esos jugadores y los del Sanse y aprender de los errores cometidos. Y no se trata de culpar a Loren o Arrasate, ha sido el club por completo el que ha fallado en la planificación deportiva estos dos años.