20 MAR. 2015 El montaje final de «Blade Runner» regresa a los cines Con todos los honores de un estreno, vuelve a las salas de cine el montaje final aprobado por Ridley Scott de «Blade Runner». Han pasado ya 33 años desde las primeras proyecciones, y es demasiado tiempo el transcurrido para perdonar la masacre que Warner hizo con la película. Mikel INSAUSTI DONOSTIA El tiempo suele hacer justicia con las obras maestras del cine, porque hay que recordar que «Blade Runner» tuvo críticas adversas en su estreno de 1982, y una mala recepción comercial en la taquilla estadounidense. Después, y gracias a la reivindicación del público europeo, se ha convertido en una obra de culto intocable. No puede ser de otra forma, porque tal es la influencia que ha tenido en todo el desarrollo posterior del género de ciencia-ficción en su variante distópica. La culpa de las dudas iniciales la tuvo el estudio Warner, que impuso un montaje descafeinado de la película, en contra de la voluntad de su director Ridley Scott, con un final idílico que contradecía el resto del pesimista planteamiento argumental. Posteriores versiones con montajes más aproximados a lo que debería haber sido siempre el montaje original son las que han devuelto a «Blade Runner» al destacado lugar que le corresponde. ¿Es Harrison Ford un replicante? El montaje final, que ahora se repone en las salas de cine, no solo elimina el tan odiado falso desenlace, sino que añade escenas claves para entender la libre adaptación que Ridley Scott y sus guionistas hicieron de la novela de Philip K. Dick «¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?». El tema central es el de la reflexión sobre la identidad humana, y a tal fin Ridley Scott deja unas pistas claras para crear una ambivalencia en el detective protagonista interpretado por Harrison Ford. La paradoja radica en que se trata de alguien que persigue a los androides, pero en el fondo puede ser uno de ellos. La inclusión de la secuencia onírica del unicornio, mito representativo de la eternidad, junto con las figuras de papel (papiroflexia) que hace el personaje de Edward James Olmos, apuntan definitivamente en esa dirección. Pero otro replicante encarnado por Rutger Hauer le quitó protagonismo con su famoso diálogo póstumo: «... todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia».