La COP21 es la próxima meta para sellar un acuerdo global
Los retos de la cumbre sobre el clima que arrancará en París el 30 de noviembre son de tal magnitud que nadie prevé que transcurra sobre un camino de rosas, a no ser que visualicemos un sendero en el que, entre los pétalos, sobresalen enormes espinas.
Los temas más espinosos a los que se enfrentarán las partes negociadoras convocadas a la 21ª Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP21) están muy bien señalizados. No obstante, el resultado de las negociaciones previas no ha servido para difundir expectativas optimistas sobre el resultado que se puede presentar a la opinión pública el 11 de diciembre en la capital francesa. Ni siquiera la intensa labor desplegada por la diplomacia gala en los últimos meses ha podido esconder los nubarrones que se ciernen sobre una cita tan importante para el devenir del planeta, que se desarrollará en una ciudad que, a buen seguro, seguirá bajo el shock de los dramáticos atentados del pasado viernes y rodeada de extraordinarias medidas de seguridad.
Tras el fiasco de la última ronda de negociaciones celebrada en Bonn en octubre (cuyo resultado reflejamos en el texto adjunto), la cumbre informal de ministros que se llevó a cabo en París del 8 al 10 de noviembre, a la que se denominó «pre-COP21» y en la que estuvieron representados cerca de 70 estados, no aportó ningún avance sustancial. El ministro francés de Exteriores, Laurent Fabius, que presidirá la Conferencia de París, intentó maquillar el fracaso con un impecable, y al mismo tiempo vacuo, lenguaje diplomático: «El trabajo que nos queda es considerable, pero el éxito es imprescindible».
Más fácil de entender fue la advertencia lanzada por la embajadora francesa para la COP21, Laurence Tubiana, en la sesión plenaria con la que concluyó el encuentro de la ciudad alemana: «Esta semana, realmente, no hemos negociado; hemos clarificado las opciones pero no podemos repetir esto la próxima vez. Deben estar preparados a negociar en París desde el primer momento».
Además, el juego diplomático tiene sus riesgos: si un día las campanas se lanzan al vuelo porque en su visita a China, a principios de este mes, François Hollande y su homólogo Xi Jinping respaldaron una declaración conjunta a favor de un acuerdo «jurídicamente vinculante» –eso sí, incluyendo una cláusula de revisión–, ahora tocan a funeral porque el secretario de Estado de EEUU, John Kerry, dio por hecho que el resultado de la Cumbre de París «no será realmente un tratado», ya que «no tendrá objetivos de reducción [de emisiones] jurídicamente vinculantes» como los que recogió el Protocolo de Kyoto de 1997, que Washington firmó, pero que se ha negado a ratificar.
Tras la presentación del contexto, centrémonos en los puntos de mayor fricción que tendrán las negociaciones de la COP21.
Financiación de medidas acordadas
En esta cumbre auspiciada por la ONU estarán representados 195 estados. No todos tienen el mismo peso político, demográfico o económico, por lo que muchos de ellos prefieren actuar como un bloque para hacer valer sus posiciones iniciales de cara a las negociaciones que se esperan más arduas.
Una de las claves a resolver es esta: ¿cómo se financiarán las acciones de mitigación de emisiones que se deben implementar para hacer frente al cambio climático? Aunque parezca que empezamos por el final, este punto sirve para presentar los intereses que mueven a cada bloque.
«El éxito o no de París dependerá de lo que haya respecto a la financiación en el corazón del acuerdo». Así lo subrayó en Bonn el embajador sudafricano, Nozipho Mxakato-Diseko, quien acusó a los países ricos de huir de sus obligaciones y de prohibir intencionadamente la presencia de observadores (especialmente de las ONG) en las reuniones. Los países del Sur inciden en la responsabilidad histórica de los del Norte en el calentamiento global, por lo que presionan para obtener garantías de financiación para hacer viables las medidas que cada uno de ellos se comprometa a materializar para frenar los impactos del calentamiento.
Por su parte, los denominados países desarrollados resaltan que el mundo ha cambiado mucho desde que comenzara la era industrial y que ahora los grandes países emergentes también pueden contribuir financieramente a paliar el impacto de la actividad humana sobre el cambio climático.
A este respecto, el Grupo de los 77 –que agrupa a unos 130 países, entre ellos a casi todos los de Sudamérica, África y Asia, incluyendo a India y China– dejó patente su decepción con el borrador de acuerdo presentado en Bonn por la Convención Marco sobre Cambio Climático (UNFCCC).
Los países del Sur plantean que se asegure un aumento de las inversiones en proyectos relacionados con el clima a partir de 2020, fecha de entrada en vigor del eventual acuerdo de París, y exigen que esa financiación se sume, y no sustituya, a la ya prevista como ayuda al desarrollo.
Objetivos a largo plazo
En lo que hay unanimidad, al menos de cara a la opinión pública, es en que es necesario alcanzar un pacto mundial parar limitar el aumento de la temperatura global por debajo de los 2 grados centígrados en comparación con los valores preindustriales. Los países en vía de desarrollo, especialmente los estados insulares, son los que han planteado el objetivo más ambicioso: impedir que el termómetro global suba más de 1,5° C.
La cuestión es urgente puesto que, así lo asume la mayoría de los países y prácticamente todos los grupos ecologistas, el planeta se calienta a una velocidad creciente a causa de los gases de efecto invernadero, que son generados, fundamentalmente, por el uso de combustibles fósiles.
Las fórmulas planteadas por los distintos bloques van desde establecer objetivos precisos –como una fecha límite para el pico de emisiones o un porcentaje concreto de reducción para el año 2050– hasta esbozar metas muy difusas –como proceder a la «descarbonización» o avanzar en una «transformación global baja en carbono»–.
Es probable que la tradicional fractura entre países desarrollados y países en vías de desarrollo vuelva a centrar el interés mediático en París durante los primeros días, pero estos bloques no son monolíticos, como lo refleja el hecho de que EEUU –el mayor emisor de gases contaminantes– y Canadá abandonaran el Protocolo de Kyoto, que sí han ratificado todos los miembros de la UE, China, Rusia, India... y hasta 192 estados, aunque no todos lo cumplan rigurosamente.
El documento base deja miles de posibilidades abiertas para la redacción final del hipotético acuerdo
El objetivo de la última ronda negociadora previa a la COP21, celebrada en Bonn del 19 al 23 de octubre, era elaborar un texto conciso que marcara claramente las cuestiones más espinosas a decidir, para facilitar así el desarrollo de la cumbre de París. Pero sucedió todo lo contrario: se pasó de un texto de 20 páginas a otro de 52, en el que se incluyen tantas opciones para cada artículo [cada una de ellas presentada entre corchetes como estos] que es imposible aventurar cuál será la redacción final del acuerdo, si es que lo hay. El borrador oficial cerrado el día 23 fue calificado de «ilegible» por muchos negociadores. GARA ofrece aquí un ejemplo muy relevante, ya que se trata del artículo referido a la emisión de gases de efecto invernadero; junto a la versión original en inglés, incluimos una traducción al castellano.
Borrador anterior (20 páginas):
Article 3 (Mitigation)
1. Parties aim to reach by [X date] [a peaking of global greenhouse gas emissions] [zero net greenhouse gas emissions] [a[n] X per cent reduction in global greenhouse gas emissions] [global low-carbon transformation] [global low-emission transformation][carbon neutrality] [climate neutrality].
Artículo 3 (Mitigación)
1. Las partes tienen como objetivo alcanzar en [la fecha X] [un pico de emisiones globales de gases de efecto invernadero] [cero emisiones netas de gases de efecto invernadero] [un X por ciento de reducción en las emisiones de gases de efecto invernadero] [transformación global baja en carbono] [transformación global de bajas emisiones] [la neutralidad de carbono] [neutralidad climática].
Borrador consensuado el 23 de octubre (52 páginas)
Article 3 (Mitigation)
1. COLLECTIVE LONG-TERM GOAL
Option 1: [Parties aim [to achieve the global temperature goal], in accordance with the best available science [and the principles of the Convention], through [long-term global [low-[carbon][emission] transformation] [[climate][carbon] neutrality]], [and peaking their [net] emissions] [by 2030] [20XX][as soon as possible], [with a [x]40-[y]70% net emission reduction below 2010 levels by 2050][according to the global carbon budget distribution based on climate justice], and [overall reductions][[net] zero emissions] [over the course of the century][by 2050][by 2100].2]
Option 2: [Parties aim to reach long-term global low-emission transformation, in the context of sustainable development and equitable access to atmospheric space {placeholder for further elaboration of the context, including CBDR, comprehensiveness, distribution of global carbon budget based on climate justice and etc.}.]
Option 3: [In pursuit of the objective of the Convention set out in its Article 2,] [and] [to achieve the long-term temperature goal set out in Article 2 of this Agreement,] Parties aim to reach [by X date] [as soon as possible] [a peaking of global greenhouse gas emissions] [and rapid reductions of global greenhouse gas emissions thereafter to at least] [40-70] [70-95] per cent below 2010 levels by 2050] [and zero net greenhouse gas emissions in the period 2060 - 2080] [[bearing in mind that peaking will vary for different countries and will be longer for developing countries] [[and] bearing in mind social and economic development and poverty eradication are the first and overriding priorities of developing country Parties]][[in pursuing [decarbonisation of the global economy over the course of this century] [global low - carbon transformation] [global low-emission transformation]] [in the sharing of the remaining global emission budget]].
Artículo 3 (Mitigación)
1. OBJETIVO COLECTIVO A LARGO PLAZO
Opción 1: [Las Partes pretenden [lograr el objetivo de temperatura global], de acuerdo con la mejor ciencia disponible [y los principios de la Convención], mediante [la transformación a largo plazo [de emisiones] globales [bajas [en carbono]] [la neutralidad [de carbono] [climática]], [y su pico de emisiones [neto]] [para 2030] [20XX] [lo antes posible], [con un [x]-40-[y]70% de reducción en las emisiones netas en base a los niveles de 2010 para 2050] [de acuerdo con la distribución del presupuesto global del carbono basado en la justicia climática], y [reducciones en general] [cero emisiones [netas]] [en el transcurso del siglo] [para 2050] [para 2100].]
Opción 2: [Las partes pretenden alcanzar la transformación global de bajas-emisiones a largo plazo, en el contexto del desarrollo sostenible y el acceso equitativo al espacio atmosférico {referente para una mayor elaboración del contexto, incluyendo responsabilidades comunes pero diferenciadas, la integridad, la distribución del presupuesto global de carbono basado en la justicia climática, etc.}]
Opción 3: [En la búsqueda del objetivo de la Convención mencionado en su Artículo 2,] [y] [para conseguir a largo plazo el objetivo de temperatura indicado en el Artículo 2 de este Acuerdo,] las Partes pretenden alcanzar [para la fecha X] [lo antes posible] [un pico de emisiones globales de gases de efecto invernadero de por lo menos] [40-70] [70-95] por ciento menor que los niveles de 2010 para 2050] [y cero emisiones de gases de efecto invernadero neto en el periodo 2060-2080] [[teniendo en cuenta que el pico variará en los diferentes países y en algunos costará más tiempo llevarlo a cabo] [[y] teniendo en cuenta que el desarrollo social y económico y la erradicación de la pobreza son lo primero y anteponiendo las prioridades de las Partes de los países en desarrollo]] [[en la búsqueda de [la descarbonización de la economía global en el transcurso de este siglo] [transformación global baja en carbono] [transformación global de bajas emisiones]] [en el reparto del presupuesto restante para emisiones globales]].