Ragnar levantó la alfombra
La FIFA ha obligado al Olympique de Lyon a abonar a Sara Bjork el sueldo que dejó de pagarle durante su embarazo. El sindicato FIFPRO analiza el largo camino que debe recorrerse aún para integrar la maternidad en el fútbol de forma real.
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Ragnar nació en noviembre de 2021. Tras nueve meses de embarazo, Sara Bjork Gunnarsdottir veía por primera vez la cara de su hijo Ragnar. También miles de aficionados de todo el mundo, gracias a la foto que publicó en sus redes sociales, con la correspondiente felicitación a la madre, el Olympique de Lyon. En los meses posteriores tampoco faltaron las imágenes, las entrevistas, sobre la reincorporación de la islandesa a los entrenamientos, su primer partido tras el parto, la conquista de la Champions League… La maternidad, poco menos que un tabú en el deporte de elite –aunque Islandia supone una llamativa excepción–, no sólo se integraba, sino que incluso se celebraba en el fútbol.
Pero, por lo visto, bajo la suntuosa alfombra persa del campeón europeo también se acumulaba el polvo. Sara Bjork ha tenido que recurrir a la FIFA para conseguir que el Olympique le abone el sueldo que dejó de pagarle durante su embarazo. Unos 80.000 euros, que suponen la primera sentencia del organismo internacional en base al Reglamento de Maternidad que, recogido en el Reglamento sobre el Estatuto de Transferencia de Jugadores, aprobó la FIFA en diciembre de 2020 y entró en vigor el 1 de enero de 2021, once meses antes del nacimiento de Ragnar. Según ese Reglamento, Sara Bjork debería haber percibido durante su embarazo, como mínimo, dos terceras partes de su salario. Pero el club apenas le ingresó el sueldo correspondiente a dos meses, escudándose en la legislación francesa.
Ha sido la propia centrocampista islandesa, que milita ahora en la Juventus tras dejar Lyon el pasado verano, la que ha contado en primera persona su experiencia en un artículo publicado en The Players Tribune con el título «Qué pasó cuando me quedé embarazada» y en el que no sólo denuncia los impagos del club, sino también el comportamiento de varios de sus responsables durante y después de su embarazo.
Bjork cuenta cómo sólo el médico y los fisioterapeutas del equipo estuvieron al tanto de su estado en un principio, su temor a compartir la noticia con una plantilla donde no había ninguna madre, la alegría con la que se recibió y su marcha a Islandia, que afrontó ilusionada, ya que quería vivir allí la recta final de su embarazo y dar a luz en su país, y que realizó de forma consensuada con el club, que le facilitó un plan de trabajo específico y dio por buena la intención de Bjork de regresar tras su baja por maternidad para cumplir su contrato.
Todo parecía marchar sobre ruedas. Hasta que los cheques dejaron de llegar. La futbolista y su agente se pusieron en contacto con el Olympique y el club francés se aferró a la legislación francesa para justificar el tijeretazo. Bjork recordó haber leído la aprobación de la normativa sobre embarazo de FIFA y, pese a que, según explica en el artículo, desde el Olympique se le dijo que «no tenía futuro en Lyon» si seguía adelante con el caso, se puso en contacto con el sindicato FIFPRO y el organismo internacional acabó dándole la razón y obligando al club francés a pagarle todo el dinero adeudado.
La económica no es, sin embargo, la única reclamación de la internacional islandesa, que denuncia haberse sentido abandonada por su equipo durante el tiempo que permaneció en Islandia: «Nadie se preocupó de cómo iba mi embarazo, si seguía el plan de entrenamiento...». Tampoco a su regreso a Lyon, dos meses después de dar a luz, encontró lo que le habría gustado. «Si tengo que ser honesta –explica–, una parte de mí quería llegar al club y decir a todo el mundo lo enfadada que estaba por cómo se habían portado. Pero me dije a mí misma que volvería y daría el 110%. Era como “eh tíos, vais a ver que en forma voy a estar, cómo voy a estar de lista para jugar”. Pero no fue como había planeado».
«Siempre me hicieron sentir como si haber tenido un hijo fuera algo negativo», censura la jugadora, que asegura que se le dijo que no llevara al bebé a los viajes porque «podía perturbar a mis compañeras si lloraba», algo a lo que no accedió, que Jean Michel Aulas ni siquiera le felicitó cuando se vieron tras su regreso y que se le trató, en general, «de forma diferente». «Todo me hizo ver que, efectivamente, tenían razón. Como madre, no tenía nigún futuro en aquel club; iban a hacerlo imposible».
Así que hizo las maletas, se marchó a Turín y, aunque sabe que «esta historia puede molestar a gente poderosa del fútbol», ahora se ha visto en la obligación de «contar la verdad». Para que las futbolistas sepan que «todas las jugadoras que quieren tener un hijo durante su carrera tienen una garantía sobre su seguridad financiera», para «estar segura de que nadie más tiene que pasar por lo que pasé yo» y para que el Olympique «sepa que esto no es lo correcto. Y que esto no es “just business”. “Esto” son mis derechos como trabajadora, como mujer y como ser humano», reivindica.
Condenas y respuestas
Las reacciones al artículo publicado por Bjork han sido numerosas. Incluyendo las de jugadoras y exfutbolistas que han querido mostrar su apoyo a la jugadora y condenar la actuación del Olympique. «Esto es totalmente vergonzoso. Os encanta hablar de lo mucho que apoyáis a las mujeres pero no basta con decirlo. Os ruego que seais el club que SIEMPRE apoya a las mujeres, no el club que lo hizo una vez», escribía en Twitter Megan Rapinoe, exjugadora del club francés y ahora estandarte del OL Reing, su franquicia en la NWSL.
This is utterly disgraceful from @OL @OLfeminin The culture at OL in France has a LONG way to go. Y’all love to talk about how much you support women, but this math is not mathing. I implore you to be the club that is ALWAYS supporting women, not the club that once did. https://t.co/7lBbPJNo87
— Megan Rapinoe (@mPinoe) January 18, 2023
«Nadie debería pasar por esto. Gracias por compartir tu historia con el mundo, Sara», decía Pernille Harder, que fuera compañera de Bjork en el Wolfsburgo. La canadiense Janine Beckie lo catalogaba como «terriblemente triste e increíblemente exasperante. Ninguna futbolista, ninguna futura madre, ninguna madre debería tener que vivir esto. Como alguien que quiere tener hijos durante su carrera, me enferma pensar que esto podría llegar a pasar. Estamos contigo».

También ha respondido el Olympique, recordando que «siempre ha sido pionero en el fútbol femenino» y asegurando que «hemos puesto todo de nuestra parte para acompañar a Sara Bjork durante su maternidad», como «lo hemos hecho después con Amel Majri», que precisamente esta semana ha vuelto a jugar tras ser madre.
Lo cierto es que, al menos en el aspecto económico, la FIFA ha dado la razón a Bjork. El Olympique asegura que está «muy satisfecho» de que el organismo internacional haya «ofrecido por primera vez un marco jurídico a las jugadoras que quieren ser madres durante su carrera» pero argumenta que en este caso «ha respetado la legislación francesa», asegura que «la FIFA nos reprocha no haber ofrecido a Sara Björk Gunnarsdóttir otro trabajo durante su baja, cuando la ley nos prohíbe hacerlo en Francia y la jugadora nos había pedido expresamente poder volver a vivir en Islandia» e insiste en que su relación acabó «por razones puramente deportivas».
La entrenadora del Olympique Sonia Bompastor ha desmentido, por su parte, algunas de las acusaciones vertidas por Bjork, asegurando que el cuerpo técnico estuvo en contacto con la futbolista durante todo su embarazo, tanto a través del preparador físico Romain Segui para los aspectos referentes a su estado físico y el plan de trabajo que debía seguir, como de la segunda entrenadora Camile Abily, «que habló con ella varias veces para saber cómo se encontraba, cómo iba el embarazo y el bebé, algo que también nos interesaba como madres que somos, y también para ir preparando de la mejor manera su regreso al equipo».
Asegura, además, que las conversaciones y propuestas a Bjork se han repetido después con Majri. En ambos casos «queríamos tener en cuenta que eran madres además de deportistas». Sí reconoce la entrenadora, madre de cuatro hijos, que «es posible que no todo fuese perfecto porque la situación era nueva dentro del club. Y por eso mismo se apoyaron mucho en la sensibilidad de Camille Abily y mía, quisieron escucharnos. Y de la misma manera, nuestro diálogo fue permanente con Sara desde su regreso, porque era una situación nueva y había que desarrollar una forma de trabajar, no era algo rígido sino que escuchábamos para adaptarlo; queríamos que se sintiera lo mejor posible como madre porque eso le ayudaría en el plano deportivo».
Asegura, por último, que la decisión de no renovar a la centrocampista fue exclusivamente suya. «Lo decidí yo. Tenía mucha competencia en el centro del campo y jugadoras que respondían mejor a lo que yo quería para el puesto. Su perfil y su rendimiento no se correspondían a lo que yo necesitaba y a mi idea de juego», zanjó.
Una normativa por desarrollar
Con sus claroscuros, el caso de Bjork ha mostrado la difícil, casi imposible, conciliación de la maternidad y el fútbol, incluso tratándose de clubes y ligas de máximo nivel. Algo que ni siquiera la todavía nueva reglamentación de la FIFA ha conseguido solucionar y eso que, como explica la asesora jurídica de FIFPRO Alexandra Gómez Bruinewoud, se queda muy corta.
Explica Gómez en un artículo publicado por el sindicato internacional que las disposiciones de la FIFA en cuestión de maternidad, que sólo establecen un mínimo –si la legislación local es más favorable a las jugadoras, debe aplicarse– , «tienen carácter obligatorio», muchas federaciones «todavía no han implementado este reglamento», pese a que «deberían haberlo integrado en sus propios reglamentos nacionales».
Esto provoca, en muchos casos, el desconocimiento de la norma por parte de los clubes. «En ocasiones no lo aplican por mala fe pero en muchas ocasiones se debe a la falta de conocimiento de su existencia, y de que son obligatorios también a nivel nacional. La otra razón es que la FIFA, por el momento, no está imponiendo sanciones a aquellas federaciones que no cumplen con ello», explica la asesora jurídica de FIFPRO. En cualquier caso, las futbolistas pueden acudir a cualquier sindicato para llevar su caso a FIFA, como hizo Bjork.
El final de ese camino debería ser el mismo que ha alcanzado la islandesa, recuperando el dinero que le adeudaba el Olympique. Pero como reclama la propia centrocampista, la maternidad necesita una protección mayor a todos los niveles. «La maternidad no finaliza cuando nace el bebé. Hay tantas cosas que deberían tenerse en cuenta, como una niñera, ayuda para los viajes de larga distancia o permiso para dar el pecho confortablemente. Incluso, comprobar cómo es equilibrar la maternidad con una carrera en el primer nivel del fútbol, y el entrenamiento específico que se requiere y que pocas profesionales del fútbol reciben», explica.
Gómez Bruinewoud coincide en que el reglamento actual «es únicamente un punto de partida. Aunque la prioridad máxima es materalizar lo que ya se ha legislado –como demuestra el caso de la propia Bjork–, hay mucho más que hacer». Se refiere, por ejemplo, a la «protección contractual durante 180 días tras el nacimiento del bebé», «muy necesario» en el fútbol femenino, en el que la duración media de los contratos es de sólo un año. «Por consiguiente, si no añadimos una prolongación del contrato, tenemos un bonito reglamento que apenas se aplica en la práctica», lamenta.
En FIFPRO creen, además, que deben «regularse también la adopción y la inseminación artificial porque, obviamente, todos los padres deben ser protegidos» y consideran «fundamental un permiso para el progenitor no gestante», así como una «mayor reglamentación del periodo postparto. ¿Qué protecciones debemos dar a las futbolistas una vez que retornan al juego, después de haber tenido a sus hijos? Hay muchas cosas que deben considerarse; los viajes con el bebé, el apoyo en las instalaciones del club con guardería o niñeras...Y también debemos seguir regulando el apoyo en entrenamiento especializado durante el embarazo y tras el parto».