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Un estudio pone cifras al aumento de intensidad y del juego de aire en el Manomanista

El trabajo de José María Echeverria en base a las finales entre 1992 y 2020 que el número de pelotazos por minuto ha ascendido de 17,7 a 26,8 y que los golpeos de aire han aumentado del 9,7% al 39,1%.

Jaka, durante la final de Manomanista de 2020. (Aritz LOIOLA | FOKU)

Que la forma de afrontar los partidos del Manomanista ha evolucionado horrores, con un juego cada vez más agresivo y con mayor protagonismo del juego de aire sobre el clásico golpeo a bote es una obviedad que no escapa a ningún aficionado, pero el estudio de José María Echeverria que ha presentado en Iruñea viene a poner cifras a esas sensaciones compartidas por todos los pelotazales.

En su "Análisis cuantitativo y cualitativo de Mano Individual en pelota vasca en finales profesionales desde 1992 hasta 2020", este profesor del Máster de Alto Rendimiento Deportivo del Comité Olímpico español ha analizado 29 finales de primera, llegando a cifrar en un 30% el aumento del golpeo de aire en la final en la que Jaka se caló su primera txapela con respecto a la segunda y última de Ladis Galarza ante Julián Retegi. Si en esa primera final de referencia el número de pelotazos de aire suponía el 9,7% del total, en la de 2.020 se alcanza el 39,1%. También se observa un aumento progresivo en la utilización del gancho y el sotamano.

En sus conclusiones, este estudio, que arranca con una final disputada en un frontón con sus paredes blancas y el humo de los puros y concluye con otra disputada en un desierto Bizkaia por causa de la pandemia, Echeverria apunta que «para poder tener una referencia del ritmo de juego, se estableció el número de golpeos intercambiados por ambos jugadores en un minuto, observando que ha ido incrementando a lo largo de los años, desde 17,7 en 1.992 hasta 26,8 en 2.020.

Estabilidad en el tiempo de juego

Lógicamente, en este mismo periodo, el incremento de pelotazos al aire ha ido incrementado, pasando del 9,7% del total en todas las acciones en 1992 al 39,1% en 2.020. Donde ha habido una mayor estabilidad ha sido en el tiempo real de juego, que se ha mantenido bastante estable entren los 20:55 de máximo y 7:55 de mínimo. Eso sí, Echeverria entiende importante destacar que el porcentaje de tiempo real fue mayor los primeros cuatro años analizados y posteriormente se ha mantenido de forma ondulante sin grandes variaciones entre el 18,4% y el 27% del tiempo total entre el año 2000 y el 2020.

La proporción media del tiempo real de juego y el de pausa es de 22,8% frente a 77,2% del tiempo empleado. Es decir, que el tiempo de pausa en los partidos puede ser hasta tres veces mayor que el tiempo de juego real.

También se incide en la forma en la que se consiguen los tantos y el saque es la jugada más efectiva, seguida por la dejada y el "buruzgain". En cuanto a los errores, el bajo chapa es el más común, seguido por el arriba en el frontis y la contracancha.

En su estudio, Echeverria reconoce que este trabajo tiene algunas limitaciones. No se han podido analizar los encuentros realizados en los años 1994 y 1998 debido a la falta de publicación en video de los mismos. Además, en el año 1999 no hubo final debido a un desacuerdo entre las empresas encargadas de su celebración.

Es importante también destacar que existen otros elementos importantes del juego que no se han medido en este estudio, como son los desplazamientos en la cancha, el análisis de los golpeos y las situaciones de cada jugador en ataque, defensa o transición. Además, debido a las limitaciones de las tomas de televisión, es posible que haya dificultad en discernir algunas acciones realizadas al aire, ya que no siempre hay suficiente claridad o proximidad en las imágenes.