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La muerte no da explicaciones

‘SAI: DISASTER’
Japón, 2025. 128 minutos. Dirección: Yutaro Seki, Kentaro Hirase. Guion: Yutaro Seki, Kentaro Hirase. Intérpretes: Teruyuki Kagawa, Anne Nakamura, Kaito Miyachika, Pistol Takehara.

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Sin pudor, unas cartelas en rojo profundo estallan y rompen las imágenes al inicio del film de Yutaro Seki y Kentaro Hirase. Pero nada motiva estos cortes: ‘SAI’, de hecho, observa el devenir de sus seis protagonistas desde el hieratismo absoluto, en un relato que coarta toda punta de argumento, todo indicio de suspense, en fragmentos brevísimos de índole casi documental. Sólo miramos a la nada, una nada que ni siquiera ha desarrollado unos códigos propios cuando es cercenada otra vez, y otra, por hirientes pantallazos en rojo. Una música inquietante va entrando en escena, pero las pocas tragedias que sí atestiguamos ocurren bajo las melodías dulces de una guitarra. El montaje se convierte, por lo tanto, en un agente impermeable y dudoso: habremos de confiar sólo en las imágenes mismas como acceso significativo al mundo.

Y así, una película perfectamente cerebral (empaquetada sobre unas reglas de sobras conocidas y entre dos cambios de 250 yenes) se convierte en un hervidero de miedos sin nombre. Habilísimos, Seki y Hirase inflaman unos paisajes humanos, contaminados por la violencia cíclica y explosiva que va percutiendo a lo largo de la película: como en la ‘Elephant’ de Alan Clarke (1989), una sucesión de asesinatos parecidos y sin motivo, o como en ‘It Follows’, donde el mal es lo bastante visible para anular cualquier posibilidad de jumpscare, en ‘SAI’ el plano pronto se convierte en espacio de búsqueda recelosa… También desconfiada de la buena suerte: era en ‘Paranoia Agent’ de Satoshi Kon que aprendimos cómo la desgracia llega en hachazos muy relativos. Buscamos patrones, así como el rostro de Teruyuki Kagawa; de una fealdad rara pero no siempre evidente, eso sí, que invoca los peores demonios de nuestra xenofobia.