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El «mundo patas arriba» de Baselitz reabre el edificio de 1970 del Bellas Artes de Bilbo

«Un mundo patas arriba» es lo que muestra el alemán Georg Baselitz en el medio centenar de obras que se podrán ver a partir de este miércoles en la reapertura del edificio de 1970 del Bellas Artes de Bilbo, antesala de la inauguración de la ampliación del museo diseñada por Foster y Uriarte.

Miguel Zugaza, director del museo, en la presentación. (Oskar Matxin Edesa)

Una gran exposición de los últimos diez años de vida del pintor alemán Georg Baselitz, con medio centenar de obras de gran formato, sirve como elemento tractor a la reapertura al público este próximo miércoles del rehabilitado edificio de 1970 del Bellas Artes de Bilbo. A partir de ese día, cerrará la parte más antigua del museo para acometer trabajos por el proyecto de ampliación ideado por Norman Foster y Luis María Uriarte, que finalizará en el solsticio de verano próximo, el 24 de junio de 2026.

Además de la muestra de las 49 obras realizadas a lo largo de la última década por uno de los artistas más destacados de la segunda mitad del siglo XX, el traslado de la actividad del museo al diseñado por Álvaro Líbano y Ricardo Beascoa, que fue la primera ampliación de la pinacoteca para disponer de espacio específico para el arte contemporáneo, ofrece la oportunidad de revisar medio siglo del mismo en su porche en la muestra ‘Ataria (bat)’.

Su director, Miguel Zugaza, ha confesado que está «conmovido» por la reapertura y «por volver a mostrar el arte en este edificio de exposiciones con artistas que cruzan sus biografías con la historia del propio museo y su permanente anhelo de contemporaneidad».

Es en la primera planta donde se exponen el medio centenar de pinturas de Baselitz, que ha seleccionado el historiador británico Norman Rosenthal en distintas colecciones privadas. El comisario ha incidido en que la obra del artista nacido en Deutschabaselitz, en Sajonia, en 1938, reconoce e incorpora numerosos referencias plásticas que no solo proceden del arte contemporáneo –Frida Kahlo o Marcel Duchamp, entre otros– sino también de artistas del Renacimiento italiano o alemán, el Romanticismo alemán o del llamado arte primitivo africano. «Los grandes artistas se sostienen en los del pasado», ha destacado.

Con ellos, apunta Rosenthal, comparte la orientación temática de su obra y el uso de técnicas tradicionales, como la pintura al óleo o tempera sobre lienzo, la acuarela y la tinta sobre papel, el grabado o, ya en la década de los ochenta, la escultura en madera.

«Un mundo patas arriba»

Una de las características de los trabajos de Baselitz, sin duda la principal desde finales de los años 60, es la idea de poner la imagen al revés, de «un mundo patas arriba, en infinitas variaciones que establecen un auténtico diálogo entre épocas históricas y, sobre todo –como destaca Rosenthal– con los maestros del expresionismo alemán, esos que en la primera infancia del pintor recibieron el descalificativo de ‘degenerados’: Ernst Ludwig Kirchner, Emil Nolde y Otto Dix, sin olvidar al gran artista noruego Edvard Munch».

El historiador ha hecho hincapié en la fuerza de la obra «al revés» y la ha comparado con el estado del mundo actual. «Si miramos a Palestina, Ucrania, Estados Unidos o incluso Reino Unido, están patas arriba y aprendemos a vivir con ello, como hizo Baselitz», ha comentado.

Los imponentes lienzos –algunos llegan a medir más de cuatro metros de alto– abordan las obsesiones temáticas de Baselitz en imágenes extraordinarias impregnadas por la persistencia de la conciencia del propio cuerpo y la autobiografía, y de la historia del arte. Figuras, cabezas, manos, piernas, medias de nylon y águilas que condensan una nueva expresividad y la genial lucidez de la producción más reciente del pintor alemán.

Una pintura de 2024 muestra una representación monumental (300 x 450 centímetros) de un águila, símbolo de la fuerza vital presente en la heráldica alemana que ya había utilizado en los años setenta, Boca abajo, con medias y sobre un límpido fondo azul, recibe el irónico título ‘Ich kann kein Sex ’ [No puedo tener sexo]. «Una vez más –resaltan los expertos– Baselitz vuelve sobre sus pasos para reafirmarse en la vida, ya sin drama».

Una muestra por episodios

Antes de acceder a ‘Georg Baselitz. Pinturas 2014-2025. Algo en todo’, el visitante se encontrará en el atrio con la exposición ‘Ataria (bat)’, que recupera obras y proyectos artísticos fechados en su mayoría entre 1973 y 2023 en la capital vizcaina y el museo como trasfondo. Se desarrollará en episodios sucesivos que, a lo largo de los próximos meses y hasta junio de 2025, irán señalando la apertura de los espacios tanto reformados como de nueva planta, del museo.

Esta primera entrega reúne pinturas, esculturas, fotografías, vídeos y obras sonoras, pero también otros ejemplos como libros, carteles o portadas de discos, que reflejan la memoria cultural de la ciudad y el museo en diferentes momentos de su historia y a través de diversas prácticas artísticas.

Entre ellos, destaca ‘Vista de Bilbao’, un cuadro datado en torno a 1700, de autor desconocido, encargado por un comerciante británico con residencia en la villa. Adquirido recientemente en Londres, este lienzo de grandes dimensiones constituye la imagen pictórica más antigua del Botxo conocida hasta la fecha y se expone ahora al público por primera vez.

También se pueden ver los poemas del libro ‘Harri eta Herri’ (1964) de Gabriel Aresti; las ilustraciones de Juan Carlos Eguilor para el disco ‘Hautsi da anphora (1980) de Ruper Ordorika, con poemas de Bernardo Atxaga; el cartel de 1968 atribuido a Nestor Basterretxea para el colectivo Ez Dok Amairu o la gran instalación pictórica ‘Euskadi’ (1979) de Agustín Ibarrola, que representan esa reivindicación de la cultura vasca.