El sorteo del Mundial 2026, al gusto de Trump
El presidente de EEUU ha evidenciado un gran interés en la organización de la cita mundialista, cuyo sorteo se celebra este viernes, y la máxima autoridad de la FIFA, Gianni Infantino, no parece dispuesto a poner límites a su intervencionismo. No lo hizo en Rusia y Qatar, y no lo hará ahora.
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El sorteo del Mundial siempre es momento para suspicacias y teorías de la conspiración. El propio Platini reconoció que el de la edición de 1998 estuvo preparado para que Francia y Brasil no se encontraran hasta la final y la FIFA ya ha confirmado que ocurrirá lo mismo en esta edición con Argentina y España. Pero todo adquiere una dimensión diferente cuando el torneo se va a organizar en Estados Unidos, México y Canadá, el presidente Trump ha evidenciado un gran interés en su organización y la máxima autoridad de la FIFA, Gianni Infantino, no parece dispuesto a poner límites a su intervencionismo. No lo hizo en Rusia y Qatar, y no lo hará en esta ocasión.
En principio, estaba previsto que el sorteo se celebrara en la ciudad de Las Vegas, pero cuando negociaba con varios recintos, la FIFA cambió de opinión y decidió organizarlo en la capital de los Estados Unidos. Lo hizo después de que su Gobierno les cediera el Centro John F. Kennedy, un centro cultural propiedad del gobierno federal abierto en 1971 como memorial a quien fuera presidente del país y del que, el pasado febrero, Trump despidió a su junta directiva para asumir él mismo la presidencia.
Por el momento, acogerá este viernes a las 18.00 hora de Euskal Herria la ceremonia de sorteo del Mundial, en la que se entregará también el "Premio FIFA de la paz–El fútbol une al mundo". Un galardón que nace con la pretensión de ser anual y que Infantino explicó que reconocería a «quienes trabajan arduamente para poner fin a los conflictos y unir a las personas en un espíritu de paz». Salvo sorpresa mayúscula, en su primera edición el galardonado será Donald Trump y será el propio Infantino quien le haga entrega del premio.
De este modo, el presidente de Estados Unidos eclipsará a los otros dos jefes de Estado anfitriones del torneo y que estarán presentes también en el sorteo: la presidenta de México, Claudia Sheinbaum y el primer ministro de Canadá, Mark Carney. Después de casi un año en el cargo y a siete meses del inicio del Mundial, será también la primera ocasión para que el presidente de Estados Unidos se encuentre con la presidenta de México.
Muy diferente será la delegación que enviará la federación iraní, cuya selección está clasificada para el torneo, pero que, ante el rechazo del visado para algunos de sus miembros, inicialmente decidió no enviar representación y finalmente viajará únicamente con el seleccionador nacional como representante. También han tenido dificultades para asistir los representantes de Haití, país que está entre los 12 cuyos ciudadanos tienen prohibida la entrada en Estados Unidos, después de la orden implementada por su presidente el pasado mes de junio.
No es la primera vez que algún miembro de la FIFA se encuentra con problemas por las políticas de Trump respecto a la entrada de visitantes al país. Ya antes de ser elegida como sede para el Mundial, la FIFA se vio obligada a dar garantías de que todos los equipos participantes tendrían asegurado el acceso. «Es obvio que, en lo que se refiere a un torneo de la FIFA, cualquier equipo, igual que sus seguidores y los directivos de cualquier selección, deben tener acceso al país. De lo contrario no hay Mundial», dijo entonces Infantino.
El pasado septiembre, el presidente de la FIFA visitó a la selección de Irán con ocasión de la final de la Copa de Naciones CAFA y les aseguró que haría todo lo posible para solucionar sus problemas con los visados de cara al Mundial. Sin embargo, uno de los visados que han sido rechazados para poder asistir al sorteo es el de Mehdi Taj, presidente de la federación iraní, vicepresidente de la Confederación Asiática de Fútbol y miembro de la FIFA.
El anfitrión incómodo
Infantino quiso ampliar la participación en el Mundial a 48 selecciones y el formato se estrenará en la edición del año que viene. Esto ha permitido la clasificación de selecciones como Cabo Verde, Uzbekistán o Curazao y aumentará la demanda de visados por parte de aficionados, pero está por ver si encajará con las políticas del actual gobierno. Para los Mundiales de Rusia y Qatar, la FIFA implementó el sistema que se conoció como FIFA ID, que permitía la entrada en el país sin necesidad de un visado. El gobierno de Estados Unidos ya avisó de que no aceptaría este sistema y que la obtención de un visado estaría sujeta a criterios de «seguridad nacional».
El pasado 17 de noviembre, Infantino y Trump anunciaban en la Casa Blanca la implementación del FIFA PASS, que permite acelerar los trámites para obtener un visado. Infantino se aventuraba a decir que sería «el Mundial más grande e inclusivo de la historia». Mientras el secretario de Estado, Marco Rubio, recordaba que «tener una entrada para un partido no significa tener un visado».
La FIFA siempre ha puesto el Mundial al servicio de los intereses del país organizador y está acostumbrada a lidiar con los caprichos de sus líderes políticos, pero, más de una vez, estos han terminado resultando bastante molestos. En 1934, Jules Rimet aguantó los caprichos de Benito Mussolini en el Mundial organizado en Italia, incluida la entrega al campeón de un trofeo llamado Copa del Duce. Rimet tomó nota y por las dudas, para la siguiente edición se aseguró de que la candidatura de Francia fuera elegida sobre la Alemania de Hitler.