Erasmus, último y palpable paso del Reino Unido para recuperar lo perdido con el Brexit
Cuando el Reino Unido abandonó oficialmente la Unión Europea en enero de 2020, el Brexit se presentó como una ruptura clara y definitiva con Bruselas. Sin embargo, cinco años después, la realidad es más matizada. Sin volver a formar parte de la UE, Londres ha ido reconstruyendo poco a poco una red de acuerdos con Europa que, en la práctica, recuperan parte de lo perdido. El reciente regreso al programa Erasmus+ se ha convertido en el símbolo más reciente y quizá más palpable de este acercamiento gradual.
El marco general de la relación entre ambas partes sigue siendo el Acuerdo de Comercio y Cooperación, en vigor desde 2021. Este tratado evitó un escenario de ruptura total, garantizando el comercio sin aranceles ni cuotas para bienes, además de establecer bases para la cooperación en transporte, pesca o justicia. Aun así, el acuerdo dejó fuera elementos clave del periodo de pertenencia a la UE, como la libre circulación de personas o el acceso pleno al mercado único, lo que generó fricciones económicas y políticas desde el primer momento.
Con el paso del tiempo, y ante los costes prácticos del distanciamiento, el Reino Unido y la UE han optado por una relación más pragmática. Uno de los avances más relevantes se produjo en el ámbito científico. Tras años de incertidumbre, el Reino Unido recuperó su participación en Horizon Europe, el gran programa europeo de investigación e innovación. Universidades y centros británicos volvieron así a liderar y participar en proyectos financiados con fondos europeos, algo esencial para un país que se define como potencia científica.
El giro más simbólico ha llegado, no obstante, en el terreno educativo y cultural. Tras abandonar Erasmus+ con el Brexit y crear un programa nacional alternativo, el Gobierno británico ha acordado su regreso al Erasmus a partir de 2027. Esto permitirá de nuevo a estudiantes, profesores y jóvenes británicos estudiar, formarse o realizar prácticas en países de la UE, y viceversa. Más allá del impacto académico, Erasmus representa una idea de Europa basada en el intercambio y la movilidad, precisamente uno de los aspectos más criticados tras la salida de la UE.
Defensa y seguridad
A este acercamiento se suma el llamado «reset» de la relación bilateral acordado en 2025. En él destacan nuevos compromisos en defensa y seguridad, con cooperación en inteligencia y respuesta a amenazas comunes, en un contexto internacional marcado por la guerra en Ucrania y la inestabilidad geopolítica. También se han suavizado algunas barreras al comercio, especialmente en productos agrícolas y alimentarios, reduciendo controles que afectaban a exportadores y consumidores. En paralelo, se han introducido medidas para facilitar los viajes, como un mayor acceso de ciudadanos británicos a controles automatizados en aeropuertos europeos y esquemas de movilidad juvenil.
Otro punto sensible ha sido Gibraltar, donde se han alcanzado acuerdos para garantizar la fluidez en la frontera con el Estado español y evitar un impacto negativo en la vida cotidiana de miles de trabajadores y residentes.
Pese a estos avances, el Reino Unido sigue fuera de la UE, de la unión aduanera y del mercado único. No se ha recuperado la libertad de movimiento ni la capacidad de influir directamente en la toma de decisiones europeas. Sin embargo, el regreso a Erasmus+ muestra que el Brexit no fue un punto final, sino el inicio de una renegociación constante de la relación con Europa.