SEP. 01 2024 IRUDITAN ¿Salvemos las ballenas? (David McNew / Getty Images) Jone Buruzko Esta fotografía realizada desde el aire muestra la cruda realidad de la muerte de esas especies animales que además están en peligro de extinción. El cuerpo deteriorado de una ballena gris de California (Eschrichtius robustus) yace varado en una playa cercana a Bolsa Chica State Beach, un lugar habitual para practicar la pesca de corvina, perca, cabezón y tiburón de arena. Allí, este tipo de ballenas grises, que alguna vez fueron cazadas casi hasta su extinción, migran hacia el sur desde lugares tan al norte como Alaska. Lo hacen de diciembre a febrero para dar a luz en grandes lagunas en el centro y sur de Baja California, México, y luego regresan hacia el norte con sus nuevas crías de marzo a mayo. Esta ballena no lo podrá hacer. Tiene cortes que podrían haber sido causados por la hélice de un barco al entrar o salir de los puertos de Long Beach y Los Ángeles, antes o después de su muerte. Son evidentes dos grandes marcas de mordeduras, quizás por las fauces de un tiburón blanco, y además tiene signos de depredación por parte de animales más pequeños. Estas ballenas de enorme boca, que con sus casi 13 metros son de tamaño mediano, están en peligro principalmente por la caza excesiva y por la contaminación de los mares formada por los derrames de petróleo y todos esos plásticos, vidrios y demás materiales contaminantes que se tiran al mar sin reparar en la vida marina. ¿Salvemos las ballenas?