Los presupuestos, entre el rodillo y el diálogo
El debate presupuestario ha pasado este año bastante inadvertido. Ayer, el Parlamento de Gasteiz aprobó las cuentas para 2026 con los votos de PNV y PSE y el rechazo del resto de grupos, que han criticado la ausencia de diálogo por parte de la coalición de Gobierno. De las 1.233 enmiendas presentadas por la oposición, PNV-PSE aprobaron seis, sin ni siquiera negociarlas. En conjunto, los cambios aprobados suman 2 millones de euros, lo que representa 0,01% de un presupuesto que asciende a 16.376 millones. En Nafarroa, la semana pasada, se aprobaron los presupuestos de 2026, por séptimo año consecutivo, gracias al acuerdo alcanzado por el Gobierno que preside María Chivite con EH Bildu. En este caso, a los más de 6.700 millones de gasto hay que añadir varias modificaciones fiscales que rebajan la tributación de las rentas más bajas, tanto por el aumento de las deducciones de los mínimos personales, como por la subida del umbral mínimo para declarar hasta los 17.000 euros. Una rebaja que agradecerán las familias con menos recursos.
Quizás lo más destacable del debate presupuestario sea que en Nafarroa se ha vuelto a alcanzar un acuerdo entre diferentes fuerzas políticas que pone de manifiesto que se va consolidando una política de diálogo y compromisos que, por desgracia, no se observa en Gasteiz. En Lakua funciona el rodillo de la coalición formada por PNV y PSE que, como tienen asegurada la mayoría, ni siquiera se molestan en abordar las propuestas del resto de grupos políticos. Una actitud poco constructiva que va en detrimento del país. Posiblemente, una parte importante de la ciudadanía aceptaría de buen grado un buen número de propuestas presentadas por la oposición, sobre todo, aquellas que buscan reforzar lo público e iban destinadas a fortalecer los derechos de la ciudadanía.
Por otro lado, continúa muy arraigada la costumbre de centrar toda la atención en la aprobación de los presupuestos. Apenas se dedica atención a la rendición de cuentas, a determinar realmente cuánto se ha avanzado en la consecución de los objetivos definidos. Una carencia que urge solventar para fortalecer la democracia en estos tiempos de demagogia.