El salario mínimo debe ser acorde al coste de la vida
Los sindicatos ELA, LAB, Steilas, Hiru y Etxalde anunciaron ayer la convocatoria de una huelga general el 17 de marzo para reclamar un Salario Mínimo Interprofesional (SMI) en Hego Euskal Herria. Se trata de un paso adelante en el esfuerzo por garantizar ingresos dignos al conjunto de los y las trabajadoras de esta parte del país, cuya realidad socioeconómica poco tiene que ver con la del Estado español. Un sueldo base acorde al coste de la vida es una demanda cabal y oportuna que retrata a quienes se niegan a dialogar sobre él.
Una huelga general no es una cosa cualquiera. Por eso es importante darle desde inicio la entidad que tiene, igual que debe subrayarse que no es una convocatoria que cae del cielo ni un capricho sindical de última hora. Las patronales Confebask y CEN se han negado a entablar conversaciones sobre un SMI propio. Como alternativa, los sindicatos pusieron en marcha una Iniciativa Legislativa Popular (ILP) que recabó la nada desdeñable cifra de 138.495 firmas para pedir al Parlamento de Gasteiz que inste a las Cortes españolas a posibilitar un SMI propio. Igual que con el fondo de compensación estatal para las víctimas del amianto, se hizo así porque es al Congreso a quien corresponde posibilitarlo. Sin embargo, PNV, PSE, PP y Vox cerraron la puerta siquiera a debatir la propuesta. En Nafarroa la iniciativa tampoco ha tenido recorrido.
Si el diálogo con la patronal es imposible y la mayoría de partidos del Parlamento se niega a debatir una demanda con un apoyo social sólido, es lógico subir un peldaño y trasladar la lucha a la calle, allí donde se han conquistado la mayoría de los derechos de la clase trabajadora. La alternativa es dar por bueno el statu quo y su inmovilismo, dejando que las desigualdades sigan creciendo y alimenten también aquí el auge autoritario que domina el mundo. Euskal Herria, en su escala, tiene una tradición de lucha y una masa social que posibilitan atajar de raíz esta tendencia y mejorar las condiciones de las trabajadoras más precarias. Un SMI propio es un paso importante para frenar el empobrecimiento de las asalariadas y a favor de una sociedad más igualitaria. Y la huelga general es una herramienta pertinente para lograrlo.